Medida polémica

Rebelión contra los siete euros de tasa turística por crucerista: "Somos los únicos que pagamos sin pernoctar"

La patronal del sector de los cruceros pide explicaciones y la de los pisos turísticos prepara una batalla legal contra su incremento

Collboni propone subir el recargo turístico a cruceristas y apartamentos turísticos

Radiografía de un día de temporada alta de cruceros en Barcelona

Barcelona dice adiós a los cruceros en la terminal norte del World Trade Center

Pasajeros se dirigen a la cola de check in en la terminal B del muelle adosado para embarcar en el crucero MSC Poesía y dar la vuelta al mundo durante los próximos cuatro meses.

Pasajeros se dirigen a la cola de check in en la terminal B del muelle adosado para embarcar en el crucero MSC Poesía y dar la vuelta al mundo durante los próximos cuatro meses. / Jordi Cotrina

Patricia Castán

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Como causantes de "molestias" en Barcelona, cruceristas en escala y usuarios de pisos turísticos se enfrentan a un posible nuevo aumento sobre el incremento ya planificado de las tasas turísticas para 2024. El plan fiscal del alcalde Jaume Collboni, que se comenzará a debatir en comisión este miércoles de cara a la aprobación del presupuesto municipal en diciembre, ha sublevado a ambos sectores. Pero es el de los cruceros el que soportará la cuota más alta y exige "explicaciones" para encajar "una tasa que no paga ningún otro turista que no pernocte y llegue en otros transportes", y cuyos viajeros "no causan problemas de orden público ni de ningún tipo en Barcelona", según la patronal CLIA. Sobre el horizonte planea la duda de que alguna naviera llegue a reducir operativas en la ciudad ante las "incertidumbres" que provoca la medida, que no estaba prevista por los operadores.

Tal y como se acordó en Barcelona en 2020, el tramo de tasa turística que recauda el municipio se incrementó con una implantación progresiva del recargo. El próximo abril debía alcanzarse el tercer y último aumento, que daría al ayuntamiento 3,25 euros por turista, fuese cual fuese el tipo de alojamiento, a sumar a la cifra variable (según categorías) que aplica la Generalitat. En el caso de los cruceros en escala, se iba a pasar de los 5,75 actuales a los 6,25. Pero con la propuesta planteada por el teniente de alcalde de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo, Jordi Valls, el incremento sería de 4 euros, para llegar a 7 euros por pasajero.

A falta de saber si la medida contará con el suficiente respaldo político, el sector ha expresado su disconformidad. Alfredo Serrano, director nacional de CLIA España, la gran patronal de los cruceros, pide "explicaciones" sobre la subida sorpresa. "No entendemos la proporcionalidad ni a qué responde el cambio. No hay argumentación ni estudios que expliquen el supuesto perjuicio de los cruceros a Barcelona que lo justifique", señala, recordando que la actividad ya acaba de encajar la tasa del Govern para grandes buques en los puertos catalanes, ya abona tasas porturarias y también de gestión de residuos a las empresas contratadas.

Caso especial

Serrano no comprende que el crucerista sea "el único excursionista" (turista de paso que no pernocta) al que se aplica el impuesto, dado que ni los turistas llegados en tren, autocar o coche desde otros municipios donde se alojan pasan por caja al llegar a la capital europea. En el caso de los cruceristas, se aplica una tasa más alta a los que están unas horas que a los que van en barcos que hacen noche en la ciudad, lo que considera una "paradoja". Pero se hace así al considerar el consistorio que ese visitante exprés trae masificación pero poco impacto económico (54 euros por persona según un estudio elaborado por la UB a instancias de CLIA en 2016).

Al sector le escuece también haber "multiplicado por diez en menos de siete años" el impuesto, que por aquel entonces era de 0,65 euros. "No se entiende, y menos con una pandemia en medio", añade. "Antes del aumento, este año ya representaremos el 13% de la recaudación de la tasa turística", pese a que los cruceristas representan un 4,1% del turismo local. Una "desproporción" que el año que viene aún será mayor, lamenta.

Pero sobre todo les molesta estar en el punto de mira en cuanto a las supuestas "molestias". El mismo portavoz insiste en que se trata de un perfil de viajero tranquilo, que no provoca ruidos ni problemas de orden público. El volumen de cruceristas en un día no debería de indigestarse, sostienen desde diversos ámbitos del sector, con una buena gestión de los flujos, y evitando que quienes desembarquen por unas horas sean dejados a pie de la Rambla por los buses del puerto. El Consejo para la sostenibilidad de los cruceros está trabajando al respecto.

El aumento extra, por tanto, no favorece la apuesta por Barcelona como puerto base, ni a las inversiones en terminales, considera Serrano. "Las navieras planifican sus itinerarios con mucha antelación y las incertidumbres generan preocupación, porque todos quieren estabilidad", apunta. En este sentido, el incremento ya no podría ser repercutido a los viajeros en 2024, con los precios venta ya publicados. Se da la circunstancia de que la tasa se aplica por cada pasajero a bordo, independientemente de que en torno al 15% de media se quedan a bordo y no pisan la ciudad. "Barcelona tiene muchas cosas a favor, pero esta situación no ayuda", dice respecto al futuro.

La reivindicación que lanza la CLIA es que la tasa recaudada se destine a "revertir los problemas, si los hay", ya que consideran que utilizar el montante en el marco de los presupuestos generales de la ciudad no ayuda a que los vecinos afectados se vean compensados.

Pugna legal por los apartamentos

Apartur, la asociación profesional de apartamentos turísticos, ya emitió un comunicado expresando su rechazo a la tasa (el incremento les llevaría a pagar 6,25 euros por persona y noche) al considerar que castigaba al turismo familiar y favorecía "los intereses del 'looby' hotelero". Y es que se acercarán a la tasa de los hoteles de superlujo (6,75 euros en 2024). Ahora añaden que llevarán el caso a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia por "vulnerar la libre competencia con los hoteles", como parte de la batalla legal que están dispuestos a librar.

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