MOVILIZACIÓN POPULAR

Un castillo medieval en medio de L'Hospitalet

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zentauroepp47949078 barcelona 29 04 2019 lluita ve nal a l hospitalet per recup190430095902 / JOAN CORTADELLAS

Helena López

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Bajo un frondoso bigote blanco, una boca de la que no paran de salir historias. Para hablar de Rafael Algarra se hace casi imposible no recurrir al tópico de la memoria viva. Y es que este vecino de L’Hospitalet de Llobregat nació hace 75 años en La Casa de la Torrassa, tras la que se descubrieron los restos del Castell de Bellvís, la fortificación medieval reivindicada por los vecinos. "Aquí estaba la cocina y aquí el comedor", explica señalando las baldosas que se conservan en el suelo, tras la verja y frente a la imponente muralla entre los números 123 y 129 de la Ronda de la Torrassa. En la otra acera, el butanero avanza a paso lento. Va cargado como de costumbre y el barrio hace subida. Anuncia su llegada con el característico ‘clinc, clinc, clinc’ de las bombonas. Los restos del castillo, catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional, están en el corazón del tupido barrio La Torrassa y es lunes por la mañana.

Por esa misma cuesta acaba de subir, también con cierta dificultad, Maria Fañanàs, también vecina de La Torrassa y, como Rafael, miembro de la plataforma Defensem el Castell de Bellvís, nacida en julio del año pasado con el objetivo de "no permitir que el paso del tiempo y la dejadez hagan desaparecer los elementos patrimoniales del barrio". El principal, lo que queda del castillo, descubierto hace más de una década, en mayo del 2008, durante los trabajos previos a las obras de rehabilitación de la Casa de La Torrassa -en la que nació Rafael- para convertirla en un centro abierto de ocio para niños y jóvenes. 

Antes de la intervención, el ayuntamiento realizó un estudio y diferentes excavaciones arqueológicas preventivas que confirmaron la presencia de una construcción medieval de planta rectangular construida "en un momento no posterior al siglo XII", según explicó el consistorio con orgullo en ese momento.

Los arqueólogos encontraron también un foso de grandes dimensiones junto al castillo, documentado desde el siglo X, más tarde denominado La Torrassa y reconvertido en masía en la época medieval y moderna. "Tras el hallazgo, el ayuntamiento buscó un espacio alternativo para el centro abierto, que está muy bien, pero el castillo quedó abandonado. Olvidado", expone Maria, quien pide que se tomen las medidas necesarias y urgentes para su protección - "tiene varias grietas vivas", señala- y se rehabilite después para convertirlo "en lo que los vecinos quieran". "Nuestra reivindicación es exactamente la misma que la de los compañeros de Can Trinxet [vieja fábrica textil abandonada también de propiedad municipal en la vecina Santa Eulàlia]; la recuperación del patrimonio y la autogestión vecinal", apunta con determinación y una sonrisa cómplice esta apasionada activista vecinal apoyada en su muleta. 

"Lo que no queremos es que esto se convierta en otras oficinas municipales. Cada vez que rehabilitan algo lo convierten en oficinas municipales. Queremos que sea para el barrio. Poder entrar en él", añade su compañero Manuel Trullols.

En estos meses de movilizaciones, han reunido y entregado a la alcaldesa Núria Marín, con la que se sentarán este jueves, un millar de firmas, y han logrado pequeñas victorias, como que el municipio derribe la pared que tapaba el castillo, dándole una mayor visibilidad a pie de calle. También, tras un incómodo incidente con técnicos municipales, lograron que el consistorio colgara hace pocas semanas dos plafones en los que se explica que aquella pared protegida con una valla es ni más ni menos que un castillo medieval. En ellos se lee un mensaje: 'Rehabilitem el Castell de Bellvís per convertir-lo en un equipament municipal pel barri'.

Cuna del anarquismo

"A corto plazo nos conformamos con que lo protejan para que no se caiga y le den más visibilidad en el barrio, con cuatro focos y cuatro carteles", resume César Ornat, otro de los miembros de la plataforma.

La alcaldesa Marín apuesta por convertirlo en un espacio de recuperación de la memoria de la historia medieval del Delta del Llobregat, con un jardín mirador con un pequeño auditorio

Rodedado de sus vecinos, quienes le escuchan encantados, Rafael, sigue recordando. "La Torrassa fue un barrio de tradición anarquista. No me extrañaría que cuando entren en el refugio antiaéreo que hay debajo del castillo encuentren armas. Era un rumor muy extendido, que las guardaban allí", narra este vecino. Sí, bajo el castillo también hay un refugio antiaéreo, que este combativo grupo de vecinos piden abrir como espacio de memoria. 

"A la galería se entraba por el huerto de mi casa. Entré varias veces; mi vecino Pepe intentó sin éxito usarlo para cultivar champiñones. Pero como taparon la otra entrada, no funcionó", cuenta el hombre, quien también recuerda que de niño, en los años 50, presenció la persecución de un hombre armado a un policía. "El que corría delante era el policía, ¿eh?", ríe.

Historia medieval del Delta del Llobregat

El concejal de Cultura, David Quirós, defiende que durante los últimos meses han estado haciendo algunas obras de adecuación. "En la reunión que mantendremos este jueves con la alcaldesa presentaremos a los vecinos un pequeño boceto de lo que podría ser el plan funcional y la adecuación del entorno del castillo y también haremos una visita con ellos [verlo por dentro es otra de sus demandas]", señala. El edil apunta que se trata de un edificio pequeño, de unos 250 metros útiles, más unos 500 de jardín, y que la idea del actual equipo de gobierno es convertirlo en un espacio de recuperación de la memoria de la historia medieval del Delta del Llobregat. 

"La intención es que sea un espacio muy de visita, con mucho soporte audiovisual, con modelos en tres dimensiones de cómo era el edificio original; jugar con la tecnología y la imagen", prosigue Quirós. El plan de Marín para el jardín es convertirlo en un mirador -las vistas sobre la playa de vías y los característicos bloques altos de la ciudad son impresionantes-, que sirva también "de punto de encuentro, con un pequeño auditorio en el que programar espectáculos de pequeño formato en verano".

El manifiesto de los vecinos de La Torrassa

El castillo no es el único patrimonio que reivindica este heterogéneo grupo de vecinos de Collblanc-La Torrassa. "Mira ahí, bajo ese edificio en ruinas, eso es un silo. Si construyes un silo para guardar el grano, lo harás cerca de tu casa, ¿no? Tiene toda la lógica. Cerca de aquí tiene que haber un asentamiento íbero. Seguro”, señala el activista vecinal Manuel Trullols. Habla desde el Pont d'en Jordà, otro de los elementos patrimoniales que reivindican. La característica estructura de hierro une los barrios de La Torrassa y Santa Eulàlia desde 1935, poco después de la llegada del metro (y no se ha librado de la tóxica moda supuestamente romántica de los candados, epidemia que ha llevado a varias ciudades a poner carteles en sus puentes más famosos para evitar que las parejas de enamorados acaben por hundirlos).