Declaración en la Moncloa

Sánchez decide seguir al frente del Gobierno y anuncia una ofensiva "sin descanso" por la "regeneración democrática"

Pedro Sánchez, en directo | Todas las reacciones a la decisión del presidente del Gobierno

Pedro Sánchez: "He decidido seguir al frente de la Presidencia del Gobierno de España"

Pedro Sánchez: "He decidido seguir al frente de la Presidencia del Gobierno de España" / .VÍDEO: SARA FERNÁNDEZ / PI STUDIO

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Pedro Sánchez se queda. Tras cinco jornadas de íntima reflexión sobre su futuro, sin apenas consultar con sus ministros y colaboradores más cercanos, el presidente del Gobierno ha anunciado contra pronóstico este lunes que continúa en el cargo. La movilización dentro y fuera del PSOE para que no tire la toalla, ha explicado, le ha dado fuerzas para continuar. También la convicción de que no podía dejarse torcer el brazo. Pero no seguirá como hasta ahora. Lo que ha ocurrido, ha dicho, es "un punto y aparte". Sánchez ha anunciado que trabajará “sin descanso para la regeneración pendiente” de la democracia española, después de la campaña de “acoso” a él y su familia, especialmente a su mujer, Begoña Gómez. No ha concretado en qué se traducirá este nuevo impulso, ni tampoco se ha referido a una cuestión de confianza.

“He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España”, ha dicho Sánchez, que primero ha despachado con el Rey en el palacio de la Zarzuela y después ha vuelto a la Moncloa, donde se ha reunido con la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños; la portavoz y ministra de Educación, Pilar Alegría, y el secretario de Organización del PSOE, Sántos Cerdán. Felipe VI, por su parte, se ha marchado a a Hoyo de Manzanares (Madrid) a visitar un organismo de nombre adecuado ante esta frenética coyuntura: el Centro de Excelencia Contra Artefactos Explosivos Improvisados.

"Esta decisión no supone un punto y seguido. Es un punto y aparte, se lo garantizo. Por eso, asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y libertades. Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Solo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo”, ha continuado con rostro serio, en una declaración sin preguntas ni presencia de periodistas. El jefe del Ejecutivo, por tanto, pide a los ciudadanos que continúen la movilización de estos últimos días. Según sus colaboradores, el eje de la legislatura que de alguna manera vuelve ahora a comenzar será la "regeneración".

La sorpresa

En un nuevo movimiento que sorprende a propios y extraños, no habrá ni elecciones ni nueva investidura. El PSOE tenía pocas esperanzas depositadas en la continuidad de Sánchez. La inaudita carta que publicó en sus redes sociales el pasado miércoles, en la que se preguntaba en voz alta si “merece la pena” seguir al frente del Gobierno, dejó conmocionado a todo el partido, de arriba a abajo. Nadie acababa de asimilar lo que había ocurrido. Pero conforme pasaron los días y Sánchez no daba ninguna señal, el temor a una renuncia se fue extendiendo por las filas socialistas.

Sánchez ha pasado este tiempo sin apenas comunicarse con nadie de su entorno. Ha habido intercambio de mensajes de cariño, pero poco más. Ningún indicio de lo que pensaba hacer, dentro de una actitud hermética que en el núcleo duro han querido respetar en privado. En público, en cambio, el Ejecutivo y el PSOE se han volcado en estas dramáticas jornadas en intentar persuadirle a través de los micrófonos de que debía continuar, que no podía dejarse torcer el brazo por “la derecha y la ultraderecha” y que los socialistas habían pasado antes por circunstancias mucho más dramáticas (de la resistencia a Franco a la lucha contra ETA) y se habían repuesto. 

La máxima expresión de este cierre de filas fue el catártico comité federal que el PSOE celebró el pasado sábado, con dirigentes dentro de la sede y simpatizantes en la calle gritando “¡presidente, quédate!”. También los socios de investidura, con la excepción de Junts, se han dedicado a presionar a favor de la continuidad de Sánchez.   

Los frutos de la movilización

Ha surtido efecto. “Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este honor”, señaló el líder del PSOE en un escrito sin precedentes. En alguien tan curtido como Sánchez, con fama de frío y calculador, un dirigente de trayectoria inverosímil que ha superado todo tipo de obstáculos en los últimos diez años, lo personal predominaba sobre lo político. 

“Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también”, escribió Sánchez el pasado miércoles, horas después de que trascendiera que un juez había admitido a trámite una polémica denuncia, que según el Gobierno no tiene ningún sustento, presentada por la organización ultra Manos Limpias contra su esposa por presunto tráfico de influencias.

“Sé que la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido, ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy, sino por lo que represento, que duele vivir esta situación que no deseo a nadie. (...) Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar. He actuado desde una convicción clara. O decimos basta, o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país”, ha subrayado Sánchez, en una comparecencia que ha dejado una profunda sensación de alivio en el PSOE. 

Ahora falta por ver en qué se traducirá ese impulso por la "regeneración democrática" al que se ha comprometido, llamando también a la sociedad a que se sume. Ante las críticas de los partidos (sobre todo, los independentistas), por la falta de medidas en este apartado, Sánchez siempre había enarbolado hasta ahora los estudios de varios medios internacionales y 'think-tanks' para concluir que España era una "democracia plena".

De momento, tras celebrar el anuncio de que confirma su continuidad, la vicepresidenta segunda y socia de la coalición, Yolanda Díaz, líder de Sumar, le ha pedido dos cosas: reformar la llamada 'ley mordaza' y cambiar el sistema de mayorías para elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judical (CGPJ), que llevan más de cinco años con el mandato caducado debido al bloqueo del PP. Alberto Núñez Feijóo, en cambio, ha reaccionado acusando a Sánchez de buscar un "cambio de régimen".

"Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado, entonces no merece la pena -ha señalado, respondiéndose a sí mismo en su carta del miércoles-. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena. Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento".