Historia sorprendente

El ingeniero mecánico que pasaba de los vinos, se convirtió en Master of Wine y ahora vende botellas 'top'

El barcelonés, uno de los cinco españoles con el título más prestigioso en este ámbito, lidera Massal Selection, que prescribe a restaurantes y particulares

Almudena Alberca, la mujer que más sabe de vinos en España

Trivial: ¿cuánto sabes de vinos?

El Master of Wine Álvaro Ribalta, en la feria Vinos Off The Record celebrada en febrero en Barcelona.

El Master of Wine Álvaro Ribalta, en la feria Vinos Off The Record celebrada en febrero en Barcelona. / Abel Valdenebro

Ferran Imedio

Ferran Imedio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Álvaro Ribalta (Barcelona, 1982) aterrizó en Londres con 23 añitos y ganas de trabajar como ingeniero mecánico, que era lo que había estudiado en la universidad. No le interesaban los vinos, de modo que es probable que no brindara con una copa de blanco, tinto, rosado o cava cuando se sacó el título. En la capital británica hizo un máster de lo suyo y, para pagarse los gastos, entró a trabajar como camarero en un restaurante, tal como había hecho cuando servía copas en Luz de Gas mientras estudiaba en Catalunya.

Aquel fue el momento exacto en el que su vida había comenzado a cambiar para siempre.

No tardó mucho en darse cuenta de que el destino tenía otros planes para él. Primero: ese máster le gustó menos que un vino que sabe a corcho ("no era para mí, aunque me lo saqué", recuerda). Segundo: no encontraba trabajo como ingeniero. Tercero y más importante: ese restaurante mimaba la bodega internacional y comenzó a interesarse por este mundo. "¡No sabía que se hacía vino en Nueva Zelanda!", confiesa con una sonrisa Ribalta.

Tanto le interesó que comenzó a formarse en este ámbito, haciendo cursos en la Wine & Spirit Education Trust, una escuela reconocida a nivel mundial con sede en Londres; trabajando en empresas de distribución de vinos, y en 2021, tras cinco años hincando los codos y afinando el olfato, sacándose el título de Master of Wine (MW), algo que muy pocas personas en el mundo han conseguido. Para hacerse una idea, solo cuatro españoles más lo tienen: Pedro Ballesteros, Almudena AlbercaFernando Mora y Andreas Kubach.

Ahora, planes del caprichoso destino, Ribalta explica, prescribe y vende aquellas bodegas de Nueva Zelanda de las que desconocía su existencia (y tantísimas otras de cualquier parte del mundo). Y lo hace a través de su empresa, Massal Selection. Un hecho insólito tratándose de un MW porque, como apunta este 'crack', "suelen convertirse en enólogos, asesores de bodegas o divulgadores, pero no vendedores". En su caso, además, sus clientes no solo son restaurantes sino particulares que entran en su web o forman parte de su club de vinos.

El Celler de Can Roca, Disfrutar, Cocina Hermanos Torres, Lasarte...

Clientes suyos son establecimientos distinguidos con estrellas Michelin como El Celler de Can Roca, Disfrutar, Cocina Hermanos Torres, Lasarte, Enigma, Alkimia... y otros más asequibles pero que cuidan mucho las cartas de vinos como Maitea, Gresca, Agreste, Berbena, Bisavis...

Su catálogo es selecto, con "joyas que solo vendo yo o que no se encuentran en los canales habituales", pero sus precios no son excesivos. Lo demuestra su club de vinos, que envía a sus socios tres botellas cada dos meses por 65 €. Veamos el ejemplo de lo que tiene disponible ahora: la última añada (2019) de un tinto de mencía de la Ribeira Sacra cuyas viñas se echaron a perder (Cortezada, de Fedellos do Couto), un riesling alemán (Bender Graacher Himmelreich 2020, de Bender) y un pinot noir de Borgoña (Bourgogne Rouge La Taupe 2021, de Chavy-Chouet). Los tres son parcelarios.

En abril tendrá Sal da Terra Albariño 2022 (Eulogio Pomares Zárate), el tinto del norte de Grecia Naoussa Xinomavro 2021 (Dalamara) y Arquitón Rosado 2022 (Las Pedreras), de la DOP Cebreros (Ávila). Interesantes, sin duda.

No parece que el destino vaya a depararle un nuevo giro de guion. Hace lo que le gusta y lo combina con seminarios, catas, ponencias y asesorías a nivel profesional para sumilleres. Y vendiendo a personas que, quizá como le pasaba a él en su día, no saben que en Nueva Zelanda se hacen vinos. Y muy buenos, por cierto.

Suscríbete para seguir leyendo