Crisis hídrica en Catalunya

Campos sin regar entre cámpings y apartamentos: el "poco sacrificio" del turismo indigna a la agricultura

Anticipar o improvisar: diferencias entre la cosecha en el Ebro y en las cuencas internas

La cosecha inédita en plena sequía da pistas a los agricultores sobre cómo cultivar en el futuro

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xxx / DAVID APARICIO

Guillem Costa

Guillem Costa

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El plan de gestión de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) es claro y meridiano: cuando el agua escasea, la primera prioridad es el agua de boca. El consumo agrícola se sitúa en el segundo lugar de esta escalera jerárquica que determina qué necesidades deben pasar por delante de las demás. Los usos turísticos no aparecen hasta la quinta posición de la lista.

Los agricultores tienen la sensación de que este plan no se ha cumplido. Consideran que les han dado gato por liebre y les han colado un "gol injusto". "El gasto turístico de hoteles y apartamentos se ha computado como si fuese doméstico, así nos lo explicó el 'conseller' David Mascort", critica Francesc Camps, investigador especialista del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Alimentaria).

"Si hemos podido culminar una temporada turística exitosa ha sido por los sacrificios de los agricultores. No pasa nada, pero digámoslo y que se sepa"

Francesc Camps

— Investigador del IRTA

Agricultores consultados por EL PERIÓDICO no entienden que se hayan batido récords de turistas mientras ellos movían cielo y tierra para que sus campos dieran algo de provecho, con las dotaciones de agua recortadas a la mitad. "Si hemos podido culminar una temporada turística exitosa, ha sido por los sacrificios de los agricultores. No pasa nada, pero digámoslo por su nombre y que se sepa", afirma Camps.

"Las piscinas se empezaron a restringir cuando ya estaban llenas. Y en los municipios turísticos no se ha decretado la emergencia durante la temporada alta. Además, no empezaron a multar hasta hace muy poquito", añade. Este investigador no pretender perjudicar al sector turístico, solo considera que el esfuerzo se podría haber repartido de forma algo más equilibrada. No es el único que tiene esta sensación.

"El esfuerzo entre sectores no se ha repartido de forma equilibrada"

— Francesc Camps, IRTA

Albert Grassot, productor de 'L'Estany de Pals', no puede borrar de la retina lo que, a su entender, son imágenes incómodas de este verano: "Tengo campos de arroz secos, sin sembrar por la sequía, delante de un cámping que no ha sufrido ninguna restricción".

La escena se repite en los arrozales de las Basses del Coll, en el Baix Empordà, rodeadas por otros dos cámpings, uno a cada lado, o cerca de Torroella de Montgrí, junto a los apartamentos de lujo del campo de golf. Estos son algunos ejemplos gráficos del porqué de su descontento. "Los turistas disfrutan del paisaje que nosotros cuidamos, esto hay que tenerlo en cuenta", dice Grassot.

"Qué ser de mayor"

Jaume Pedrós, responsable de regadíos de Unió de Pagesos, va en la misma dirección: "¿Verdad que a nadie se le ocurrió decirles a los hoteleros que solo podían llenar un 85% de las habitaciones para ahorrar agua?". Los agricultores son conscientes de que ellos requieren una cantidad de agua ingente, pero remarcan que, mientras la campaña turística se ha desarrollado con normalidad, ellos sufrían las consecuencias de unas medidas nunca vistas hasta la fecha.

Un ciclista pedalea entre campos de arroz, con el Montgrí al fondo.

Un ciclista pedalea entre campos de arroz, con el Montgrí al fondo. / DAVID APARICIO

"El agua es un bien escaso, pero nosotros lo transformamos en alimentos. La gente habla de la sequía pero no la vive como nosotros, porque el agua sigue manando del grifo", opina Pedrós. Destaca que Francia prohibió comprar piscinas hinchables en las regiones que sufrían la sequía: "Es un pequeño gesto, pero aquí no se ha hecho nada simbólico para que todo el mundo se de cuenta de que la falta de agua es real".

"Aquí no se ha hecho nada simbólico para que todo el mundo se dé cuenta de que la falta de agua es real"

Jaume Pedrós

— Unió de Pagesos

Camps lo resume todo en una frase y una pregunta: "Debemos decidir qué queremos ser de mayores. ¿Vivimos solo del sector turístico o lo equilibramos todo?". Señala que desde el IRTA están trabajando para cosechar usando la mínima cantidad de agua posible. "Pero esto ha de ir acompañado de una política agraria, que decida qué producir, cuándo, cómo y por qué. Y de momento, no se está haciendo".

Durante todo el verano, la excepcionalidad ha sido el estado del plan de sequía declarado en la mayoría de municipios turísticos. La fase de emergencia solo se ha activado en 22 municipios del Alt Empordà (de ellos, Peralada y Sant Pere Pescador son los que reciben más visitantes) y en dos pueblos que dependen del embalse de Riudecanyes. La sensación entre los agricultores es que las medidas aplicadas no han tenido un impacto sobre la población comparable con lo que ellos han resistido, ante la falta de agua para el riego. El agua para el turismo, como en realidad no deja de ser del grifo, ha sido una prioridad igual que lo es la dotación doméstica. Y esto es lo que el sector agrícola no acaba de ver claro.

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