Conflicto en Oriente Próximo

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Palestinos sostienen el cadáver de una persona muerta en un bombardeo israelí

Palestinos sostienen el cadáver de una persona muerta en un bombardeo israelí / Abed Rahim Khatib/dpa

Andrea López-Tomàs

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Después de 111 días de guerra, cada vez es más difícil hallar un lugar seguro en la Franja de Gaza. Este jueves el horror ha alcanzado a una marabunta de civiles que se amontonaban en una fila en la norteña ciudad de Gaza a la espera de "ayuda humanitaria". Al menos 20 personas han muerto y otras 150 han resultado heridas por los disparos del Ejército israelí. "La ocupación israelí cometió una nueva masacre contra miles de bocas hambrientas que esperaban ayuda humanitaria en la rotonda Kuwait, en ciudad de Gaza", ha informado este jueves Ashraf al Qudra, portavoz del Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamás. En el resto de la Franja, ha continuado la ofensiva israelí con intensos combates alrededor de dos hospitales en Jan Yunis y la demolición de cientos de edificios cerca de la valla entre Israel y Gaza. 

El número de muertos podría aumentar, ya que docenas de personas han sufrido graves heridas por los impactos de los tanques y las balas. Las víctimas están siendo tratadas en el hospital Al Shifa, que se ha quedado sin suministros médicos y sólo tiene a unos cuantos facultativos trabajando, ha denunciado Al Qudra. Este centro sanitario fue asediado por las tropas israelíes el pasado mes de noviembre. Además, otro lugar que tampoco demuestra ser seguro son los albergues de refugiados de Naciones Unidas. Este miércoles, los tanques israelíes lanzaron varios proyectiles contra uno de ellos en el sur de Gaza acabando con 12 vidas e hiriendo a 75 personas, según denunció la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). 

Este ataque tuvo lugar en Jan Yunis, uno de los focos de violencia de la actual guerra contra Gaza. Fuentes presentes en el centro más grande de desplazados internos del sur de Gaza, que acoge a 8.000 familias, es decir, a unas 40.000 personas, han denunciado que "están siendo objetivo". Antes de convertirse en punto de encuentro en busca de un lugar seguro para miles de personas, era un centro de entrenamiento. "La gente come sólo una vez al día, porque, aunque la comida está disponible, los precios han enloquecido", denunciaba hace unos días su directora, Rida Thabet, en un testimonio compartido con EL PERIÓDICO por parte de la organización Hands Up Project. "Mis peores momentos son cuando no puedo ayudar a la gente", lamentaba. En medio de los ataques, intenta compartir imágenes de la trágica situación, con heridos por el suelo, hacinados e indiscernibles ante el caos. 

Thomas White, un alto funcionario de UNRWA, ha informado este jueves de que 15 de los heridos del ataque del miércoles se encuentran en "estado crítico", mientras que el Ejército de Israel descartó que sus hombres fueran responsables, y dijo estar investigando los hechos. "Ayer por la tarde, la ONU finalmente logró llegar a las zonas afectadas para tratar a los pacientes heridos, llevar suministros médicos y evacuar a los heridos a Rafah", en la frontera con Egipto, ha continuado White, que ha denunciado el bloqueo de misiones previas para evaluar la situación. También las autoridades militares israelíes han dicho que están investigando las acusaciones de que sus fuerzas abrieron fuego este jueves contra una multitud de palestinos que esperaban ayuda en el norte de la ciudad de Gaza.

Aislada de la ayuda humanitaria

Las tropas y tanques israelíes accedieron a la ciudad de Gaza poco después de que comenzara la invasión terrestre en octubre. Allí, han tenido lugar feroces combates con los luchadores palestinos durante más de dos meses. El Ejército ha anunciado que ha derrotado en gran medida a Hamás en el norte del enclave, aunque aún se enfrenta a ataques mortales, como el ocurrido esta semana en el que 24 soldados israelíes perdieron la vida. Para la población que aún queda en esta zona de la Franja, que se cuenta en decenas de miles, sobrevivir es casi un milagro, ya que el norte de Gaza ha quedado aislado de la ayuda humanitaria. Allí, los niveles de hambruna son incluso más elevados. La guerra entre Israel y Hamás estalló el 7 de octubre tras un ataque del grupo islamista que dejó unos 1.200 muertos. Desde entonces, el Ejército israelí mantiene una fuerte ofensiva por aire, tierra y mar que ya ha dejado más de 25.700 gazatíes muertos (entre ellos más de 10.000 niños) y 63.740 heridos, según el balance del Ministerio de Sanidad del enclave palestino. 

En esta última jornada de ofensiva, el caos se ha apoderado de Jan Yunis. Allí, las fuerzas israelíes han "rodeado" los hospitales Nasser y Al Amal, los dos últimos hospitales que quedan en funcionamiento en la ciudad sureña. Además, las tropas israelíes están destruyendo edificios residenciales, ya que han declarado anteriormente que están a punto de establecer una "zona de amortiguamiento" en la frontera de Gaza con Israel en claro desafío a Estados Unidos. Washington se ha opuesto abiertamente a la creación de esta zona, alegando que no debería haber ningún cambio permanente en el territorio palestino. Su gran socio y aliado vuelve a hacer oídos sordos, mientras que grupos de derechos humanos dicen que la destrucción de hogares y granjas civiles podría constituir crímenes de guerra.