Presunta contaminación
Los abogados de Tersa admiten que la incineradora del Besòs informó de temperaturas “irreales”
La Generalitat envió millones de datos "erróneos" al juzgado que investiga la incineradora del Besòs
Zonas de Bajas Emisiones (ZBE): incumplimiento generalizado en las ciudades españolas
Los letrados achacaron los datos desorbitados que la planta comunicó a la Generalitat a desajustes que justificaron por circunstancias que la empresa aún no ha explicado
Jordi Ribalaygue
Periodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Las temperaturas a las que la incineradora del Besòs quema toneladas de basura procedentes de Barcelona y su entorno son cuestión clave en la investigación judicial abierta sobre la planta, propiedad del ayuntamiento de la capital y el Área Metropolitana. Las pesquisas sobre un supuesto delito ambiental por exceso de contaminación, encalladas durante meses, se han visto sacudidas por los errores e incongruencias en los niveles de emisiones y de combustión aportados a la causa, revelados por EL PERIÓDICO, y el registro que la Guardia Civil practicó el 10 de mayo en la fábrica, situada en el límite entre Barcelona y Sant Adrià de Besòs.
En la inspección en las instalaciones, los agentes mostraron especial interés por recabar los datos originales de la actividad de la central, tanto los referidos a la polución dispersada a través de la chimenea como a los grados centígrados a que ardieron los desechos. Algunos resultados que Tersa comunicó minuto a minuto a la Generalitat reflejan unas cotas de calor tan desorbitadas que científicos consultados al respecto afirman que son imposibles que se produzcan en la Tierra sin desintegrar todo a su paso.
Durante el registro, los abogados de la compañía admitieron el desajuste en las temperaturas que se comunicaron en tiempo real al Departament d’Acció Climàtica, según las fuentes consultadas. A tenor de la versión en que coinciden diferentes partes cercanas a la investigación, los letrados respondieron a la Guardia Civil que, en ocasiones, se transmiten resultados “irreales” al órgano de control en cuanto al calor que la incineradora alcanza. Achacaron los desfases puntuales al algoritmo, la fórmula matemática con la que se estima el calor que los hornos adquieren y asunto capital en las indagaciones en marcha.
Tersa ha evitado pronunciarse sobre si los abogados contestaron así. Alega que no comenta pormenores que entiende que “solo pueden ser abordados en sede judicial”.
La empresa pública notificó valores por encima de 4.000, 5.000, 6.000, 7.000, 8.000, 9.000 y casi 10.000 grados centígrados a Acció Climàtica, en diferentes fechas entre 2019 y 2021. Así figura en las hojas de cálculo que la conselleria entregó a la jueza instructora de Badalona que escruta en los hechos. El presidente de Tersa y concejal de Emergencia Climática en Barcelona, Eloi Badia, y el jefe de explotación de la compañía, F. R. G., figuran como investigados.
Días atrás, Tersa sí reconoció a este medio que no se deshace de escombros a las temperaturas exageradas que aparecen en los documentos incorporados al sumario, tampoco a las extremadamente gélidas que también constan, como -718 0 -801 ºC, inasequibles de acuerdo a los principios de la Física. En cualquier caso, la firma añade que no hay equivocación en las cifras ni le generan “ninguna duda”, porque señala que cabe interpretarlos atendiendo diferentes indicadores. Tersa no ha concretado a qué parámetros se refiere. El Ministerio de Transición Ecológica aclara que los hornos de una planta de quema de residuos suelen fluctuar entre 900 y 1.200 ºC.
Motivos por aclarar
Siempre según el relato de las mismas fuentes próximas al caso, los abogados de Tersa explicaron a la Guardia Civil que las incoherencias en las temperaturas se dan a veces y en función de determinadas circunstancias. Las mismas voces señalan que, por ahora, la compañía no ha concretado los motivos de la divergencia entre el nivel de combustión real y el que aparece en la Xarxa d’Emissions Atmosfèriques de Catalunya (XEAC), dependiente de la Generalitat. Añaden que la empresa sí han indicado en diferentes ocasiones que los resultados no se pueden tomar de forma aislada y sin ponderarlos con otras variables.
La temperatura a la que se calcinan los desechos es decisiva para resolver si la fábrica se excedió contaminando. Los investigadores tratan de aclarar si la incineradora pudo desperdigar sustancias a la atmósfera en concentraciones nocivas y poniendo la salud de los vecinos del entorno en riesgo. La denuncia de la Fiscalía remarca que es necesario que los gases superen los 850 ºC durante dos segundos para garantizar la cremación adecuada de la basura y minimizar emisiones.
Tersa y la Generalitat han defendido la validez del algoritmo y el funcionamiento correcto de la planta. En cambio, la Guardia Civil y el Ministerio Público sostienen que la fórmula matemática no está homologada y que la planta quemó desperdicios por debajo de 850 ºC “en numerosas ocasiones”.
Error “grosero”
Tras más de 10 horas en la incineradora, los agentes clonaron los datos originales que la compañía pública ha remitido en vivo a la XEAC desde 2017 hasta la actualidad. Los investigadores tienen interés en compararlos con los listados que la Generalitat envió al juzgado, en que las cantidades reflejan aparentes superaciones constantes y mayúsculas de los baremos normativos de polución atmosférica. No obstante, el Departament d’Acció Climàtica sostiene que se ha percatado ahora de un presunto fallo masivo en la copia de los valores entregados a la jueza. A raíz del reconocimiento, millones de dígitos han quedado en entredicho al omitirse las comas para marcar los decimales, fruto de un descuido informático.
En ese sentido, responsables de Tersa reiteraron a los agentes que se había producido un “error grosero” ajeno a la empresa. Durante el volcado de los valores, los agentes hallaron una clasificación llamada “datos a futuro”. La compañía replicó que también se trataba de un error.
Asimismo, la Guardia Civil requirió copiar el contenido del programa Scada, el sistema informático interno de Tersa que recopila los datos de los sensores de la central. Sin embargo, solo contiene referencias de los últimos seis meses. Las más antiguas se borran. Los agentes no se llevaron la información después de que los abogados de la empresa se opusieran a entregarla, porque no se especificaba entre las diligencias a practicar en el auto.
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