Psicología

Las cinco fases de una ruptura amorosa: etapas para superar el duelo

Nuestras emociones se desbordan ante las pérdidas

Una persona llorando sola.

Una persona llorando sola. / 123RF

Ángel Rull

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Las rupturas amorosas son un proceso doloroso que afecta diariamente a cualquier persona en todo el mundo. Podemos observar cómo estas experiencias pueden llevar a un profundo dolor emocional y psicológico. Es esencial comprender que una ruptura amorosa no solo implica la pérdida de una relación, sino también el duelo por la pérdida de las expectativas y los sueños compartidos. Para enfrentar este desafío de manera saludable, es fundamental comprender las etapas del duelo que comúnmente experimentamos en estas situaciones.

¿Por qué es necesario atravesar el duelo?

Atravesar el duelo es un proceso crucial para nuestra salud mental y emocional. Negar o reprimir nuestros sentimientos tras una ruptura amorosa puede tener consecuencias graves a largo plazo.

Estas son las razones que nos explican el motivo de que sea tan importante atravesar el duelo tras una ruptura amorosa:

1. Validación emocional

El duelo nos permite validar nuestras emociones y darnos cuenta de que es normal sentir dolor, tristeza, rabia y confusión después de una ruptura. Negar estos sentimientos solo prolongará el sufrimiento.

2. Aprendizaje y crecimiento

A través del proceso de duelo, podemos aprender lecciones valiosas sobre nosotros mismos y nuestras relaciones pasadas. Esta autorreflexión es esencial para el crecimiento personal y la toma de decisiones más saludables en el futuro.

3. Evitar la represión emocional

Cuando no enfrentamos el duelo de manera adecuada, nuestros sentimientos reprimidos pueden surgir de manera inesperada en el futuro, causando problemas en nuestras relaciones y salud mental.

4. Recuperar el control

Atravesar el duelo nos brinda un sentido de control sobre nuestras emociones y nos permite avanzar hacia la aceptación y la curación.

¿Qué ocurre cuando no superamos el duelo?

Cuando evitamos o posponemos el proceso de duelo, podemos enfrentar una serie de problemas emocionales y psicológicos. No solo sufriríamos los efectos del propio duelo, sino también de las complicaciones derivadas de reprimirlo, llevándonos a una peor salud mental.

Estos son los efectos de no superar el duelo:

  • Depresión: la represión de emociones puede llevar a la depresión, ya que no estamos permitiendo que nuestros sentimientos fluyan de manera natural. La depresión puede manifestarse en síntomas como la fatiga, la pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras y cambios en el apetito.
  • Ansiedad: la preocupación constante y el miedo al futuro pueden aumentar la ansiedad. La incertidumbre sobre lo que depara el futuro y el temor a la soledad son factores comunes que contribuyen a la ansiedad después de una ruptura.
  • Problemas de salud física: el estrés crónico relacionado con una ruptura no resuelta puede afectar negativamente nuestra salud física. Puede aumentar la presión arterial, debilitar el sistema inmunológico y provocar trastornos gastrointestinales.
  • Dificultades en futuras relaciones: las emociones no resueltas pueden afectar nuestras relaciones futuras, haciendo que sea difícil confiar y abrirnos de nuevo. Puede llevar a la tendencia de comparar a nuevas parejas con la anterior, lo que dificulta la construcción de conexiones genuinas.
  • Autoestima baja: no superar una ruptura puede dañar nuestra autoestima y nuestra imagen de nosotros mismos. Los sentimientos de rechazo y la autocrítica pueden erosionar nuestra confianza en uno mismo.

Cinco fases necesarias para superar el duelo tras una ruptura amorosa

no necesariamente ocurren en un orden fijo

Estas son las cinco fases:

1. Negación

La primera reacción ante una ruptura suele ser la negación. En esta etapa, es común sentir que la ruptura no es real o que la ex pareja regresará. La negación es una forma de protección emocional que nos permite asimilar la noticia de manera gradual. Puede manifestarse como pensamientos como "esto no puede estar sucediendo" o "seguro que podemos arreglar las cosas".

Es importante recordar que la negación es una respuesta natural ante la pérdida. Permite que nuestra mente procese la información de manera gradual, lo que puede ser menos abrumador que enfrentar de inmediato la realidad de la ruptura.

2. Ira

La ira es una respuesta natural al dolor. Puede dirigirse hacia la ex pareja, hacia uno mismo o hacia la situación en general. En esta fase, es crucial permitirse sentir la ira y expresarla de manera saludable. La ira puede ser una emoción abrumadora, pero reprimirla puede llevar a problemas emocionales más profundos.

Expresar la ira de manera adecuada implica hablar con alguien de confianza, como un amigo cercano o un terapeuta. Esto puede ayudar a aliviar la tensión emocional y evitar que la ira se convierta en resentimiento o rencor.

3. Negociación

En esta fase, buscamos maneras de recuperar la relación o encontrar soluciones para volver a estar juntos. Es importante comprender que, en muchos casos, la ruptura es definitiva, y la negociación puede llevar a la frustración si no se maneja adecuadamente.

La negociación puede manifestarse como el deseo de hacer promesas o cambios para convencer a la ex pareja de reconsiderar la ruptura. Sin embargo, es esencial aceptar que ambas partes deben estar dispuestas a trabajar en la relación y que a veces no es posible recuperar lo que se perdió.

4. Depresión

La depresión en este contexto no se refiere necesariamente a un diagnóstico clínico, sino a una profunda tristeza y desesperanza. Es normal sentirse abrumado por la pérdida en esta etapa. Puede manifestarse como una sensación de vacío, falta de energía, dificultad para dormir y una pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras.

Es importante permitirse sentir esta tristeza y buscar apoyo emocional. Hablar con amigos de confianza, familiares o un psicólogo puede ayudar a procesar los sentimientos y evitar que la depresión se intensifique. La depresión tras la ruptura es una respuesta natural a la pérdida y, con el tiempo y el apoyo adecuado, tiende a disminuir.

5. Aceptación

La aceptación es la fase final del duelo. En este punto, comenzamos a aceptar la realidad de la ruptura y a adaptarnos a una vida sin la relación. Puede llevar tiempo llegar a esta etapa, pero es un paso fundamental hacia la curación.

La aceptación implica reconocer que la relación ha terminado y que debemos seguir adelante. Esto no significa que olvidemos a la persona o que no sintamos ninguna tristeza, pero sí implica un ajuste a la nueva realidad. Comenzamos a reconstruir nuestras vidas, estableciendo metas y buscando nuevas oportunidades de crecimiento personal.

Como vemos, atravesar una ruptura amorosa implica experimentar un proceso de duelo que consta de cinco fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Estas fases proporcionan un marco para comprender y abordar las emociones que surgen después de una ruptura. Es importante permitirse sentir y procesar todas estas emociones para superar la ruptura de manera saludable. Buscar apoyo de amigos o familiares puede ser de gran ayuda en este proceso. Hay que recordar que, aunque el dolor puede ser abrumador, con el tiempo y el autocuidado, la herida sanará, y se estará listo para nuevas experiencias y relaciones en el futuro. La clave está en dar tiempo al tiempo y permitirse sanar de manera gradual.

* Ángel Rull, psicólogo.