Joyas de Barcelona

El milagro de la coctelería Boadas en el Raval: cumple 90 años con tres meses de festejos

Su apertura en 1933 marcó un hito en la ciudad y en España, con el mérito de que sus nuevos propietarios han preservado su encanto y sus tragos de siempre

Así serán los próximos 90 años del Boadas

Esta es la mejor coctelería del mundo y está en Barcelona

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boadas brand imagery 2023 1245 / Augusta Sagnelli

Patricia Castán

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En un paisaje urbano tan mutante como el de Ciutat Vella, donde la dictadura del turismo, de los alquileres y las modas han ido desdibujando el rastro del comercio histórico, el caso de la coctelería Boadas puede presumir de pequeño milagro en los tiempos que corren. Anoche dio el pistoletazo de salida a un trimestre año de festejos y actividades para celebrar sus 90 años de buenos tragos sin perder carácter. El Boadas, que nació en 1933, ya es un símbolo de supervivencia: pasado y futuro fluyen sin sobresaltos porque sus nuevos copropietarios se han comprometido a mantener su espíritu sin inventos.

La barra de Boadas, en sus primeros años.

La barra de Boadas, en sus primeros años. / Boadas

El local de la calle de Tallers que abrió Miguel Boadas marcó la irrupción de la coctelería moderna en la ciudad. Su experiencia de juventud en Cuba, en un negocio familiar donde desarrolló su pasión por el oficio le hizo regresar primero a la Costa Brava y luego a Barcelona, donde trabajó en algunas barras de la Rambla hasta montar su propio negocio. Rompió moldes de la época en aquel minilocal, con algunas ideas importadas, los altos taburetes como epicentros de tertulia, y la magia de su coctelera. Fue el primero de la metrópolis y segundo de España.

Ambiente en el bar Boadas, en los tiempos de Miguel Boadas.

Ambiente en el bar Boadas, en los tiempos de Miguel Boadas. / Archivo Boadas

La historia es digna de novela, pero baste decir que incluso poco antes de morir, postrado en la cama pidió a su hija Maria Dolores que sirviese a sus visitantes unos cócteles. Allí mismo los despachó, mientras Miguel la animaba a seguir con su legado. La historia del Boadas, que pudo arañar unos metros cuadrados más en la posguerra, se alimentó también de la entrada en escena de José Luis, con el que esta se casó. Sumaron su conocimiento, más intelectual, a la técnica aprendida por los Boadas. Y durante décadas el establecimiento ejerció de punto de encuentro social, cultural y reflejo de la evolución local.

De Jacinto Benavente y Josep Maria de Sagarra a Picasso, Hemingway, Dalí o Greta Garbo se acodaron en su barra. Estos últimos incluso dieron nombre a algunos tragos aún vigentes. Y más recientemente lo hicieron Kevin Costner o Antonio Banderas. Pero pese al rutilante currículo, no hubiera sido de extrañar que la apisonadora que en las últimas décadas ha borrado muchos establecimientos históricos o emblemáticos del distrito, sea en su continente o contenido, acabase con el precoz templo de la mixología.

Uno de los barman de Boadas prepara un cóctel.

Uno de los barman de Boadas prepara un cóctel. / Boadas

A su favor ha tenido buenos relevos, como Jerónimo Vaquero, que llegó al negocio con apenas 14 años y sumaba más de medio siglo sirviendo tras su barra cuando se asoció hace unos meses con Marc Álvarez, Simone Caporale (dueños de Sips, la tercera mejor coctelería del mundo) y Álvaro Cueto. "Allí lo aprendí todo, de fregar a hacer la mecánica, pero tuve la suerte de que me encantaba el trabajo. Si no hubiera trabajado en el Boadas, habría sido cliente", señala a este diario Vaquero. Afirma que seguirá otros 10 años en la trinchera, pero se ha asegurado de que los 'cracks' que quedarán al frente se hayan comprometido con blindar el ADN de la sala.

90º aniversario de Boadas

Imágenes del archivo histórico de Boadas, con la estirpe fundadora. / Boadas

En su caso, no hay riesgos respecto al habitual problema de los alquileres. Fue la propiedad del inmueble quien apostó por él (que sumaba tres décadas como encargado) tras el fallecimiento de Maria Dolores en 2017. Y presume de que el establecimiento jamás ha dado problemas ni dejado de pagar ni un mes de renta.

Solo cambio horario

En Boadas los únicos cambios han sido mejorar la climatización así como el horario, ya que antes abría a mediodía pero en la nueva etapa lo hace a partir de las 17.00 horas, y hasta las 2.00 o las 3.00 según el día, para optimizar las franjas más rentables. No hay giros de guion en su repertorio de clásicos ni en sus maneras, ni en la clientela de los últimos años, que mezcla sin fricciones a algunos autóctonos adeptos a la liturgia de su dry martini o su daiquiri, junto a una creciente afluencia de turistas amantes de los combinados que aprecian la autenticidad de la casa. Sumado a la buena reputación coctelera que abandera hace años la capital catalana (donde se ubica la número uno del mundo), Boadas es un lugar no solo necesario sino (por suerte) viable.

Parte del equipo de Boadas, en la barra.

Parte del equipo de Boadas, en la barra. / Boadas

Marc Álvarez aseguró la noche del jueves en la primera celebración de los 90 años (celebrada por cuestión de espacio en Via Veneto, donde comparten solera y personalidad) que ya de veinteañero se acompañaba de sus tíos para entrar sin desentonar en el "icónico" edén de las mezclas, donde un día estuvo codo con codo con Serrat, por lo que se siente eufórico con la inmersión. El 'bartender' Simone Caporale, que antes que Sips, propulsó (entre otros) el bar del Hotel Langham de Londres como World's Best Bar durante cuatro años, es un 'crack' del sector, al que añade conocimiento enciclopédico y grandes dosis de innovación desde su otra sala barcelonesa. Pero en Boadas se aseguran a que los cócteles de la casa sean de primera.

Relata que en el 1 de la calle de Tallers pasarán este año muchas cosas, como la visita de grandes de la mixología, que por un día harán suya la barra y el vaso mezclador. Tanto foráneos como locales, y para muestra se sumó al brindis José María Gotarda del Ideal. Hasta diciembre habrá también catas y otras actividades para dar a conocer el universo y talentos de Boadas. Aunque prometen otras iniciativas durante la próxima década, de cara al libro de recetas propias y de los ilustres invitados que juran publicar en cuanto se cumpla el centenario.

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