Fallo masivo

La Generalitat culpa a un PC configurado en inglés de los millones de datos “erróneos” del ‘caso Tersa’

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La incineradora de residuos Tersa, en Sant Adrià de Besòs.

La incineradora de residuos Tersa, en Sant Adrià de Besòs. / ZOWY VOETEN

Jordi Ribalaygue
J. G. Albalat
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La Generalitat de Catalunya envió millones de datos al Juzgado de Instrucción 5 de Badalona sin ser consciente de que revelaban una presunta infracción desmesurada de los niveles tolerados de contaminación en la incineradora de residuos Tersa, en Sant Adrià de Besòs, a las puertas de Barcelona. La aparente prueba de un grave delito contra el medio ambiente pasó desapercibida durante casi 10 meses, sepultada en 60 hojas de cálculo traspasadas a un USB que el Departament d’Acció Climàtica entregó por requerimiento judicial. Nadie reparó en las evidentes superaciones groseras de los límites de polución atmosférica y supuestamente amenazadoras para la salud de los vecinos del entorno de la planta hasta que EL PERIÓDICO preguntó sobre el contenido de los archivos el abril pasado. 

Los documentos en cuestión no son meros resúmenes intrascendentes: comprenden más de 36 millones de mediciones de las sustancias dispersadas minuto a minuto a la atmósfera en Tersa desde enero de 2017 a diciembre de 2021. Tras negar incongruencias en los cálculos e incumplimientos en la central de cremación de basura, la conselleria acabó achacando los resultados de cariz incriminatorio a un fallo vasto en la transcripción. Acció Climàtica apuntó incluso un posible culpable a la jueza: un ordenador configurado en inglés

Así consta en un correo electrónico que el departamento remitió el 8 de mayo a la jueza instructora. Se envió tres días después de que este medio revelara el presunto cúmulo monumental de mediciones equivocadas que se proporcionaron al juzgado. El efecto fue que, a la postre, quedó invalidada la información que la Generalitat aportó a la causa, que trata de dilucidar si la incineradora pública desperdigó componentes tóxicos por encima de los baremos de seguridad. El ex concejal de Emergencia Climática de Barcelona y actual diputado de Sumar, Eloi Badia, y el jefe de explotación de Tersa, F. R. G., figuran como investigados.  

La inexactitud se originó en las comas de los decimales. Puede antojarse una pequeñez pero, de colocarlas en su debido lugar, depende esclarecer si Tersa desbordó o no los márgenes autorizados para emanaciones de ácido clorhídrico, compuestos orgánicos, mercurio, monóxido de carbono y partículas. Por visualizarlo con un ejemplo: los balances facilitados por la Generalitat refieren promedios diarios de 429 a 452 miligramos por metro cúbico de partículas entre el 3 y el 10 de diciembre de 2018, muy por encima de la media de 150 miligramos por metro cúbico que se prohíbe superar durante más de media hora; de atender las explicaciones de la conselleria, los resultados ciertos serían 4,52 y 4,29 miligramos por metro cúbico, estos sí ajustados a la norma.  

12 listados inexactos

La cadena de erratas se produjo supuestamente al extraer los registros de diciembre de 2018 a octubre de 2019 archivados en la Xarxa d’Emissions Atmosfèriques de Catalunya (XEAC) y volcarlos en hojas de cálculo. “Parece ser que los datos originales expresados en formato decimal, al ser traspasados al documento Excel, fueron convertidos en una cifra sin decimales”, señaló Acció Climàtica. El departamento concluyó que 12 hojas de cálculo “contenían cifras erróneas”. Este diario estimó que 5,8 millones de anotaciones estaban bajo sospecha de ser equívocas.

Aun sin dar una respuesta categórica, la conselleria concluyó que los valores pudieron verse alterados porque el software empleado operaba en un idioma con un sistema de puntuación numérica distinto al que convenía y que omitió las comas decimales. “La causa podría ser que el PC que ejecutó el programa estuviese configurado en inglés, donde la coma indica miles y el punto, decimales”, dedujo. Mencionó también la posibilidad de que “al cargar los archivos no se consideró que el punto indica decimales”. 

Agentes de la Guardia Civil, durante el registro de la incineradora Tersa, en Sant Adrià de Besòs.

Agentes de la Guardia Civil, durante el registro de la incineradora Tersa, en Sant Adrià de Besòs. / JORDI OTIX

Al mismo tiempo que daba detalles del desliz a la jueza, la Generalitat exculpó de nuevo a la planta. “Esta circunstancia no afecta a la valoración del cumplimiento de los valores límites de emisiones”, agrega en el correo. En cambio, no alude a que nadie en la Generalitat revisó que el duplicado fuera una copia fiel de los datos antes de trasladarlo al juzgado.  

Control de temperaturas

El hipotético descuido contribuyó a reflotar una causa que dormitaba sin avances. La Guardia Civil registró la incineradora en mayo. A raíz de las noticias de EL PERIÓDICO, los agentes clonaron las mediciones originales que Tersa comunicó minuto a minuto a la Generalitat. Cinco meses más tarde, los investigadores siguen chequeando los listados para verificar las emisiones reales de la central.

Un cargo de la Generalitat declaró como testigo ante la jueza el pasado febrero. El jefe del servicio de vigilancia y control del aire, Xavier Guitart, aseguró que Acció Climàtica no controla la temperatura en que los hornos de la incineradora queman los residuos, sino solo las emisiones. 

Sin embargo, añadió que, cuando se observa alguna irregularidad de las condiciones de la temperatura y del aseguramiento (los segundos que tiene que estar por encima de los 850 grados) en los datos de Tersa, se comunica a la Agència de Residus de Catalunya, que abre un expediente. “Nosotros vamos a las emisiones”, subrayó.

Guitart fue preguntado por algunas de las temperaturas elevadas en los hornos, detalladas en los listados, como una de 9.264 grados. El responsable recalcó que no eran posibles. “¿Ni de 2.500, 7.000, 6.000?”, le instaron. El testigo afirmó que creía que “había un tema en la adquisición de los datos y de las temperaturas que se registraban mal a partir de unas”. “¿Se registraban mal a partir de qué?”, le insistieron. El cargo de la Generalitat no concretó a qué se refería. 

Los datos que Tersa remite son a tiempo real, pero a la Generalitat llegan cada 10 minutos. Un letrado de la defensa preguntó a Guitart: “Del conjunto de datos que han enviado al juzgado, que son millones de datos que miden en tiempo real hasta más de mil contaminantes, ¿usted puede hacer una evaluación del incumplimiento de los valores límites de emisión que hace la instalación?”. El testigo recalcó: “No me constan recientemente incumplimientos que se hayan comunicado, aunque históricamente encontraríamos incumplimientos”.

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