Anticipar o improvisar: la sequía evidencia las diferencias de gestión de las cosechas entre las cuencas internas y el Ebro

Para los agricultores de las cuencas internas, las restricciones de agua eran una espada de Damocles con la que llevaban tiempo conviviendo. Cuando el Govern pasó a la acción y la espada cayó, estaban relativamente preparados para parar el golpe. En las cuencas del Ebro, en cambio, donde se concentra la mayor parte del sector agrícola catalán, nadie contaba con ello.

Cuando la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) les advirtió de que tendrían que trabajar con la mitad del agua que usaban, no se lo podían creer. "Era algo que no nos había ocurrido nunca en la vida", señala Amadeo Ros, presidente de la comunidad de regantes del canal de Urgell.

Pep Vidal, agricultor de la zona, lamentó desde el comienzo la falta de previsión: "No se nos dio ningún aviso y directamente se decidió sacrificar los cultivos para salvar los frutales". El Govern también ha criticado esta poca anticipación por parte de la CHE y asegura que en las cuencas internas se advirtió a los a en el mes de febrero de las medidas restrictivaso.

Sin embargo, Ros sostiene que preveer algo así era muy complicado: "Nunca en los últimos 70 años habíamos tenido tan poca agua del río Segre y de la nieve que se funde. En la comunidad de regantes nadie señala a la CHE. Puede que algunos quieran buscar culpables, pero no es nuestro caso". En primavera, las lluvias no llegaron. Y se perdieron cosechas de herbáceos y cereales de invierno. Los agricultores están pendientes de que lleguen las ayudas de la Generalitat para hacer frente a unas pérdidas millonarias.

Ayudas dispares

Esta semana terminará la cosecha en las hectáreas de frutales del canal de Urgell. "Esta vez lo hemos podido salvar, pero es muy difícil culminar una campaña en estas condiciones", reconoce Ros. De cara al próximo año, ya han decidido cómo repartirse el agua por si sufren otra sequía: "Estaremos preparados y sabremos cómo actuar".

En el delta del Ebro, también dependen de la CHE. Los arroceros están molestos con la poca anticipación a la hora de dictar las restricciones. Albert Pons, de Unió de Pagesos, no entiende que se les avisara con tan poco margen. Los regantes del Delta avisan de que 15.000 hectáreas podrían quedar improductivas si siguen las restricciones. A esto hay que sumarle las afectaciones del granizo del pasado fin de semana. Ahí, también les han asegurado ayudas por los arrozales que no se hayan sembrado.

En las cuencas internas, la sensación de los agricultores es que sí se les avisó con tiempo, a diferencia de lo que ocurrió en la sequía de 2008. El gran obstáculo es que muchos de ellos han cambiado de cultivo, precisamente para no gastar tanta agua. Y para ello, no hay ayudas previstas, aunque el nuevo cultivo les haya aportado menos ganancias que el que tenían previsto inicialmente.

"Estamos satisfechos con las previsiones de la ACA. Lo que no se entiende es que los agricultores del Baix Ter, por ejemplo, no puedan recibir ayudas por haber sembrado girasoles en lugar de maíz. Son restricciones dictadas por la Generalitat las que han impedido que cosecharan lo habitual", afirma Francesc Camps, investigador del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Alimentaria).

En otras zonas de regadío del Vallès y la Selva, los pozos han sido la gran solución para mantener los cultivos, aun habiendo la restricción del 50% para los territorios en excepcionalidad. En el Baix Llobregat, la despensa de la gran Barcelona, el agua regenerada ha sido esencial para poder continuar con el riego.

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