La joya de la Vuelta se llama Juan Ayuso

En todas las profesiones hay una joya; seres especiales que crecen sabiendo que tienen un don para convertirse en una figura del deporte que practican. El ciclismo que se adentra en la primera mitad de la segunda década de los años 20 del siglo XXI se convierte en un pedaleo de chavales jóvenes, que ni siquiera pisan las categorías inferiores y que saltan al profesionalismo desde que son juveniles. Y no hay un solo caso, sino una especie de pandemia sana con verdaderas figuras antes de que su cara se llene de vello y con algunas muestras de un acné reciente.

Tadej Pogacar, Remco Evenepoel y hasta Wout van Aert han sido los abanderados. Crecían mientras en España se seguía viviendo del genio incombustible de Alejandro Valverde, que casi podría ser el padre de la cuadrilla. Y un día de repente, en un Tour del Porvenir (2021) va y se presenta la selección española con un equipo casi de ensueño para que al menos tres casi niños que querían ser ciclistas levantasen la mano, mostrasen su manillar y comenzaran a exigir, sin miedo y con habilidad, un puesto entre los futuros maestros del ciclismo: Juan Ayuso, Carlos Rodríguez e Igor Arrieta (fichado por el Emirates para 2024).

Ayuso siempre ha parecido el más especial, el que nació en Barcelona porque en la capital catalana trabajaba su padre alicantino hasta que lo destinaron a Atlanta para estudiar allí y hablar inglés como si fuese oriundo del estado de Georgia y dejar a su progenitor, entusiasta de los triatlones, admirado con la fortaleza de un ciclista que sube, que baja, que esprinta y que se mueve en las contrarrelojes con la furia necesaria para que sea algo más que un escalador… un aspirante a la victoria final.

Juan Ayuso solo tiene 20 años y con 19, en 2022, se presentó a la Vuelta y, abracadabra, acabó la prueba en tercera posición por detrás de Remco Evenepoel y Enric Mas pero con la sensación de que todavía podía haber aspirado a más si la carrera no hubiese acabado a la 21ª etapa.

Ahora llega a la Vuelta, que empieza este sábado con la contrarreloj por equipos de Barcelona (de 18.50 a 20.35 horas, por La 2 y Eurosport), y Ayuso se presenta como el líder del UAE, el equipo del ausente Pogacar, sin complejos y dispuesto a que Jonas Vingegaard, Primoz Roglic y Remco Evenepoel escuchen su respiración y vean su bici enganchada a sus ruedas. “Tras el podio del año pasado puedes aún soñar más alto, pero con la participación que tiene la Vuelta este año todo es más complicado”.

Su equipo, por ejemplo, es de los más potentes. Cuenta con el apoyo Marc Soler, super sacrificado con Pogacar en el Tour, y con la colaboración de Joâo Almeida, el ciclista portugués que acabó tercero en el Giro. Ayuso y Almeida -¿dónde se habrá escuchado estos nombres?- forman deportivamente una pareja magnífica y se presentan este sábado como algo más que rivales en la victoria de la contrarreloj por equipos a un casi intratable Jumbo.

Cinco meses de lesión

El camino de Ayuso hasta la Vuelta no ha sido fácil. Poco después de Reyes sufrió un atropello (malditos coches) y a continuación apareció un dolor muy fuerte en la pierna derecha, un nervio, una especie de ciática que le impedía entrenar. Cinco meses de competición a hacer puñetas. Sólo ha corrido por etapas en carreteras suizas. Regresó en el Tour de Romandía y ganó una etapa para acabar luego la Vuelta a Suiza en segunda posición y ser también segundo en el Campeonato de España.

“Los meses en los que estuve lesionado me sirvieron para serenar los ánimos y obligarme a estar tranquilo más allá del deporte. Por eso, llego a la Vuelta más fuerte de cabeza y con la experiencia de saber lo que puedo hacer cuando aparezca una situación complicada”. La complicación no la tendrá Ayuso, sino los rivales en cuanto saque el turbo. Calidad tiene. Y de sobras.