Violencia sexual y menores

La comunidad gitana impone un destierro veraniego a los agresores confesos del Màgic de Badalona

El patriarca de Sant Roc: "Necesitamos educación sexual"

Investigados 21 menores por las ocho violaciones grupales de Badalona: cuatro han participado en más de un caso

Los niños de la calle de Badalona, sobre las violaciones: "A las niñas les gusta lo que pasó"

Elisenda Colell

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"Nosotros no tenemos cárceles, pero sí hay el destierro: que te echen de tu barrio, que te alejen de tu familia, que te quedes solo... es lo peor que le puedes hacer a un gitano", argumenta Manuel Cortés. 'Tío Manuel', la autoridad del barrio de Sant Roc de Badalona. "O el patriarca, como dicen los payos, aunque a mí esa palabra no me gusta", aclara.

Tres de los menores que violaron a una niña de 11 años en el Màgic serán enviados los próximos días a Tarragona: "En septiembre volverán finos"

Se define como "hombre de paz". Lo buscan cuando hay un follón en el barrio y pertoca solucionarlo. Dicta sentencia y se acata. La última que ha firmado, jamás por escrito, es el destierro veraniego de tres niños menores de 14 años, inimputables, que han reconocido haber participado en al menos una de las agresiones sexuales en grupo en el centro comercial Màgic Badalona. "No les puedo sacar de la escuela, pero en cuanto terminen las clases se van de aquí con una tía suya a la provincia de Tarragona. No los quiero ver por el barrio", remacha.

"Que te echen de tu barrio, que te alejen de tu familia, ... es lo peor que le puedes hacer a un gitano"

Manuel Cortés, patriarca de Sant Roque (Badalona) en el campo de fútbol donde juegan los niños del barrio, el pasado miércoles.

Manuel Cortés, patriarca de Sant Roc (Badalona) en el campo de fútbol donde juegan los niños del barrio, el pasado miércoles. / Manu Mitru

Son las seis de la tarde y Cortés se saca del bolsillo un sobre con 40 billetes de 50 euros. "Se lo das a aquél de parte del 'tío'". Resulta que un gitano entró a robar a casa de otro. "El seguro le ha dicho que lo sustraído asciende a 2.000 euros", explica. Cortés sentenció que el 'ladrón' debía compensar a la víctima con esa cantidad. "Y ahora tan amigos. Si yo no estoy, estos dos se pegan, y luego otro pega al otro...". En cambio, señala, el tema se ha zanjado sin necesidad de denuncia ni intervención policial. Y así todo. Cortés dice que gracias a sus intervenciones las peleas en el barrio se han reducido un 98% y los puntos de venta de droga han reducido un 95%.

Pero en el caso de las violaciones grupales nadie le avisó. Cortés relata que se enteró en marzo por la prensa, como las administraciones. Llamó a los cabezas de las 64 familias gitanas en Catalunya. La suya, para tener una idea de la magnitud, está formada por 300 personas. Los cabezas de familia dieron nombres y empezó su intervención. No se llevó las manos a la cabeza al saber las identidades. "Te lo puedes esperar, es una familia desestructurada". Habla de padres drogadictos o ausentes desde la cárcel, de 35 a 45 años. De niños sin límites y con pocos referentes edificantes.

La primera respuesta de la familia fue la esperada: lo negaron. "¿Quién dice que su hijo es un delincuente? Siempre son los más guapos, los mejores". "Les amenazamos con echarles a todos del barrio, aunque no lo íbamos a hacer", cuenta. Pero necesitaba pruebas. "Aunque los gitanos siempre tenemos que demostrar que somos inocentes, el tema aquí es que hay que demostrar que uno es culpable". Las excusas que pusieron algunos de se esfumaron de inmediato cuando Cortés supo que estaban amenazando de muerte al hermano de la víctima de la primera violación grupal. Tres de ellos confesaron ante el 'tío' Manuel.

Estos tres serán desterrados del barrio en los próximos días, cuando terminen la escuela. "Se van a Tarragona con una tía suya que vive allí: se quedan sin amigos, sin su entorno... solos, no podrán hacer nada. Ya verás como en septiembre volverán finos", razona Cortés, que justifica este castigo como ejemplarizante. "Algo tenemos que hacer, si no es como si aquí no hubiera pasado nada... y no. Esto no se puede repetir", insiste el 'tío'.

Pero la realidad es que esta manada la integran muchos más, hasta al menos 21. "Mira, yo no tengo pruebas, y me dicen que ellos no son", aclara. Es partidario de esperar a que se celebre el juicio. "Y si es que sí, entonces se les aplicará también su castigo, como debe de ser", entona.

El Tío Manuel reclama proyectos educativos que ilusionen a los chavales del barrio y les permitan soñar

A Cortés le preocupa el futuro de estos niños y sospecha que su castigo ejemplarizante, quizás, no será infalible. "Estos niños son carne de cárcel, sólo les detiene esto", sentencia Cortés. "Yo conozco a uno que empezó así: se mete en una y sale en otra... y ahora lleva 20 años preso", lamenta. "Es muy difícil quitar el mal hábito al que lo tiene. Si te has criado en estos ambientes... alguien tiene que enseñarles que la vida no es así", añade.

Explica que al resto de adolescentes implicados en las agresiones los tienen "vigilados", aunque es difícil: "la juventud sana no se junta con esos". Y por eso insiste sin parar en que son necesarios los proyectos educativos y de educación sexual en el barrio. Pide escuelas de oficios, formaciones que ilusionen a los chavales y les permitan soñar. "Estamos abandonados", se queja.

Entrevista a Julio Vargas y Manuel Cortés, dos de los líderes de la comunidad gitana en Sant Roc (Badalona). 

Entrevista a Julio Vargas y Manuel Cortés, dos de los líderes de la comunidad gitana en Sant Roc (Badalona).  / Manu Mitru

A Cortés le acompaña Julio Vargas, sociólogo, activista gitano y uno de sus colaboradores más estrechos. Señala que hay quien ha aprovechado este caso para, una vez más, atacar a los gitanos de forma racista. Salen varios nombres. Políticos y policías "que están muy cómodos en su oficina, que nos tienen abandonados, que no saben lo que es el barrio, que no lo pisan ni conocen a nadie". Políticos, como el nuevo alcalde, Xavier García Albiol, o el saliente, Rubén Guijarro, que les llaman para que salgan con ellos en las fotos "para demostrar que no son racistas" o que les piden que junten a vecinos del barrio en campaña electoral para pedir el voto. "Y luego se van como si no existiéramos", denuncian.

Su carta a los reyes para las administraciones es muy corta. "Hay que generar expectativas, ilusión, en los chicos y chicas", insiste Vargas, que recuerda cómo los proyectos de la Generalitat están consiguiendo que, cada año, 50 gitanos se gradúen en la universidad. "Que les enseñen oficios, que puedan soñar con profesiones buenas", explica Cortés. Las agresiones, la falta de inversión en Sant Roc, el abandono, el absentismo escolar... forman parte de la misma moneda. "Ya me gustaría darles un trabajo digno, pero no puedo", se duele Cortés.

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