Emisión de contaminantes

Caso Tersa: la Guardia Civil sostiene que la incineradora del Besòs puede poner en "riesgo" la salud

Un informe del cuerpo niega que los registros de la planta situada a las puertas de Barcelona sean fiables, al detectar temperaturas "anormales" y "aberrantes" en la quema de basura

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La Guardia Civil en la planta de incineración de residuos de Tersa, en Sant Adrià de Besòs, durante un registro en 2023.

Caso Tersa: la Guardia Civil sostiene que la incineradora del Besòs puede poner en "riesgo" la salud / EPC

Jordi Ribalaygue
J. G. Albalat
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La Guardia Civil detecta “temperaturas de trabajo anormales para la incineración de residuos” y que pueden implicar un "riesgo" para la salud tras explorar los balances de Tersa, la planta que más toneladas de basura quema en Catalunya, situada entre Barcelona y Sant Adrià de Besòs e investigada por irradiar partículas y sustancias contaminantes presuntamente por encima de lo permitido. Tras examinar durante meses la documentación que recabó en un registro en la incineradora en mayo pasado, el cuerpo ha redactado un informe en que cuestiona la veracidad de los niveles de calor consignados minuto a minuto para la cremación de desechos entre 2017 y 2022 y que la central perteneciente al Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana comunicó al órgano de control del Departament d’Acció Climàtica de la Generalitat

“No es posible dar fiabilidad a que los procesos de combustión se estén dando de manera tal que aseguren la destrucción de contaminantes como las dioxinas y los furanos”, ambos cancerígenos, apunta el dictamen al que EL PERIÓDICO ha tenido acceso. Dos agentes especializados en medio ambiente, una doctora en Física y otra en Química firman el análisis, que recuerda que “no superar el umbral crítico de temperatura de destrucción de dioxinas y furanos” implica “un riesgo de emisión” de residuos tóxicos “a la población”. Añaden que, por sí solo o con otros factores, “puede perjudicar significativamente el equilibrio de los sistemas naturales” y suponer un “perjuicio para la salud de las personas”.

El informe alude a estudios que, de modo genérico, sostienen que "las poblaciones que viven cerca de incineradoras tienen impacto a nivel cromosómico, un aumento de personas con cáncer, además de un aumento de la mortalidad por cáncer de pulmón, laringe e hígado". Menciona también el peligro de contraer "problemas respiratorios", "enfermedades pulmonares" y "malformaciones congénitas, como labio leporino, espina bífida y niveles bajos de hormonas tiroideas en niños".

El documento de la unidad de protección de medio ambiente de la Guardia Civil, el Seprona, se ha incorporado a la causa abierta en el Juzgado de Instrucción 5 de Badalona. El expresidente de Tersa, exconcejal de Emergencia Climática de Barcelona y actual diputado de Sumar, Eloi Badia, y el jefe de explotación de la compañía, F. R. G., figuran como investigados. El informe pericial constata “la existencia de una gran cantidad de datos anómalos” en los archivos que reflejan la actividad de la fábrica, incluso con indicadores que tacha de “aberrantes” y que “no se pueden justificar por medios físicos”.

Datos desproporcionados

Para la Guardia Civil, es descabellado creer que la basura ardiera en ocasiones en los tres hornos de la fábrica bajo un calor o un frío superlativos, como sugieren los inventarios de Tersa. El informe precisa que, “a partir de octubre de 2019, se comienzan a detectar anomalías en las temperaturas máximas alcanzadas, siendo de casi 10.000 ºC”. Añade que “actualmente no es posible justificar el valor de temperaturas por encima de los 2.400 ºC con termopares [unos medidores industriales]". También rebate que se destruyeran desechos a “valores negativos” como los que constan en los listados de la fábrica. Por ejemplo, de 718 o 801 grados bajo cero. 

Las hojas de cálculo con los resultados de emisiones de la planta que la Generalitat entregó por orden judicial contenían millones de errores en las anotaciones de contaminantes diseminados al aire e incongruencias en las temperaturas, como reveló una investigación de EL PERIÓDICO. Los científicos consultados respondieron que es imposible que en la Tierra se alcancen cotas de calor y de frío de la magnitud que la empresa manifestó

Por su parte, Tersa declara a este medio que las cifras son correctas y que el Seprona “se basa en una hipótesis errónea”. Señala que la unidad “confunde el estado de funcionamiento del horno con el estado de validación del foco emisor, sin tener en cuenta que la planta dispone de una sola chimenea y de tres hornos que funcionan de forma independiente”. “Los valores anómalos se dan únicamente cuando los hornos no están incinerando residuos y, por lo tanto, los datos de temperaturas no son representativos”, alega.  

La Guardia Civil replica en el dictamen que “no ha sido posible encontrar un razonamiento físico que justifique” las temperaturas extremas. Solo se explica los datos inusuales a un “daño” o un “descalibrado” del aparato de medición. A su vez, conjetura con que la fórmula matemática de Tersa para estimar el calor de los hornos genere una “sobreestimación” o una “subestimación”. Tanto la compañía como la Generalitat han defendido el rigor del algoritmo, mientras que la Fiscalía de Barcelona ha esgrimido que no está homologado.

Minimizar emisiones

El estudio del Instituto Armado recuerda que saber a ciencia cierta a cuántos grados se abrasan los residuos es clave para garantizar que los compuestos peligrosos “se destruyan por completo” y “se minimice al máximo la posible emisión de contaminantes a la atmosfera”. El rango de temperaturas recomendado para la incineración de basura oscila de 800 a 1.400 ºC y debe ajustarse a 850 ºC durante al menos dos segundos para prevenir la dispersión de restos nocivos.

No obstante, los agentes observaron en los balances de la compañía que “las temperaturas no llegaban o no superaban los 850 ºC durante varios minutos” a lo largo de ciertas jornadas. La pericial concreta que “se registran meses con más de 1.000 minutos por debajo de los 850 ºC”. “En algunos casos, como en marzo-junio de 2020, se supera la quincena” de días enteros en que el calor se halla por debajo del límite para atajar la polución. “No se considera normal que estos procesos perduren en el tiempo”, advierte.

La Guardia Civil en la planta de incineración de residuos de Tersa, en Sant Adrià de Besòs, durante un registro en 2023.

La Guardia Civil en la planta de incineración de residuos de Tersa, en Sant Adrià de Besòs, durante un registro en 2023. / JORDI OTIX

La Guardia Civil tampoco halla sentido a los enormes balanceos repentinos de temperaturas que, a tenor de las cifras que Tersa trasmitió a la Generalitat, los hornos supuestamente soportaron. Son variaciones de hasta 600 grados en apenas unos minutos. El dictamen lo juzga “llamativo” porque, recalca, “son muy poco probables que ocurran sin que se produzcan daños irreversibles en los materiales que componen el horno”. Alerta de que las fluctuaciones podrían ser síntoma de "un problema grave del proceso de combustión o en el sistema de control de la temperatura”.    

El informe también avisa que “no es posible justificar” que los balances den cuenta de que la central se ciñera a una temperatura invariable para quemar basura durante varias jornadas consecutivas. Lo ejemplifica con una serie de nueve días seguidos, en noviembre de 2022, cuando los desperdicios presuntamente ardieron a “menos de 850 ºC, cerca de los 0ºC”, lejos de los niveles de seguridad para reducir la polución. “En este tipo de instalaciones es muy poco probable que la temperatura se mantenga en un valor fijo más de un par de minutos”, opone.

Aparte, el instituto armado localiza registros que “no son coherentes” en lo que se refiere a la ausencia de diferencias significativas entre las emisiones mientras la planta está parada y otras cuando se halla a pleno rendimiento, en contra de lo que sería lógico. La empresa defiende que la pericial corrobora que “cumple con los valores límites de emisión y que funciona correctamente”. Afirma que prueba que las dioxinas y furanos esparcidas fueron “muy inferiores al límite normativo”. Remarca que estuvieron “entre 10 y 100 veces por debajo”.

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