Las cuentas de 2024

Govern y PSC retoman la negociación de los presupuestos sin visos de un acuerdo cercano

El Govern aumentará alrededor de un 9% el presupuesto en educación en las cuentas de 2024

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Aragonès encara su recta final con unos presupuestos clave y su candidatura en el aire

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC y jefe de la oposición, Salvador Illa, en el Parlament / QUIQUE GARCÍA / EFE

Sara González
Quim Bertomeu
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Queda mucha tela por cortar y va para largo. Esta es la conclusión que se extrae de la reunión que han mantenido este miércoles el Govern y el PSC para hablar de los presupuestos, unas negociaciones que se retoman sin dar señales de que el acuerdo esté próximo y, por lo tanto, sin calendario. De hecho, las dos partes están en fases distintas y ni siquiera coinciden en el 'leitmotiv' del encuentro. Para los socialistas, antes de hablar de las nuevas cuentas, la agenda está centrada en hacer un análisis exhaustivo de si se ha cumplido el pacto presupuestario del año pasado. El Govern, en cambio, sostiene que se ha entrado ya en la negociación del nuevo ejercicio para que las cuentas entren en vigor lo antes posible. Así pues, mientras unos aseguran haberse centrado en 2023, los otros sostienen que la carpeta de 2024 está abierta de par en par.

Según ha podido saber EL PERIÓDICO, la reunión celebrada esta mañana en el Palau de la Generalitat ha durado una hora larga. A un lado de la mesa, la secretaria general de Presidència, Núria Cuenca; el nuevo secretario general de Economia, Josep Maria Aguirre, y el director general de Coordinació Interdepartamental, Marc Ramentol. Al otro, la portavoz del PSC en el Parlament, Alícia Romero, y los diputados Jordi Terrades y Jordi Riba. Que por parte del Govern no hayan asistido las conselleres Laura Vilagrà y Natàlia Mas ya es un síntoma de que no se preveían grandes avances en la reunión, en la que los socialistas han vuelto a insistir en fijar un calendario para saldar los compromisos pendientes.

Un calendario que se alarga

Si algo ha quedado claro este miércoles es que la negociación no será exprés, como desea el president Pere Aragonès. De poco ha servido que hicieran llegar a los socialistas -y al resto de grupos de la oposición- un extenso documento con partidas por departamentos y programas, así como los detalles de la ley de medidas financieras. Esto cortocircuita que las cuentas estén en vigor entre finales de enero y principios de febrero, como quieren desde el Palau de la Generalitat, y la oposición da por hecho que, si se aprueban, será ya a partir del mes de marzo, como ya sucedió con las de 2023.

Esta urgencia del president no es anecdótica. Aragonès busca que el presupuesto no se demore para tener el margen suficiente para poder ejecutar las partidas en su último año de mandato antes de las elecciones, previstas para el febrero de 2015. Un interés inversamente proporcional al de Salvador Illa, que no tiene prisa y que quiere volver a llevar las riendas de cuándo y cómo se produce un pacto que es consciente de que dará cuerda a ERC para poder agotar prácticamente el mandato. Que Pedro Sánchez necesite los votos de los republicanos para aprobar los Presupuestos Generales del Estado condiciona los decibelios de la oposición del PSC, que no puede dejar de tender la mano por mucha dureza que intenten exhibir.

El PSC no tiene prisa

Por ahora, los socialistas buscan transmitir que no tienen tanta prisa. Ni siquiera ante el hecho de que el Govern esté dispuesto a incrementar alrededor de un 9% más la partida en educación, como avanzó EL PERIÓDICO, para tomar medidas que tengan un impacto en el próximo curso. La presidenta de En Comú Podem en el Parlament, Jéssica Albiach, ha explicado en una entrevista en Ràdio 4 que a la oposición se le trasladó inicialmente que esa subida sería del 6,5%, con lo que ha celebrado que finalmente sea más. Sin embargo, ni Comuns ni PSC tienen la garantía de que se cumplirán lo que sellaron con Aragonès el año pasado y ambos partidos, clave hasta ahora en la aritmética económica del Govern, hacen exigencias antagónicas.

Para el PSC, las obras de la B-40; una comisión sobre el futuro del aeropuerto y el desbloqueo del complejo de ocio Hard Rock son determinantes, justamente tres proyectos que son un anatema para los de Albiach. Precisamente, este miércoles hay una reunión en Madrid para desencallar los dos primeros temas y que tiene como protagonista el ministro de Transportes, Óscar Puente, y la consellera de Territorio, Ester Capella.

Pese al recelo entre las partes, la negociación de los presupuestos está viva. Lo demuestra que ni la Generalitat ni el PSC han querido valorar públicamente el contenido del encuentro. El manual indica que, cuando hay discreción sobre los contactos, es que nada está roto. Eso sí, no será fácil ni rápido. Además, todo el mundo mira de reojo lo que pase en el Congreso, donde la semana que viene empezará el trámite de los Presupuestos Generales. La aprobación de las dos cuentas estará inevitablemente vinculada, por más que desde el PSC insistan en que "no habrá intercambio de cromos".

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