Relato de la pandemia con mirada de género

Las más castigadas vuelven a ser ellas

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Helena López

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Tiphaine Leurent, miembro de la comisión de alimentos de <strong>Vecines en Red Ciutat Vella,</strong> en Barcelona, lleva todo el confinamiento trabajando a pie de calle en el barrio Gòtic, mirando a la injusticia y a la desigualdad a los ojos. No duda en responder que, por supuesto, esta crisis ha impactado más en ellas. "Partimos de la base de que las mujeres tenemos los trabajos más precariosInternas, limpiadoras, camareras de piso... son las primeras que han caído. Las que tenían contrato no cotizaban las horas que hacían y les han quedado unos ERTES miserables. Las que no los tenían, ni eso" señala. Según cálculos del Ayuntamiento de Barcelona, de las 52.000 trabajadoras del hogar de la capital catalana un 30% no lo tiene. Al mismo tiempo, prosigue Leurent, son las mujeres las que han salido a la calle a buscarse la vida y la de los suyos. Ya sea comida o una conexión a internet para que sus hijos puedan hablar con sus profesores o compañeros de clase. 

Con los nuevos bancos de alimentos organizados en los barrios ha pasado lo que ya sucedía con los desahucios. Ellas son a las que no les da vergüenza y salen a defender su hogar. El 80% de los integrantes de Vecines en Red en el Gòtic son mujeres. "No diferenciamos entre activista y receptor, cada día las personas que acuden a buscar alimentos están más involucradas en la red, y nuevamente son ellas las que más se implican", explican. Los primeros contactos los establecieron a través del grupo de Mujeres y Desahucios y de ahí funcionó el boca a oreja.

"Esta situación ha llevado muy al límite a muchas mujeres: bajas médicas, estrés, ansiedad..."

Sira Vilardell

— Fundació Surt

A veces salen ellas por ese instinto de protección (el 73% de las personas que han recibido ayudas sociales en Barcelona entre el 14 de marzo y el 15 de mayo son mujeres). Otras, porque no tienen alternativa al estar sacando adelante a sus familias solas. Más del 80% de las familias monoparentales en España están formadas por mujeres solas con sus hijos. Se calcula que el 43% de los niños en situación de vulnerabilidad está pasando el confinamiento solo con su madre. Leurent apunta aquí otro elemento a tener en cuenta: "La administración no está diseñada con una mirada de género. La mesa de emergencia, por ejemplo; además de que algunas mujeres muy vulnerables ni siquiera están acudiendo a pedir ayuda a los servicios sociales porque corre el falso rumor de que los servicios sociales les podrían quitar a sus hijos. Estas mujeres acuden a las redes de apoyo y allí las acogemos, pero no puede ser que los servicios sociales les den miedo", denuncia.

La olvidada economía reproductiva

"Las mujeres solas con hijos a cargo representan la cara más cruda de la vulnerabilidad. El índice de pobreza femenina es alarmante", indica Sira Vilardell, directora de la Fundació Surt, entidad de acción social que trabaja por los derechos económicos, sociales y culturales de la mujeres desde el barrio del Raval, en Barcelona. Pero la pandemia no ha afectado más solo a las mujeres más vulnerables. Vilardell recuerda lo que podría parecer obvio: "Las crisis siempre nos hacen retroceder, pero partimos de algo estructural". 

El 73% de los solicitantes de ayuda social entre el 14 de marzo y el 15 de mayo fueron mujeres

"Estos meses han evidenciado las grandes desigualdades en los cuidados, trabajos esenciales aunque no sean reconocidos como tal. El confinamiento ha hecho que los niños no puedan estar con los abuelos, ni puedan ir al colegio; que las personas dependientes no puedan estar en unos centros de día cerrados... Y todo ese peso ha recaído en las familias. Es decir, en las mujeres", relata Vilardell, especialista entre interculturalidad y género, quien denuncia que la falta de medidas del Estado para garantizar la conciliación ha llevado a muchas "muy al límite": bajas médicas, estrés y ansiedad. "Muchas han tenido que dejar los trabajos o reducir las jornadas. Un millón de equilibrios y mil encajes para poder llegar a todo que les ha restado derechos, autonomía y libertades", concluye. 

"Con los alimentos pasa lo mismo que con la vivienda. Son ellas las que salen a buscar ayuda"

Tiphane Leurent

— Vecines en Red Ciutat Vella 

Introducir esa inexistente mirada de género en la compleja maquinaria de la administración a la que se refería Leurent -sobra decir que diseñada por hombres- fue uno de los principales motivos de la creación, el pasado mandato, de la Concejalía de Feminismos del Ayuntamiento de Barcelona, área capitaneada por la concejala Laura Pérez, quien encargó un informe (del que salen la mayoría de cifras que acompañan este texto) sobre las consecuencias y el impacto de género de la Covid-19 en la capital catalana para tener los datos sobre la mesa a la hora de elaborar las políticas públicas para hacer frente a esta crisis y adaptarlas a esas necesidades concretas tan invisibilizadas.

La lacra de la violencia machista

La Generalitat ha detectado un total de 913 nuevos casos de violencia machista durante el confinamiento y el 112 ha recibido un 88% más de llamadas, pese a que el citado informe advierte de otro hecho que muestra que que la situación es todavía más grave. "El deterioro de las condiciones de vida dificulta la ruptura de las relaciones de violencia, la finalización de procesos de recuperación y los procesos de empoderamiento y autonomía. La creciente preocupación por cómo cubrir los cuidados, cómo cubrir las necesidades básicas, los alquileres o cómo queda el trabajo, hace que en general el tema violencia quede en segundo término", alerta el documento, que incluye datos como que las mujeres representan entre el 65% y el 85%, dependiendo del sector, de los trabajos que han estado en primera línea (venda de productos básicos, personal sanitario y de farmacia, servicios sociales, cuidado de personas mayores y enfermas, limpieza de establecimientos...) y recuerda que la brecha salarial anterior a la crisis era del 22%.

"El confinamiento nos confirma que uno de los retos clave ha de ser trabajar las masculinidades"

Laura Pérez

— Concejala de Feminismos de Barcelona

Una vez analizados los datos, Pérez apunta varias cuestiones. Una es que durante estas semanas se ha hablado mucho [pese a que no lo suficiente] de la salud mental de la infancia, pero se ha obviado por completa la de las madres, como apuntaba también Vilardell. "Es necesario estudiar la fórmula para cubrir desde la institución los cuidados como el servicio esencial que son", afirma la concejala, quien imagina programas específicos, como una suerte de canguros público para familias monoparentales.

"Esta crisis de los cuidados nos confirma también que uno de los retos que tenemos que afrontar con urgencia son las masculinidades. Es imprescindible interpelar al otro 50% o esto no lo arreglamos", reflexiona la edila, quien se plantea la creación de un Centro de Nuevas Masculinidades.