Educación

El plan piloto de rescate de las bibliotecas escolares se realizará solo en Badalona, Osona, Pineda, Rubí y Horta-Guinardó

El Departament publica al fin, con meses de retraso, el concurso para elegir las 35 escuelas e institutos públicos que podrán participar en el esperado programa

Más del 40% de los colegios catalanes no tienen biblioteca escolar pese a estar obligados por ley

Biblioteca de una escuela pública catalana, este curso 2023-2024.

Biblioteca de una escuela pública catalana, este curso 2023-2024. / Helena López

Helena López

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Con meses de retraso [el primer anuncio, en mayo del año pasado, fue que arrancaría en septiembre del 2023 en 50 escuelas públicas], pero el Departament de Educació ha publicado, al fin, este lunes, la convocatoria para que las escuelas e institutos que lo deseen -y cumplan con los estrictos requisitos- puedan apuntarse a partir de este martes al concurso público a partir del que se elegirán los 35 centros educativos que formarán parte del plan piloto de 'mejora' de las bibliotecas escolares (en un primer momento se anunció que serían 50, pero después se decidió reducirlo a 35 y reservar 15 plazas para centros privados-concertados, para los que todavía no se ha hecho público el sistema de selección).

Solo pueden apuntarse -desde mañana, martes, hasta el 29 de abril- escuelas e institutos públicos que pertenezcan a cinco "servicios educativos" muy concretos: Badalona, Osona, Pineda de Mar, Rubí y Horta-Guinardó. Cada uno de los centros finalmente escogidos recibirá 2.000 euros para adquirir fondos para la biblioteca escolar (es decir, la inversión inicial será de 70.000 euros en total, 2.000 por 35). También, prosiguen desde el Departament, "se les dotará con un 'software' de gestión de la biblioteca, tendrán acceso a una plataforma de lectura digital, a materiales y cápsulas temáticas de formación y podrán visitar bibliotecas de referencia en buenas prácticas".

Para optar a esta restrictiva convocatoria, los centros interesados deben presentar una memoria y un escrito en el que se manifieste el interés pedagógico de la necesidad de participar en el programa, así como certificar que el claustro y el consejo escolar de centro han aprobado sumarse a la iniciativa

Otra de las condiciones para poder participar en el tan esperado como minimalista 'plan de rescate' es que el centro ya tenga una biblioteca: tanto el espacio físico (muchas escuelas han renunciado a él por falta de aulas, algo que acentuó el covid), como un fondo bibliográfico; ya que el objetivo es trabajar, a partir de esa base (que se incrementará con los citados 2.000 euros), para "darle vida" e introducir la biblioteca en "la dinámica del centro".

El punto de partida del plan es la evidencia de que en las escuelas e institutos en las que hay un programa de biblioteca escolar robusto y con recursos se producen mejores resultados. Numerosos estudios internacionales constatan que el nivel académico del alumnado mejora en centros con un bibliotecario involucrado; y que la cooperación entre biblioteca y profesor contribuye al mayor rendimiento del alumnado.

Seis bibliotecarios para 50 escuelas

El plan contará con un equipo específico de seis bibliotecarios-guia, que, tras mucho esperar, acaban de ser contratados y se repartirán el (pequeño) territorio (los cinco servicios territoriales son en la provincia de Barcelona) y dos técnicos docentes.

El objetivo del Departament es, según han asegurado siempre, "poder 'escalar' la iniciativa una vez termine el piloto y lograr que en el 2030 un 80% de los centros educativos catalanes vuelva a tener biblioteca". 

En solo cuatro años (periodo en el que se actualizan los datos), los centros que contaban con este equipamiento, obligatorio por ley, pasaron del 79% al 58% según las últimas cifras oficiales del ministerio, de 2019 (todavía no han salido los nuevos datos, aunque no sería descabellado que fueran todavía peores, ya que la mayoría de bibliotecas escolares que se llevó por delante la pandemia no volvieron a abrir jamás).

Dos veces al mes

Los 35 centros públicos elegidos una vez se cierre el concurso el 29 de abril tendrán el asesoramiento de uno de esos bibliotecarios profesionales, que los visitará dos veces al mes, y a un profesor liberado dos horas a la semana para realizar esas tareas. 

Sobre los motivos por los que la dedicación de los docentes a un servicio que todo el mundo coincide en que es troncal para remontar los malos resultados en comprensión lectora del último PIRLS sea tan escasa (solo dos horas semanales), fuentes del Departament señalaban hace un año, cuando se presentó el proyecto, que se debía a una cuestión económica y precisamente a esa ambición de escalar la medida más allá del plan piloto. Como el objetivo es valorar cómo funciona el plan, señalaban, "tenían que hacerlo sobre unos números realistas". Sin presupuestos a la vista se antoja complicado decir qué números pueden considerarse realistas y cuáles no.

Entre las metas de este (lento) rescate de las bibliotecas escolares está que el número de críos con un nivel bajo de comprensión lectora (actualmente el 14%) no sea superior al 10%.

Una de las medidas de los expertos

Una de las medidas 'urgentes' -a aplicar el curso 2024-2025- presentadas por el grupo de expertos a los que el Departament de Educació pidió diseñar un plan para remontar el fiasco de PISA, apuntaba precisamente a la necesidad de "dar fuerza y prioridad al establecimiento del plan de lectura de centro como eje dinamizador de la lectura, promover la biblioteca escolar y la figura del bibliotecario, y los recursos para fomentar la lectura como fuente de placer y de acceso a la información". Medidas para los que los presupuestos finalmente no aprobados reservaban 50 millones, y que ahora habrá que ver qué pasa con ellas. La consellera Simó hablará precisamente sobre esta cuestión este martes por la tarde en el Parlament.