Sant Jordi

Más libros y menos pantallas: el movimiento 'antimóvil' pone en Sant Jordi el foco en la desdigitalización de las aulas

La plataforma 'Aixeca el cap' impulsa una campaña para que las familias pidan, una a una, al Departament d'Educació cosas como que los deberes en primaria se hagan a mano

Más del 40% de los colegios catalanes no tienen biblioteca escolar 

¿Por qué se ha desplomado la compresión lectora de los niños en Catalunya?

Una niña mira libros en el pasillo de una escuela catalana, este curso.

Una niña mira libros en el pasillo de una escuela catalana, este curso. / Helena López

Helena López

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Coincidiendo con la 'diada' de Sant Jordi, 'Aixeca el cap' [Levanta la cabeza], la plataforma en favor de un uso responsable y regulado de las pantallas, impulsa una campaña que nace con la intención de convertirse en masiva, consistente en el envío de peticiones al Departament d'Educació para exigir, en resumidas cuentas, más libros y menos pantallas. Libros físicos, en papel, sobra decirlo.

Una petición desglosada en un decálogo de demandas concretas a la conselleria que empieza con el deseo de que "el lápiz y el papel sean herramientas vehiculares de estudio", y sigue con la solicitud de que los materiales curriculares del curso 24-25, es decir, el curso que viene, sean "únicamente libros y/o impresos en papel", el mismo soporte que piden para los materiales recomendados de consulta y apoyo.

El cuarto punto de este decálogo de peticiones que desde la citada plataforma invitan a la ciudadanía a hacer llegar a la conselleria señala que "los deberes y entregas sean confeccionados a mano", seguido de la demanda de "que no se hagan servir pantallas por parte del alumnado durante las clases en infantil, ciclo inicial y ciclo medio de primaria", señala Elvi Mármol, integradora social y miembro de la plataforma; así como desterrar la omnipresencia de los portátiles, entendidos como ordenadores que nos acompañan allá donde vayamos, para volver al aula de informática "clásica"; el lugar al que los alumnos tenían que desplazarse para aprender competencias digitales.

En paralelo a esta campaña 'macro' dirigida al Departament -en la que también se pide "justificar con resultados cualquier apoyo alternativo al libro"-, desde la plataforma han elaborado también otro documento en la misma línea para que las familias, una a una, entren por registro escuela a escuela. Un método, el registro, que obliga a la escuela a dar también una respuesta familia a familia.

El detonante

La plataforma 'Aixeca el cap' surgió a partir de un grupo de whatsapp creado a raíz de una charla del Servicio de asesoramiento e información en drogas y pantallas de Sabadell (Vallès Occidental) en febrero de 2023 y de la noticia del suicidio de las gemelas de Sallent y de una impactante entrevista en la radio al doctor Francisco Villar sobre esa misma cuestión. Inicialmente centrados en la inquietud por los móviles, en seguida salieron otros temas relacionados y en la reunión presencial inicial en marzo de 2023 en el parque del Taulí decidieron que querían ir más allá.

El movimiento está en contacto y trabaja codo con codo con el movimiento Adolescencia libre de móviles, nacido en octubre del año pasado en el barrio del Poblenou, en Barcelona. "Ellos piden un pacto social para que las familias retrasen la edad de entrega del primer móvil y nosotros vamos más allá; queremos la desdigitalización de las aulas. Que se dejen de usar tantas pantallas en el aula, sobre todo en primaria. Nos parece un despropósito que a niños que aún no tienen consolidada la escritura les pongan un ordenador delante", explica Mármol, quien añade que otra de sus luchas es la regulación del porno; algo que llevan mucho tiempo pidiendo familias, pediatras y docentes. "Queremos que sea mucho más difícil el acceso; les está haciendo mucho daño. Los niños son víctimas de una industria para la que no están preparados", prosigue Mármol.

Bibliotecas escolares ausentes

Volviendo al día del libro y a la escuela, Mármol apunta a otra cuestión que lleva meses sobre la mesa: la necesidad de que todas las escuelas tengan una biblioteca. Una necesidad en la que coinciden todos los expertos tanto locales como internacionales y que es, además, una obligación por ley (así lo recoge la propia LEC), pese a que, según las últimas cifras oficiales del Ministerio de Educación (previas al covid) más del 40% de escuelas catalanas no disponen de ella (y la intuición dice que los datos postpandemia serán aún peores, ya que numerosos centros sacrificaron la biblioteca cuando necesitaron ampliar espacios por el covid y jamás la recuperaron).

Una cuestión que ha levantado una cíclica polvareda, sobre todo tras los malos resultados en comprensión lectora del último informe PIRLS -donde los estudiantes catalanes se situaban a la cola de España y de Europa-, antesala de la crisis de PISA, todavía humeante. Las familias no entienden el abandono que sufren las bibliotecas escolares en el contexto actual, en que hay evidencia científica a toneladas sobre lo crucial de su papel.

Para iniciar su recuperación, el Departament presentó en mayo del año pasado, tras el último PIRLS, un programa piloto de "impulso" de las bibliotecas escolares en 50 escuelas que debería haber empezado el septiembre pasado y que todavía no ha echado a andar (justo acaban de abrir el concurso, para 35 escuelas, no para 50, y solo abierto para centros en Badalona, Osona, Pineda, Rubí y Horta-Guinardó).

"Es urgente que dejen de invertir en dispositivos electrónicos e inviertan más en educación afectivosexual", vuelve a enlazar con el porno la activista de Aixeca el cap, quien avanza que, tras la campaña de Sant Jordi, preparan otras, como una de mociones en los ayuntamientos en las que pedirán, por ejemplo, que los parques infantiles sean espacios libres de móviles, algo que se antojaría lógico, pero no lo es. "No es normal ver a niños en el tobogán con el móvil, pero pasa", zanja.

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