EN PORTADA
LA LACRA DEL 'BULLYING'
'Subnormal': el grito de guerra de Iñaki Zubizarreta contra el acoso escolar
Un cómic narra las palizas, las humillaciones y el aislamiento que sufrió en su infancia el exjugador de la ACB
Una página del cómic ’Subnormal: una historia de acoso escolar’, que narra el ’bullying’ que sufrió el exjugador de la ACB Iñaki Zubizarreta.
Un chavalín está en el acantilado de la Galea (Getxo-Bizkaia). Aprieta los puños y llora. Quiere tirarse y desaparecer del mundo. Es un niño de 11 años encerrado en un cuerpo de gigante. Mide el doble que sus compañeros. En su mente solo hay una palabra: Subnormal.
Subnormal es el insulto con el que le escupen cada día en el cole. Así le llaman compañeros más mayores. También la profesora. Y el psicólogo. Subnormal. El chavalín se llama Iñaki. Pero todos le llaman Jacobo. "Jacobo, cuando más grande más bobo".
Iñaki estuvo a punto de suicidarse aquel día en la Galea. Por suerte no lo hizo. Y hoy puede contar su historia, el espantoso 'bullying' que sufrió y que le convirtió en un niño roto y en un adulto roto.

Iñaki Zubizarreta, durante la entrevista con EL PERIÓDICO /
Iñaki es Iñaki Zubizarreta. Exjugador profesional de baloncesto de la ACB, hoy tiene 48 años. Mide 2,07 metros y se le siguen escapando las lágrimas cuando recuerda su infancia. El baloncesto le salvó la vida. Ahora se dedica recorrerse toda España impartiendo conferencias a estudiantes, padres, madres y docentes. El acoso escolar está incrustado en las aulas, pero Zubizarreta sabe que hay salida. Tanto para los acosados como para los acosadores. Eso sí, hay que actuar y jamás quedarse de brazos cruzados o soltar el absurdo mantra de "son cosas de niños".

Página del cómic 'Subnormal' /
'Subnormal: una historia de acoso escolar' es el título del impactante cómic que narra con toda la crudeza las humillaciones, las burlas, el aislamiento y las palizas que recibió el niño Zubizarreta. Editada por Panini, con ilustraciones de Miguel Porto y guion de Fernando Fernández Llor, la novela gráfica muestra crudamente y sin paternalismo ni paños calientes la salvajada que supone el 'bullying'. "Quiero dar voz a todos los niños y niñas que están pasando o han pasado por este drama. Es una experiencia dura y traumática que muchas veces queda en el silencio", explica Zubizarreta desde su consulta de masajes en Getxo.
Un niño en un cuerpo gigante
Con un padre que medía 1,98 metros y una madre de 1,82, Zubizarreta nació grande. Enorme. Pero solo era un niño. En 6º de EGB, el primer día de clase, la profesora -una persona tóxica, nociva y malvada- soltó en clase: "Hay dos tipos de alumnos, los listos y los listillos. Los primeros me gustan. Los segundos, lo tienen claro". Acto seguido miró a Iñaki y le sacó de clase. "Me llevó al psicólogo del colegio, que llegó a la conclusión de que yo era un retrasado mental y que mis actos no estaban en consonancia con mi estatura. A partir de entonces, la maestra me dejó sin salir al recreo. Me aisló. Y me fui quedando solo, sin nadie. Encapsulado", explica el exjugador de baloncesto.
En las páginas de 'Subnormal' se muestra cómo Zubizarreta se convirtió en blanco de los acosadores, estudiantes de cursos superiores. Le quemaron colillas en el pecho, le destrozaron la cara, le hicieron comer mierda en el váter. Un día la paliza fue tan descomunal que acabó en un hospital, en coma. Hasta entonces no se había atrevido a confesar nada a sus padres. A partir de ahí, su padre tomó cartas en el asunto.
Pedir ayuda
Zubizarreta salió a flote. El baloncesto le dio felicidad, compañerismo y, sobre todo, le enseñó a pedir ayuda. A pesar de todo, seguía siendo una persona rota. Con 32 años, y un nivel de ira inimaginable, decidió seguir a la que había sido su martirio: la profesora. La siguió por todo Getxo y, en el paseo de la playa, estuvo a punto de cogerla y, literalmente, partirle la columna para que se quedara el resto de su vida en una silla de ruedas. Lo podía hacer. Tenía -y tiene- la fuerza física de un gigante. Tuvo un momento de lucidez, pensó que se podía pasar el resto de su vida en la cárcel, así que cogió su moto y dio media vuelta.
Convertido en una de las voces más autorizadas para hablar del 'bullying', el jugador vasco -que ayuda a muchos chavales con problemas- no se cansa de repetir que los protocolos antiacoso de los colegios no pueden ser solo papel mojado. Todos se tienen que implicar en la lucha contra esta lacra: las direcciones escolares, los docentes, los padres, las madres y, por supuesto, los políticos. Y lanza un grito de advertencia a los progenitores. "Cuidado con la sobreprotección. Cuidado con darle todo lo que quiere a tu hijo. Cuidado con comprarle el último modelo de móvil". Cuidado porque a lo mejor estás criando un acosador. "Lo que necesita tu hijo no es nada de eso. Tu hijo necesita tu tiempo".
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