Conflicto en Oriente Próximo

El personal médico de la Cisjordania ocupada, "en primera línea de fuego" del Ejército israelí

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Una imagen del campo de refugiados de Yenín.

Una imagen del campo de refugiados de Yenín. / ANDREA LÓPEZ-TOMÀS

Andrea López-Tomàs

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En la Cisjordania ocupada, la guerra toma otra forma. Ocurre en las puertas de los hospitales, en el interior de las ambulancias, o hasta en las azoteas de los centros médicos. El personal sanitario palestino sufre la impotencia de ver cómo su talento y su formación no sirven para nada mientras los vehículos militares israelíes siguen impidiendo la llegada de los heridos a los hospitales.

Ahmed, enfermero en uno de los centros hospitalarios de Tulkarem, al norte de los territorios ocupados, se ve forzado a proteger su identidad con un nombre falso. No tiene tiempo de responder a la prensa. La urgencia, estos días, es inabarcable. Pero, a diario, reenvía vídeos y fotografías de los ataques del Ejército israelí en su ciudad y el campo de refugiados adyacente de Nur Shams. "Dejadnos trabajar", implora un médico palestino a los soldados israelíes a las puertas de un hospital. "Corre, cerrad la puerta, ¡rápido!", grita otra voz, como si el cristal que les separa pudiera impedir la entrada de los reclutas armados.

Antes, en el mismo vídeos, varios vehículos militares impedían la circulación de las ambulancias y revisaban el interior de la única que había conseguido llegar al centro médico. Para el frustrado personal sanitario, si no quieren ser detenidos, la alternativa que les queda es registrar las agresiones. Los paramédicos observan impotentes cómo los soldados se llevan al herido en la camilla y, minutos después, aún con la sangre corriendo por sus mejillas, lo esposan. Con los fusiles en alto, los soldados les devuelven la camilla vacía. Con cada nuevo día, una nueva selección de vídeos de Ahmed. Esta vez, se ven ambulancias rodeadas por humo de los gases lacrimógenos. Los sanitarios cierran las puertas a cal y canto mientras tosen con fuerza. A la entrada de las urgencias del hospital, otro vídeo con soldados israelíes dentro de una ambulancia comprobando que el herido esté verdaderamente herido.

"Castigo colectivo"

"Todos estos ataques son parte de la política de castigo colectivo que aplica [Israel] en el campo" de refugiados de Nur Shams, explica un Ahmed acelerado en una nota de voz a este diario. Aunque sus palabras hablan de su realidad, se podrían aplicar perfectamente a lo que vive la sociedad palestina a lo largo y ancho de la Cisjordania ocupada. "Como la gente del campo ama la resistencia [palestina armada], nos conocen como la incubadora popular que mantiene la resistencia", añade este enfermero palestino.

Pese a que Tulkarem ya era uno de los lugares más atacados por el Ejército israelí antes del 7 de octubre, la situación desde entonces se ha agravado y la guerra ha salpicado el sistema sanitario. "El personal médico –doctores, enfermeros, paramédicos, conductores de ambulancia– están en la primera línea de fuego", denuncia Katrin Kisswani, representante de Médicos sin Fronteras (MSF) en esta población. 

Esta trabajadora hace de punto de unión entre la organización humanitaria y los trabajadores locales, y también transmite sus mensajes. "No hay ningún respeto por su trabajo", señala. En casi dos décadas trabajando en zonas de conflicto y desastres naturales, Kisswani ha tenido que llegar hasta Tulkarem, un territorio no oficialmente en guerra, para toparse con una rareza. "Es la primera vez que un conductor de ambulancia me pide un chaleco antibalas, Israel los ha convertido en el objetivo y ellos lo saben", señala esta enfermera sueca a EL PERIÓDICO. Desde el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, hace ya más de tres meses, los centros y vehículos médicos han sufrido ataques del Ejército israelí, violando las leyes internacionales que exigen el respeto a estas infraestructuras civiles.

Detenidos y torturados

Una investigación de AJ+, Healthcare Workers Watch y Gaza Medic Voices ha denunciado que, desde el pasado 7 de octubre, 110 trabajadores de la salud palestinos han sido detenidos por fuerzas israelíes. Aquellos que han sido liberados han confesado ser víctimas de torturas, una práctica ilegal de acuerdo a la ley internacional. Aunque la mayoría de testimonios vienen de Gaza, empiezan a surgir voces en los territorios ocupados con la misma historia. "Lo primero que hace el Ejército israelí al iniciar una incursión es ir a la entrada de los hospitales e impedir el acceso de los heridos; todos son sometidos a registros", explica Irene Huertas, coordinadora de MSF en Yenín, la ciudad palestina más afectada y con mayor número de víctimas mortales fuera de Gaza.

"Si hay heridos que son chicos jóvenes, aunque no sean sospechosos y no sean parte de la resistencia, les da mucho miedo coger la ambulancia y llegar al hospital", cuenta Huertas a este diario. Estos chavales no quieren pasar a engrosar la cifra de más de 5.000 palestinos arrestados en los últimos tres meses. "Ahora, cuando hay una incursión que puede durar horas o, incluso, todo un día ni los heridos ni nadie se atreve a llevarlos a los hospitales, porque los primeros que son objetivo del Ejército israelí son los conductores de ambulancias y los paramédicos que van con ellos tienen miedo de llegar al hospital", añade Huertas. En los hospitales palestinos, ha habido asesinatos a tiros, lanzamiento de municiones reales y gases lacrimógenos, médicos obligados a desnudarse y arrodillarse en la calle, según denuncia MSF.

Crímenes de guerra

Atacar hospitales e impedir la ayuda a los heridos pueden constituir crímenes de guerra. Pero, mientras Israel no detiene estas acciones, los palestinos han tenido que buscar alternativas para salvar sus vidas. Por eso, en las callejuelas de los campos de refugiados, se han instalado puntos de estabilización donde recibir ayuda médica vital y organizaciones como Médicos sin Fronteras están formando a la población con conocimientos básicos. "Así, pueden aprender a estabilizar a los heridos hasta que termina la incursión y pueden ir al hospital", cuenta Huertas. Muchos de estos puntos han sido atacados varias veces por aviones no tripulados israelíes o destruidos y vandalizados por las tropas terrestres. Después, se ha impedido cualquier esfuerzo por reconstruirlos

Como el sistema sanitario palestino está muy avanzado, estas oenegés se dedican simplemente a dar apoyo a sus colegas locales pero son conscientes de que la situación actual las obliga a balancearse sobre la cuerda floja. "Nosotros podríamos recibir una carta para evacuar en cualquier momento, estamos en mayor riesgo que antes", denuncia Huertas, rememorando las órdenes de evacuación que han recibido casi todos los hospitales en Gaza. "Cuando las ambulancias son objetivo nuestro trabajo médico se pone más en riesgo", concluye. La ofensiva contra los hospitales que ha lanzado Israel a lo largo y ancho de toda Palestina es, en definitiva, una ofensiva contra la vida.

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