Día internacional contra la violencia escolar
La lucha antibullying pone el foco en el agresor y su familia: "Yo no sabía que hacía el mal"
El activista Jero García, que sufría un trastorno de hiperactividad no diagnosticado y fue acosador en su infancia, explica su experiencia y reclama actuar con decisión en el entorno del agresor
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Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
Jero García nació en 1970 en Carabanchel, el barrio de Madrid donde, como en la mayoría, en los años 80 reinaba la ley del más fuerte. Los matones molaban y, en el patio del cole, “o te quitaban el bocadillo o lo quitabas tú”, recuerda. Él era de los segundos: pegaba y martirizaba a sus compañeros. Alguno, incluso, se quiso suicidar, explica. “Yo no era consciente, no sabía que hacía el mal”. Ahora, a sus 53 años y reconvertido en activista antibullying, sabe que el principal motivo que lleva a un niño a quitarse la vida es, precisamente, el acoso escolar. No hay fórmula mágica para acabar con este tipo de violencia. Pero García, al igual que otros muchos expertos, tiene claro por dónde hay que que empezar: por la prevención. “Si queremos prevenir, hay que ir al acosador. Y más que a él, a sus padres. Si ese niño está haciendo daño es porque algo no ha aprendido bien”.
El 80% de los progenitores creen que sus hijos son incapaces de infligir daño, mientras que el 20% resta importancia al acoso
Los datos respaldan este argumento. En España, el 64% de los padres y madres están convencidos de que los progenitores de los acosadores son bastante responsables del 'bullying' que comete su hijo, un porcentaje que se eleva hasta el 71% si se pregunta a los docentes. Así lo revela el 'Cuarto estudio sobre la percepción del 'bullying' en la sociedad española', elaborado por la plataforma Educar es Todo con motivo del Día Internacional contra el Acoso Escolar, que se celebra el 2 de noviembre. Sin embargo, una abrumadora mayoría de progenitores (80%) confía ciegamente en su hijo y lo considera incapaz de infligir daño a nadie. Otro 20% resta importancia al acoso y afirma que “no es para tanto” y que “siempre ha sido así”.
García pide cambiar la realidad y apela directamente a los progenitores: “Si sospechas que tu hijo es un verdugo para otros compañeros de clase tienes que mirarte a ti mismo y preguntarte qué has hecho mal. ¿Dónde y cómo ha aprendido tu hijo a comportarse de esa manera? ¿Por qué necesita reafirmarse a través de la violencia?”, subraya.
La adrenalina y los golpes
En su infancia, el divulgador sufría trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un problema del neurodesarrollo (no es una enfermedad) que exige tratamiento. Pero eso lo sabemos ahora porque la salud mental, en la generación EGB, era la gran desconocida. Jero acosaba a sus compañeros. No lo hacía, explica, para que una camarilla le riera las gracias. Lo hacía porque albergaba agresividad en su cabeza y en su cuerpo. Víctima de un problema de salud mental ni diagnosticado ni tratado, necesitaba la adrenalina para vivir, y la encontraba machacando a los demás. Una de sus víctimas se quiso tirar al vacío desde un 5º piso. “La provocación y el peligro me daban subidón. Era un chaval listo, vivo y pícaro, así que en casa disimulaba lo canalla que era”, recuerda.
“La provocación y el peligro me daba subidón. Era un chaval listo, vivo y pícaro, así que en casa disimulaba lo canalla que era”
Tras una infancia llena de violencia y agresividad hacia sus compañeros y una juventud en la que se zambulló en las adicciones y el hachís, a Jero le salvó la vida el boxeo. Padre de cuatro hijos y ya retirado de la competición profesional, se ha convertido en todo un referente en el activismo contra el 'bullying'. También en autor. Acaba de publicar 'Cola de lagartija' (Temas de hoy), la historia de un niño que es “puro nervio” y que “solo consigue paz haciendo la guerra”. ¿Es su vida real? “Cualquier coincidencia es casualidad. Pero la vida -sonríe- está llena de casualidades”.
García es una de las voces más combativas y más concienciadas contra el acoso escolar, un drama que afecta a casi el 10% de los alumnos de primaria, según reveló, el pasado mes de mayo, el primer informe oficial del bullying, encargado por el Ministerio de Educación a investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). En opinión de García, el acoso escolar tiene varios responsables. Los primeros, los padres y las madres que miran para otro lado y que no se involucran en la educación de sus hijos. “Si no vas a tener tiempo para criar a tus hijos no los tengas”, sentencia con dureza.
García critica a las familias que obsequian a sus hijos con un móvil de última generación a los 8 o 9 años y no hacen seguimiento ni prevención. “Le estás dando a tu hijo las llaves de la puerta del infierno, el lugar donde están los pederastas y los abusadores. Como padres, debemos marcar límites. Es fundamental tener las contraseñas de sus redes sociales. ¿Invasión de su intimidad? Para nada. Tú tienes que saber con quiénés hablan tus hijos. El 90% de los padres no saben qué es el 'grooming' (un adulto se hace pasar por un menor en internet), que es la principal causa de abuso sexual. No podemos vivir en otra realidad paralela a la de nuestros hijos. Nos tenemos que formar en internet, tenemos que hablar el lenguaje de nuestros hijos".
Ejemplo para los hijos
El activista y escritor recuerda que la primera obligación de todo padre y toda madre es estar presente. También ser coherentes y educarles en valores. "No puedes decirle a tu hijo lo malo que es el alcohol y tú beber cada fin de semana. No puedes decirle a tu hijo que no abuse del móvil y tú cenar pegado a tu teléfono", subraya.
Convertirse en padre fue, precisamente, lo que hizo que García se cayera del caballo. El primer ko de su carrera no lo sufrió en un ring de boxeo sino cuando, con 22 años, nació su primera hija. La pequeña Azahara fue el punto de inflexión en su vida. “Yo era un salvaje, pero caí en la cuenta de que mi hija era mi responsabilidad”, explica. A partir de entonces, Jero García se convirtió en otra persona. Otra persona mejor.
Ley específica
El autor de 'Cola de lagartija' también pide a los políticos que muevan ficha. Exige una ley específica contra el bullying y que el sistema educativo esté regido por profesores y no por diputados y senadores. También pide a los políticos que dejen de mostrar esos insoportables espectáculos en el Congreso donde vuelan los insultos y donde predomina la violencia verbal, que es también violencia.
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