A 350 kms/h.

Marc Márquez VIII, el rey ha vuelto, vaya a Montmeló, no se lo pierda

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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No le estoy pidiendo que cambie su vida, ni siquiera su fin de semana, solo le sugiero que pruebe algo que, hasta la fecha, tal vez, ni siquiera se le ha ocurrido plantearse, pensar, hacer, probar.

Verá (y usted lo sabe), si hay un país que respira motor, gasolina, velocidad, no en España, en el mundo entero, ése es Catalunya. Los ingleses ¡¡¡¡cómo nooooo!!!! dicen que son ellos. Ni caso. No les crea.

Catalunya ha sido siempre pionera, no solo fabricando motos y motos de carreras, sino en lo que ahora se llama ‘motorsport’, es decir, las carreras de coches y motos. Bueno, de lo que sea. Hasta de trial. Y no estoy despreciando al trial ¡¡¡¡por Dios!!!, todo lo contrario, digo que somos buenos ¿buenos? ¡¡¡¡lo campeones!!!! hasta en trial. No existe otro como Toni Bou ¿verdad?

Escuela de campeones

Catalunya no ha parido solo campeones de dos y cuatros ruedas. No. Catalunya les ha enseñado a crecer. Mejor, aún, los ha protegido y ayudado a ser campeones. Más, mucho más, Catalunya, especialmente desde el RACC, les ha enseñado a ser mejores, les ha puesto una universidad de carreras. Y, encima, las ha organizado y construido uno de los mejores, por mucho, circuitos del mundo, digan lo que digan los ingleses y/o americanos.

Y Catalunya ha parido para el mundo al rey de la velocidad: Marc Márquez VIII, ocho veces, sí, campeón del mundo (125cc, 2010; Moto2, 2012; y MotoGP, 2013, 2014, 2016,2017, 2018 y 2019). Y todavía estaríamos escribiendo 2020, 2021….si no hubiese sido por su desgraciada caída en Jerez y sus mil problemas, operaciones, recuperaciones, sacrificios y demás.

Pero el rey ha vuelto y usted, su familia, sus amigos, sus vecinos, sus colegas deberían ir a verlo a Montmeló. Créanme, no les defraudará. Ha vuelto a demostrar que es el más valiente de todos. Fue el tipo que decidió saber si aún servía para esto. Y esto es ponerse a 350 kms/h., pegadito al rival, salir de su aspiración, acariciar el asfalto, casi besarlo, retorcer el puño del gas y salir disparado hacia la siguiente curva. “Yo también llegué a dudar de sí podía o no volver a ser el de antes”.

Marc Márquez Alentá, piloto del equipo Gresini Racing Team Ducati.

Marc Márquez Alentá, piloto del equipo Gresini Racing Team Ducati. / ALEJANDRO CERESUELA

Por eso renunció a todo lo conquistado (y más, prescindió de un montón de millones de euros), para saber si aún era competitivo, si todavía podía codearse con los jóvenes, con los campeones, con aquellos que habían aprovechado sus lesiones, su ausencia, para ocupar su trono. Saber si resistía rozarles, acariciarles con su carenado, oír su motor cerca, verles los ojos, superarles.

Y hace nada, en Le Mans, la tierra de la velocidad, la resistencia y el ‘motorsport’, en la última vuelta del Gran Premio de Francia, en la última curva del trazado y ante el actual bicampeón del mundo, el italiano ‘Pecco’ Bagnaia, poseedor de la máquina del tiempo, el rey, Marc Márquez VIII volvió a protagonizar un adelantamiento de los suyos, de cuando nadie le tosía, de cuando ganaba una tercera parte de las carreras que corría (85 victorias en 252 grandes premios), de cuando se subía al podio en más de la mitad de carreras en la que participaba (141 ‘cajones’ en 252 GPs), de cuando lograba la ‘pole’ en la tercera parte de fines de semana (93 en 252 carreras).

Es posible que usted decida, finalmente, quedarse en casa, ver y oír las carreras a través de la inconfundible voz y pasión de mi amigo y maestro Dimià Aguilar, no se lo tendré en cuenta. Pero, que sepa, no hay nada como pasar un fin de semana de carreras en Montmeló (ahora, recuerde, también hay carrera y aún más veloz, los sábados). Hable con los suyos, está ante una oportunidad única de acercarse a una de las instalaciones modélicas del mundo de ‘motorsport’, perdón, del mundo del espectáculo y disfrutar del vértigo de ver a estos chavales, auténticos gladiadores sobre ruedas, que tutean al peligro y bailan sobre el alambre de la caída, el daño y el dolor.

"Yo también llegué a dudar si podía o no volver a ser el de antes, si era o no competitivo, si podía volver a ganar, a aspirar al título, por eso lo dejé todo y me puse a prueba sobre una moto ganadora"

Marc Márquez

— Piloto del equipo Gresini Racing Team Ducati

Ha vuelto el rey Marc Márquez VIII y lleva pegadito a él a un príncipe demasiado parecido en atrevimiento, manitas, coraje, desparpajo, determinación, descaro (¿demasiado?, nunca es demasiado), estilo, velocidad, presente y futuro. Sí, ya sé que saben de quién escribo, Pedro Acosta, un tiburón que ya ha enseñado sus enormes fauces y provocado más de una herida en los peces gordos, que saben que están a punto de ser devorados por este bicampeón murciano, que merece formar parte de este fin de semana en el que usted, hágame caso, se estrenará en Montmeló.

Sea bienvenido, su país, el deporte, las gentes que han mantenido a Catalunya en la cresta de la ola del ‘motorsport’, muchas de las cuales son las que han mantenido al Mundial de MotoGP en pie, se lo merecen. Como escribió en cierta ocasión el crítico de música de The New York Times sobre una magistral actuación de la inolvidable Lola Flores: "Ni canta, ni baila, pero no se la pierdan".

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