PROYECTO URBANÍSTICO

La urbanización de Cosme Toda mantiene en vilo al barrio de Sant Josep de L'Hospitalet

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Anna Rocasalva

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Las tareas de perforación del subsuelo de la manzana de Cosme Toda de L’Hospitalet de Llobregat se vieron paralizadas la semana pasada debido al hallazgo de una serie de depósitos y galerías subterráneas que conectaban las antiguas fábricas de Cosme Toda, Can Llopis y Can Batllori, construidas a finales del siglo XIX y dedicadas a la industria cerámica.

El descubrimiento dio la razón a las plataformas vecinales y a los historiadores locales que sospechaban de la existencia de dichos túneles fuera de los sótanos de las fábricas, y que están en pie de guerra desde que, el pasado 5 de diciembre, empezaron las obras de urbanización de la vieja zona fabril para convertir el espacio en un gran complejo, que albergará cerca de unas 900 nuevas viviendascon un espacio libre 15.000 metros cuadrados , y que contempla la rehabilitación de los tres edificios patrimoniales en equipamientos públicos, aunque "su uso específico no está todavía sobre la mesa", según apuntan fuentes municipales.

La polémica no es nueva. Este conflicto entre patrimonio y la necesidad de dar más servicios públicos en un barrio saturado como el de Sant Josep es otro de los muchos más episodios que llevan sucediéndose en L'Hospitalet en los últimos años, como en el caso del Castell de Bellvís, el recinto de Can Trinxet, o la conservación de una de las últimas zonas agrícolas de la ciudad, en el entorno de Cal Trabal, entre otros.

Sin embargo, mientras el Ayuntamiento defiende que la urbe tiene una necesidad urgente de ampliación y renovación del parque de vivienda, algunos vecinos, plataformas e historiadores consideran que se debe implementar un nuevo modelo urbanístico “que preserve la identidad de los barrios -respetando su historia y patrimonio-, que tenga en cuenta las necesidades urgentes de la ciudadanía en materia de equipamientos y servicios públicos, y que evite la especulación con la vivienda y la gentrificación”.

Un arqueólogo para supervisar las obras

Ahora, a petición del Ayuntamiento de L’Hospitalet, la constructora GRUPMAS -encargada de la primera fase de urbanización de Cosme Toda- ha contratado a un arqueólogo que supervise las obras, “no con la voluntad de conservar, sino de documentar los hallazgos, mientras prosiguen todas aquellas tareas que no impliquen trabajos de demolición”, explican fuentes de la empresa. 

Mientras, desde la plataforma de vecinos del barrio de Sant Josep Stop massificació L'H Cosme Toda denuncian lo que consideran una actuación de “especulación inmobiliaria” e "irregularidades en el proyecto urbanístico"; y reclaman al consistorio “un proceso más participativo en el desarrollo urbanístico del barrio”; así como que se haga “un estudio exhaustivo del patrimonio de la manzana fabril, antes de empezar cualquier proyecto de construcción”, por la “importancia histórica del lugar” y la posible “peligrosidad” que entraña la perforación del subsuelo.

Y es que, durante la Guerra Civil, el conjunto de fábricas de Cosme Toda fueron reconvertidas en industrias armamentísticas para abastecer al bando republicano. Sin embargo, uno de los almacenes de bombas explotó, produciendo una gran detonación. “Y a día de hoy desconocemos si en una de las galerías sepultadas sigue habiendo material explosivo”, lamenta el historiador Ireneu Castillo.

El complejo de Cosme Toda, Cerámicas Llopis y Cerámicas Batllori, ubicado en la misma manzana del barrio de Sant Josep, extraía la arcilla roja del subsuelo mediante galerías subterráneas que se interconectaban porque las empresas eran contiguas. “Esto era un epicentro obrero, que llegó a tener hasta 13 hornos que producían el material con el que se construyó el Eixample de Barcelona”, explica, orgulloso, Daniel Rueda, miembro de la plataforma Stop massificació L'H Cosme Toda.

Durante la Guerra Civil y, tras ser colectivizadas, la interconexión subterránea de las fábricas las convirtió en “el lugar idóneo para ubicar un polvorín donde fabricar obuses para la aviación y las tropas republicanas que luchaban en el frente”, agrega Castillo. Sin embargo, el 17 de noviembre de 1938 se produjo una explosión -cuyas causas se desconocen- que, “si no llega a ser por la rápida intervención de los bomberos, hubiera provocado la desaparición de medio Hospitalet, debido a la gran cantidad de trilita almacenada”, describe el historiador.

Análisis con georradar

En la actualidad, el proyecto de urbanización de la manzana de Cosme Toda prevé dar un uso público -una vez remodelados- a los tres edificios fabriles que aún quedan en pie, así como conservar las dos antiguas chimeneas del complejo.

Un trato que, sin embargo, no recibirán los túneles, galerías y depósitos subterráneos, a pesar de que se hallan algunas referencias de su importancia en el Pla Especial de Protecció del Patrimoni Arquitectònic de L’Hospitalet de Llobregat (PEPPA), por “no tener valor patrimonial” según el consistorio; un hecho que suscita críticas entre los vecinos del barrio, que llevaban meses pidiendo que un arqueólogo “neutral” hiciese un seguimiento de las obras, lamenta el miembro de la plataforma, Daniel Rueda. 

“Dentro del planeamiento de urbanización aprobado ya se contempló la protección de los edificios históricos catalogados en el PEPPA”, justifica el primer teniente de alcalde de L’Hospitalet, Francesc Josep Belver. “Pero, además, desde el consistorio, se pidió a la junta de compensación [conjunto de titulares del terreno] que hiciese un informe de prospección arqueológica en la zona de las chimeneas para detectar calderas y conductos”, añade. “Ahora se están realizando las tareas de urbanización del espacio libre exterior y, al perforar el suelo, están saliendo elementos que ya teníamos identificados y otros que no, por eso hemos pedido la presencia permanente de un arqueólogo”, continua. 

No obstante, ante la sospecha de los vecinos de tratarse de un posible “conflicto de intereses” al haber sido un informe encargado por la propia junta de compensación y un arqueólogo contratado por la propia constructora, el primer teniente de alcalde ha querido recalcar que las obras se harán “bajo la vigilancia y el control de los poderes públicos”, y ha anunciado exploraciones con georadares “que aportarán tranquilidad tanto a los vecinos como a los operarios para saber qué hay de forma anticipada antes de perforar”.

Bloques de 13 pisos

La fase del planeamiento del gran proyecto de urbanización de la zona de Cosme Toda se aprobó en el 2008, dentro del marco del Plan de reforma de las áreas industriales de L’Hospitalet (PRAIH). El planeamiento contempla la construcción de 4 torres de 13 pisos, 6 bloques de 8 pisos, 6 bloques de 7 pisos y 8 bloques de 4 pisos, que albergarán 885 viviendas -597 de promoción privada y 288 de protegida -. Los primeros intentos de edificar en este espacio datan del año 1999; aunque en aquel momento sólo se preveía la construcción de 250 viviendas. 

Ahora, los vecinos, en alerta desde hace meses, denuncian irregularidades, mientras que el Ayuntamiento sólo vé beneficios para el barrio. "Desde la plataforma, consideramos que es un planeamiento urbanístico insostenible e ilegal, y estamos convencidos de que tarde o temprano se acabará denunciando y demostrando", afirma el vecino Daniel Rueda. 

“Es una intervención importante pero el parque de vivienda de L’Hospitalet es muy antiguo y necesita renovarse y aumentar para hacer frente a las necesidades de la ciudadanía”, argumenta el primer teniente de alcalde Belver. “Además, en Cosme Toda habrá un espacio libre y público de más de 15.000 m2 y los edificios patrimoniales se destinarán a equipamientos públicos”, concluye, aunque su uso concreto no está ni siquiera sobre la mesa. 

Entre las supuestas irregularidades denunciadas por los vecinos críticos se encuentra el tema de las sombras. Y es que, varios expertos opinan que estos nuevos edificios de gran tamaño taparán la luz solar los unos a los otros. "De las cuartas plantas hacia abajo, no tendrán sol en todo el invierno", afirma el arquitecto Fran Villaescusa, en declaraciones a TV-3.

Mientras, y a pesar de no tener todavía licencias, ya hay algunas promotoras que están vendiendo pisos en régimen de pre-comercialización. “Una práctica habitual”, según el jefe de servicios de proyectos estratégicos del Ayuntamiento de L’Hospitalet, Lluís Traveria. “Aunque cada proyecto deberá cumplir con el planeamiento aprobado y la normativa vigente, o no se otorgarán las licencias correspondientes”, advierte.

“Se retoma, así, un proyecto hecho con la filosofía constructora de entonces, es decir, con la de la burbuja inmobiliaria. Sin tener en cuenta que los servicios y equipamientos públicos del barrio están absolutamente saturados”, opina el miembro de la plataforma Stop massificació L'H Cosme Toda, Daniel Rueda. “Esta ‘macroconstrucción’ es un regalo envenenado para el barrio”, lamenta, mientras señala que el patrimonio histórico quedará “sepultado” bajo tanto edificio de cemento. 

En la misma línea se pronuncia el historiador Ireneu Castillo: “No estamos en contra del progreso, pero tampoco queremos que se destruya la riqueza de la ciudad. Queremos que el patrimonio se pueda hacer visitable y se estudie y explique la historia local antes de poner ladrillos”. Una vez más, patrimonio y necesidades sociales entran en contradicción en la segunda ciudad catalana. 

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