El impacto del clima en la salud

Acorraladas por el calor en el Raval: "No quiero condenar a mi hija a veranos de mierda"

Los barrios más pobres de ciudades como Barcelona son los más golpeados por las temperaturas extremas

Presión médica para adaptar las ciudades a las olas de calor: menos coches y más árboles

Catalunya vivirá este año un récord de muertes atribuibles al calor

Barcelona 29/06/23 Sociedad. Entrevistamos a Hajar, una vecina del Raval de 37 años que nos explicará cómo vivió el año pasado las 3 olas de calor en uno de los barrios más calurosos de Barcelona. AUTOR: MANU MITRU

Barcelona 29/06/23 Sociedad. Entrevistamos a Hajar, una vecina del Raval de 37 años que nos explicará cómo vivió el año pasado las 3 olas de calor en uno de los barrios más calurosos de Barcelona. AUTOR: MANU MITRU / Manu Mitru

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

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Hajar, de 37 años y vecina del barrio del Raval, recuerda con horror el verano pasado, cuando Barcelona vivió tres olas de calor administrativamente declaradas. "Además, estaba muy enfadada porque no me dieron plaza para la niña en el 'casal'", cuenta junto a su hija, Azahara, de siete años. Hajar habla con EL PERIÓDICO una tarde de final de junio, también en plena de ola de calor, la primera de este año en la ciudad. Porque esta mujer, nacida en Tánger (Marruecos) pero vecina de toda la vida del Raval (vino a España a los tres meses), da por hecho que habrá más. Se resigna.

Los médicos advierten de que las ciudades deben adaptarse a estas elevadas, cada vez más extremas, temperaturas, que son consecuencia del cambio climático. Reclaman más zonas verdes, más refugios climáticos y menos coches porque los vehículos generan calor, además de contaminación y de enfermedades asociadas a ella.

Los sanitarios recuerdan que los barrios más pobres y vulnerables son los más golpeados por las olas de calor extremas. Es el caso del Raval barcelonés, donde viven Hajar y su hija. En las noches más calurosas, aquí puede haber hasta 3 o 4 grados más que en los barrios de la periferia. En Barcelona, el núcleo de la isla de calor está situado en la plaza Universitat, donde confluyen el Eixample y el Raval.

En las noches más calurosas, el Raval puede tener hasta 3 o 4 grados más que los barrios de la periferia

El calor también es una cuestión de poder adquisitivo. "No tengo aire acondicionado en casa porque no me lo puedo permitir. Genera un gasto descomunal", cuenta Hajar, clara y directa. Ahora mismo no está trabajando. Es madre soltera. "¿La piscina? No puedo pagar una cuota", responde. La más cercana a su casa es la de Can Ricart, al final de la Rambla del Raval. "¿Refugios climáticos? La biblioteca de Sant Pau [en la calle del Carme] tiene aire acondicionado, sí, pero en agosto está cerrada", responde.

"El Raval es un barrio pobre y, a la vez, se ha convertido en 'chic' y pijo. Mira todos estos turistas y esta gentrificación. El propio sistema te condena a la miseria", reflexiona mientras pasea por este barrio que conoce como la palma de su mano. En cada esquina saluda a alguien. "'Marhaban' [significa 'hola' en árabe], 'salam' ['adiós']", dice todo el tiempo.

Los vecinos reclaman espacios verdes, refugios climáticos y piscinas gratis en verano

Hajar recuerda los veranos como los mejores momentos de su infancia. Desea lo mismo para Azahara. "No quiero condenar a mi hija a veranos de mierda. Es que aquí no corre nada el aire", se lamenta. Las calles estrechas del Raval y la elevada densidad demográfica dificultan la ventilación. También el mal aislamiento de sus viviendas. "En verano hace mucho calor y en invierno, mucho frío. Las puertas y ventanas no están adaptadas", apunta Hajar.

Hajar y Azahara, en un piso del Raval.

Hajar y Azahara, en un piso del Raval. / Manu Mitru

La vivienda y el espacio público

El Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (el ICTA, de la Universitat Autònoma de Barcelona) y la Universidad de Alcalá de Madrid desarrollaron en febrero 'Fotovoz', un proyecto fotográfico en el Raval (en el marco de la Bienal de Ciencia y Ciudad) en el que entrevistaron a 14 inmigrantes (una de ellas fue Hajar) para saber cómo vivieron las olas de calor del año pasado. "Queríamos saber cómo afecta el cambio climático a las comunidades migrantes. En los barrios más vulnerables viven muchos migrantes y personas con bajos ingresos. Sufren más pobreza energética y no pueden tener aire acondicionado y, a veces, ni ventilador", señala Panagiota Kotsila, investigadora del ICTA y una de las impulsoras de 'Fotovoz'.

Espacios autogestionados como el Ágora Juan Andrés Benítez o la Antiga Massana son puntos de "alivio del calor"

Los entrevistados en este estudio señalaron la vivienda (los elevados alquileres, la mala circulación del aire en casas muy pequeñas y a veces sin ventanas) como la problemática principal en las olas de calor. Pero, también, el espacio público: en el Raval faltan zonas verdes. Las que hay suelen estar ocupadas por gente que no es del barrio (turistas) o por terrazas. Además, muchos de los entrevistados no sabían que cada barrio tiene asignada una biblioteca como refugio climático. "Pero nos decían que, si no vas durante el año, cómo vas a ir cuando hace calor. Hay que integrar más a estas comunidades", señala Kotsila.

Esta población también pide que las piscinas municipales sean gratis en verano para los niños. "Muchos no pueden pagarse esas entradas cada dos por tres", precisa Kotsila. Asimismo, los inmigrantes destacaron positivamente la función de los espacios autogestionados del barrio como "alivio del calor". Señalaron, en concreto, el huerto urbano del Ágora Juan Andrés Benítez (en la calle de la Aurora) y la Antiga Massana (en la calle de las Floristes de la Rambla). "Tienen patio y plantas, y circula el aire. Los niños pasan ahí mucho tiempo en verano como alternativa a quedarse sin 'casal'", dice Kotsila. Azahara, la hija de Hajar, se pasó el verano pasado en el Ágora Juan Andrés, donde los vecinos montaron una piscina.

Los edificios 'ravaleros'

En el Raval, no hay capacidad de mantener una "temperatura de confort adecuada de las viviendas" porque la "piel" de los edificios (fachadas o cubiertas envolventes) no son eficientes energéticamente. Lo dice Júlia Brull, arquitecta de la asociación Oasi Urbà, que trabaja por la vivienda digna del Raval y que se dedica a la rehabilitación de muchos de estos edificios. A causa de esto, el consumo energético es "desproporcionado". "Las facturas son un 20% mayores que la media de Barcelona", apunta Brull. Esto en un barrio donde hasta el 40% de los hogares disponen de un certificado energético "deficiente" y donde entre el 60% y el 70% de los edificios son de antes de 1900.

La asociación Oasi Urbà defiende crear refugios climáticos en las azoteas para generar espacios de sombra

Oasi Urbà entra en estos pisos. Sabe lo que hay dentro. "Vemos muchas humedades, que causan asma a los niños", cuenta Brull, quien subraya que las condiciones de las viviendas, así como el urbanismo, impactan en la salud de las personas. La arquitecta también destaca que hay maneras de crear refugios climáticos haciendo pequeñas intervenciones sin necesidad de grandes inversiones. "En el Raval hay muchas azoteas, donde se podrían crear huertos urbanos o incluso toldos para limitar el calor del pavimento y generar espacios de sombra". El problema, señala la arquitecta, es que muchas veces no se puede acceder a ellas porque la propia comunidad de vecinos lo impide. "O están en muy mal estado", concluye.

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