Primera jornada de paro

Accesos cortados, barricadas y piquetes en la huelga feminista en la UAB contra el acoso sexual

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Grupos de piquetes se han ubicado para cerrar el paso ocupando la calzada

Grupos de piquetes se han ubicado para cerrar el paso ocupando la calzada / ACN

ACN - Albert Segura

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La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)ha amanecido con accesos cortados tanto por carretera como desde la estación de FGC, barricadas en las puertas de las facultades y piquetes informativos. Se trata de la acción que el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y la Coordinadora d'Assembles de Facultats (CAF) han llevado a cabo en el marco de la primera de las dos jornadas de huelga feminista en el campus de Bellaterra (Cerdanyola del Vallès) para denunciar los recientes casos de acoso sexual por parte de profesores en el centro universitario.

La jornada de este miércoles se concentra únicamente en la UAB, aunque mañana se extenderá al resto de universidades del territorio para reclamar complicidad por parte de las instituciones a la hora de perseguir y castigar los casos.

Accesos cortados

El colectivo ha iniciado la acción sobre las seis de la mañana, colocando contenedores en algunos de los accesos principales por carretera al campus vallesano, para evitar el acceso de vehículos. Sin embargo, personal de seguridad de la universidad, con la presencia de agentes de los Mossos d'Esquadra, han retirado varios.

Esto no ha evitado que grupos de piquetes se hayan ubicado en estos mismos accesos para cerrar el paso ocupando la calzada. En el caso de la salida de vehículos del campus, han informado a los conductores del motivo de la protesta y se les ha dejado salir.

Tensión con los protestantes

Otro punto en el que se ha cerrado el acceso con contenedores ha sido en la plaza Cívica desde la estación de FGC. En este lugar se ha vivido un momento de tensión sobre las 7.00 h, cuando una persona se ha encarado con los piquetes exigiendo su derecho a circular libremente por el campus ante la negativa de los protestantes, por lo que ha terminado girando cola.

Las facultades también fueron bloqueadas con mobiliario de los propios edificios, como sillas y mesas. En las entradas se ha informado del motivo de la huelga a las personas que querían acceder a la universidad, y generalmente se les ha dejado entrar, aunque se les ha advertido que en el interior la mayoría de clases estaban suspendidas.

Huelga feminista

La de este miércoles es la primera de las dos jornadas de huelga feminista que se han convocado en la UAB. La de hoy es exclusiva en esta universidad, si bien mañana los colectivos que la convocan prevén iniciarla en el mismo campus y desplazarse a media mañana a Barcelona para sumarse a la manifestación que se ha organizado en el centro de la ciudad.

"Hoy estamos rompiendo la normalidad del campus para denunciar los casos de profesores agresores, en la UAB se han conocido dos, uno en Letras y otro en Ciencias, pero no son casos aislados", advierte Laura Pinyol, portavoz del SEPC en la UAB. En este sentido, recuerda que también se han hecho públicos casos en la Universidad de Girona, en la Pompeu Fabra o en el Institut del Teatre: "No es violencia puntual", dice.

Protocolos inefectivos

Pinyol considera, además, que la universidad no hace lo suficiente para perseguir los casos denunciados: "No sólo nos ofrecen protocolos inefectivos, inseguros y largos, sino que entorpecen el proceso", denuncia.

Es por este motivo que el movimiento estudiantil ha puesto en marcha una plataforma en la que, de forma anónima, se pueden denunciar presuntos casos de acoso en las aulas. "Hay un montón de casos silenciados porque los protocolos no funcionan", advierte Sofia Ginesta, portavoz de la CAF de la UAB.

"Sabemos que hay profesores que han cometido agresiones y que hay acoso, y pedimos que esto cambie, porque hemos visto a alumnos que han cambiado de carrera por motivos como este", señala. Ginesta asegura que estos casos se agravan por una estructura del "sistema patriarcal" en la que el profesor, por ser hombre, ejerce un "rol de poder" sobre la víctima. Por todo ello, defiende el movimiento estudiantil como herramienta para poner en común la experiencia compartida y crear "espacios seguros" para el alumnado.