Entrevista | Vicente Atxa Rector de la Universidad de Mondragón

"La sobrecapacitación de los universitarios nunca puede ser un problema"

El rector de la Universidad de Mondragón apuesta por una sana convivencia entre la FP y las facultades, donde debe extenderse la formación dual

Vicente Atxa, rector de la Universidad de Mondragón, en uno de los campus de Bilbao.

Vicente Atxa, rector de la Universidad de Mondragón, en uno de los campus de Bilbao. / O. P.

Olga Pereda

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La Universidad de Mondragón, en Euskadi, es un caso único en toda España. No es pública, pero tampoco privada. Es una cooperativa (sus dueños son sus trabajadores) y no tiene ánimo de lucro. Nacida en los años 40 del siglo pasado como escuela profesional, en la actualidad tiene cuatro facultades: Humanidades y Ciencias de la Educación, Escuela Politécnica Superior, Empresariales y el Basque Culinary Center (ciencias gastronómicas). Rector desde 2015, Vicente Atxa recibe a EL PERIÓDICO para hablar de financiación universitaria, modelos de aprendizaje y formación a lo largo de la vida.

La ley universitaria (Losu) está provocando serias discusiones entre el Gobierno y las autonomías a cuenta de la financiación. Mondragón no es pública, pero tampoco privada. Es cooperativa. ¿Qué implicaciones tiene ese modelo?

Estamos a caballo entre una universidad pública y una privada. Somos una universidad sin ánimo de lucro, de utilidad pública e iniciativa social. Respecto a nuestra financiación, un tercio sale de las tasas que paga el estudiantado, otro tercio debe venir de los proyectos de transferencia con empresas y formación a lo largo de la vida para las empresas, y otro tercio, de la administración. Dentro de esta última parte, el 90% procede de convocatorias competitivas a las que nos presentamos, igual que lo puede hacer otra universidad o agente de ciencia.

Los dueños de Mondragón son sus trabajadores.

La asamblea y el consejo rector se establecen a tercios. La aportación de capital que hacen los estudiantes (aquí no hablo de las tasas) es mínima. La principal la hacen los trabajadores y las empresas. En nuestro modelo, el ánimo de lucro no tiene sentido. Nuestra universidad no está ahí para enriquecerse, sino para cumplir sus objetivos. Entre ellos, dejar una universidad mejor a las generaciones venideras. Nuestras facultades no deben perder dinero. Deben ganar, pero para revertirlo en la propia universidad.

Hoy sigue habiendo los mismos 50 centros públicos que había en 1998. Pero las universidades privadas, que entonces apenas llegaban a la quincena, ahora suman 41. Y el número sigue en aumento. ¿Hay universidades que son un negocio?

Si alguien quiere… Es otro modelo, no el nuestro.

¿Pero, personalmente, le gusta que haya tantos centros privados?

Lo más importante es su actividad y cómo lo hacen. Ofrecer docencia de máxima calidad.

¿Qué papel deben tener las universidades en el siglo XXI?

La principal labor de una universidad es formar chicos y chicas. Eso es el núcleo, el 'leitmotiv' de todo el profesorado. Para hacer eso bien y responder a otros retos, también investigamos. Investigar nos ayuda a generar nuevo conocimiento, que debe llegar a nuestras empresas. La investigación tiene que redundar en la docencia, en cómo actualizamos el conocimiento. La universidad es una herramienta para transformar la sociedad. Ese es nuestro lema. Me dicen que soy un utópico por afirmarlo, pero las zonas donde está implantada Mondragón, son las zonas del Estado español con menos tasa de paro y con un reparto de la riqueza más equitativo. En todo eso, la universidad ha tenido que ver.

¿Qué opinión le merece la Losu? ¿Le gusta?

La Losu hace mención específica a las universidades cooperativas sin ánimo de lucro. Es decir, la norma reconoce nuestro servicio público. La ley, además, tiene un elemento muy importante: la formación a lo largo de la vida y las microcredenciales.

¿Es imprescindible la formación a lo largo de vida?

Es necesaria y debe de estar en el centro de la estrategia de todas las empresas. No hay mejor inversión a futuro que la formación de su personal.

¿Cuántos de sus estudiantes son jóvenes y cuántos son profesionales que quieren reciclarse académicamente?

Tenemos unos 7.000 chicos y chicas tanto en los grados como en los másteres y en los doctorados. Sus objetivos son dos: formarse como personas a través de la experiencia de aprendizaje del campus y también formarse para el mundo laboral. Entre nuestros egresados hay una tasa del paro del 4% a los siete meses de salir de la facultad. Además, tenemos unas 8.500 personas que están ya trabajando y que pasan por nuestros cursos. Esta formación a lo largo de la vida seguirá creciendo. No nos podemos permitir que una persona en edad laboral no tenga competencias suficientes para seguir evolucionando como van a evolucionar los puestos de trabajo. La universidad debe acompañar a esa recapacitación de los profesionales en los nuevos ámbitos.

¿Tiene la universidad una buena convivencia con la FP?

Nuestra universidad convive desde el principio con ciclos formativos de grado superior. Hay gente que afirma que existe un problema de sobrecapacitación. No estoy de acuerdo. La sobrecapacitación académica nunca puede ser un problema. Los puestos de trabajo van a evolucionar mucho en el futuro. La experiencia universitaria no puede ser jamás un problema para un país. Son personas que se pueden adaptar a lo que está por venir, a lo nuevo. En cuatro años se pueden desarrollar más competencias y contenidos que en dos. Pero eso no quiere decir que la FP sea mala, al contrario. Las empresas necesitan universitarios y técnicos.

¿Por qué España no tiene ninguna facultad en el 'top 100' internacional?

El sistema universitario español es un buen sistema que genera magníficos profesionales. En esos rankings internacionales, la competición es más por investigación y por dimensión de la investigación. Mondragón lidera una alianza europea para construir la mayor universidad europea dual con Alemania, Austria, Finlandia, Polonia, Malta, Croacia, Francia y Hungría.