Potabilización extrema

El reto mayúsculo de beber agua del Besòs: "Nunca imaginamos que fuese posible"

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El agua superficial de este río plantea dificultades a los técnicos porque procede de depuradoras y contiene cientos de contaminantes

Besos

Besos / FERRAN NADEU

Guillem Costa

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Conseguir tratar agua de la superficie del Besòs para beberla fue siempre un hito imposible. Es más, pensar en ello parecía una imprudencia. "Nunca en mi vida me hubiese imaginado que potabilizaríamos agua de este río", reconoce José Mesa, director de producción de Aigües de Barcelona. Sin embargo, ya se han puesto manos a la obra.

Lo que tienen por delante los responsables de la empresa es un reto mayúsculo: en 2024 empezará la prueba piloto para captar agua superficial del cauce del río y tratarla. No será una prueba a pequeña escala: "Produciremos agua que podrá abastecer a un municipio de 30.000 personas.

"Así sabremos exactamente si se puede replicar a lo grande". La decisión se anunció semanas atrás ante la grave sequía. Ahora, los profesionales ya llevan días estudiando cómo potabilizar el agua del Besòs, un río que en el imaginario de la gente sigue siendo el vertedero de muchas de las fábricas construidas a lo largo de su curso.

"Hay amonio, nitratos, cloruros, plástico, metales, restos de medicamentos en la orina, proteínas, aminoácidos o microbios"

El primer problema a resolver es la calidad del agua: "El Besòs no es un río natural. Es un colector de aguas residuales que se han depurado. Es decir que el caudal del río se sustenta al 100% en el agua que vierten las depuradoras". Estas plantas cumplen con la normativa, pero el agua resultante no tiene la calidad idea para ser potabilizada.

¿Pero qué hay en el agua del Besòs? "De todo, es una de las aguas con más variedad de contaminantes, pero sin excesiva concentración", responde Mesa. Cuando tratan el agua del acuífero, algunos de estos elementos desaparecen porque el agua se filtra a través de la tierra.

Cientos de tóxicos

Con la captación superficial será distinto. La potabilizadora tendrá que liquidar una lista interminable de tóxicos. Ahí van algunos ejemplos.

"El Besòs no es un río natural: es un colector de aguas residuales depuradas"

Hay amonio, nitratos, cloruros, plástico, manganeso o metales como hierro o níquel. También los restos de la orina de la gente (no olvidemos que son aguas residuales depuradas): ahí se encuentran restos de drogas, medicamentos como antibióticos o antidepresivos, por ejemplo. Y mucha materia orgánica como proteínas o aminoácidos. Además están los microbios como coliformes o nemátodos y los patógenos típicos de origen humano como los estreptococos.

Aragonès y Jordà visitan la planta potabilizadora del Besòs.

Aragonès y Jordà visitan la planta potabilizadora del Besòs. / Mariona Puig / ACN

"Muchos de estos son elementos que no estarían de forma natural en un río, y esto es lo que dificulta tratar agua del Besòs", explica Mesa. España es uno de los países más avanzados en potabilización, desalinización y regeneración. Por este motivo, aseguran desde Aigües de Barcelona, se puede afrontar un desafío como este ante la escasez de agua.

Fases complejas

El 90% de las potabilizadoras de España tratan el agua a través de cuatro fases: son la captación, la oxidación, la decantación y la filtración por arena. En el caso del agua de la superficie de este río, con estos pasos no bastará. Hay diferentes opciones sobre la mesa y todavía se tiene que tomar la decisión final, pero en principio, se intentará con los siguientes procesos.

Captación

El agua se captará mediante un azud, para que haya un mínimo salto de agua. La lámina de agua del Besòs es muy fina, por lo que no se podría hacer una captación lateral. Se tendrá que poner una reja debajo de la superficie, como una especie de gran sumidero de los de la calle, para conducir parte del agua hacia la estación potabilizadora.

Oxidación

La oxidación es necesaria para eliminar contaminantes como los metales pesados y también la materia orgánica o el amonio, que está bastante presente en esa agua. Hay varias alternativas sobre la mesa: se puede oxidar el agua con ozono, con permanganato potásico, con luz ultravioleta o con hipoclorito sódico. Lo más probable es que el hipoclorito no funcione porque el agua tiene demasiado amonio. "Es posible que los rayos ultravioletas tengan protagonismo en esta parte del procedimiento. Los demás se pueden combinar", apunta Mesa. "No tendría sentido decantar esta agua porque tiene poca turbidez", añade.

Microfiltración

El siguiente paso es filtrar el agua a través de anillas. "Nos lo podemos imaginar como unos discos con ranuras radiales que permiten el paso del agua pero no el de algunos tóxicos". También se podría usar un filtro de arena cerrada.

Ultrafiltración

Es un nuevo proceso de filtración, pero que deja pasar todavía menos elementos. La membrana tiene poros muy finos que eliminan por ejemplo los nemátodos. Esta ultrafiltración deja el agua en un estado que facilita el próximo procedimiento.

Ósmosis inversa

En esta parte del proceso se somete el agua a elevada presión, aunque no tanta como se requiere en las desalinizadoras: "Pondremos el agua a 10 kilos de presión, esto es una fuerza que generaría una columna, un géiser de 100 metros de altura". Con esa potencia, el agua atraviesa una membrana que no deja pasar el amonio (el agua del Besòs tiene una media de entre 10 y 15 ppm de amonio) y otros contaminantes que todavía no se han eliminado.

Remineralización

Ya tenemos agua destilada, sin ningún elemento perjudicial para la salud. Pero es necesario añadir algunos minerales para que sea apta para ser consumida. Además se añade un mínimo de cloro para que el estado no empeore.

Después de este saneamiento, los resultados que se obtengan se enviarán al Departament de Salut. "Ellos serán quienes nos darán el permiso para arrancar la prueba piloto y también para, después, distribuir el agua cuando confirmemos que tenemos éxito en el proceso de potabilización", afirma Mesa.

Es un protocolo habitual en este tipo de procesos. Sin embargo, el resultado, agua potable procedente de la superficie del Besòs, será una noticia sorprendente, porque hasta ahora, nunca antes se había planteado.