Duelo entre PSOE y PP

Salvador Illa asume como propio el cuerpo a cuerpo con Feijóo

DIRECTO | Sigue al minuto la última hora sobre la campaña electoral

Illa exige a Feijóo que aclare su relación con un narco: "¿No se enteraba de con quién iba en barco?”

Sánchez ahuyenta la 'gran coalición' y reivindica sus alianzas: "Yo gobernaré con Yolanda Díaz"

¿Quién ganará las elecciones generales en España 2023?

Así están las encuestas de las elecciones generales en España 2023

Multimedia | ¿Quién será presidente? Los escenarios más probables

El líder del PSC, Salvador Illa, en el mitin del pasado domingo

El líder del PSC, Salvador Illa, en el mitin del pasado domingo / ZOWY VOETEN

Sara González

Sara González

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No es amigo ni de los exabruptos, ni de las excentricidades, ni de las salidas de tono, impropias de quien hace bandera de la moderación. Por eso en esta campaña es una novedad ver al líder del PSC, Salvador Illa, enfadado, como él mismo ha reconocido en más de un mitin, frunciendo el ceño casi de forma permanente y aumentando los decibelios. Y es que el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no marcó el punto de inflexión que ansiaban los socialistas para hacer arraigar vientos de remontada, pero sí un antes y un después en la relación entre los dos principales rivales políticos. Illa se ha echado a la espalda esa contienda hasta asumir como propio el cuerpo a cuerpo con el líder del PP.

Desde el día siguiente del debate, hace ya una semana, el listado de reproches no ha dejado de aumentar. A Feijóo le ha dicho que "miente como un bellaco", que es "rehén" de Vox, que "hasta cuando piensa tomar el pelo" a los ciudadanos o si cree que "son tontos". También le ha afeado que ser moderado "no es hablar bajito", sino poner líneas rojas a Vox, que falta a la verdad de forma "sistemática" y que tiene una "cachaza estremecedora". Mandobles verbales que completó la candidata del PSC y presidenta del Congreso, Meritxell Batet, acusando a Feijóo de "'trumpista'".

Pero el cenit de esa ofensiva del PSC contra el líder del PP se produjo este miércoles, cuando Illa hurgó en la carpeta más oscura que persigue al dirigente popular: su relación con Marcial Dorado, el narcotraficante con el que fue fotografiado en yate en los años 90 y que está en la cárcel desde el 2020. "¿Qué credibilidad tiene este señor ante Europa pos sus relaciones sin aclarar? ¿No se enteraba de con quién iba en barco ni qué cobraba?", espetó aprovechando que rotativos internacinales han recuperado la polémica instantánea. Le reprochó además su "arrogancia" y "covardía" por negarse a participar en el debate a tres en TVE.

Illa se ha convertido en esta campaña en el otro gran ariete socialista, además de Sánchez, contra Feijóo. La principal relación que ha tenido el dirigente catalán con el gallego fue durante el año que estuvo al frente del Ministerio de Sanidad y tuvo que gestionar la pandemia. Le tocó entonces lidiar con los distintos presidentes autonómicos, entre ellos, Feijóo. Y no ha dudado en recriminarle estos días que, mientras "en privado" le pedía que se mantuviera el estado de alarma, en público "callaba" mientras su partido, entonces liderado por Pablo Casado, se oponía a la prórroga. Si las relaciones personales en política son importantes, las palabras de Illa denotan que hay unos cuantos episodios enquistados.

Más bronca de lo esperado

En el PSC admiten que no esperaban que la campaña fuera tan bronca, aunque al mismo tiempo argumentan que la legislatura ya ha sido el preludio de lo que vendría. Tampoco pronosticaban la magnitud del correctivo que sufrió el PSOE en las municipales y autonómicas y que disparó todas las alarmas en Ferraz hasta el punto de precipitar las generales. Illa es, desde entonces, el único gran barón que le queda a Sánchez ante el tsunami azul. Mientras caían gobiernos como el valenciano, el balear, el aragonés o el extremeño, el PSC se ha consolidado como principal partido en Catalunya. Eso sí, con la gran asignatura pendiente de conquistar la Generalitat.

Ante este escenario, los socialistas catalanes sienten sobre sus espaldas el peso de ejercer de locomotora para que Sánchez tenga opciones de continuar en la Moncloa ahora que el voto al PSOE flaquea en otros de sus antiguos grandes feudos como Andalucía o Valencia. Una sensación de responsabilidad que se ha acrecentado ante una actitud "inesperada", según admiten, por parte del propio Feijóo. Si Sánchez no tuvo "un buen día" en el cara a cara, aseguran, fue porque no daba crédito del "cinismo" que tenía delante.

El diferencial con el PP como clave

Si bien no hay dudas de que, tras ganar las últimas catalanas y las municipales se impondrán también el 23 de julio, la gran duda que carcome al PSC es si resultado será suficiente. Porque no le basta con imponerse en Catalunya, sino hacerlo con un diferencial de diputados respecto al PP capaz de inclinar la balanza a favor del PSOE compensando así los territorios donde no hay remontada posible.

Lejos ven los 25 diputados que en su día obtuvo Carme Chacón en 2008, cuando no había tanta fragmentación ni existían aún Podemos, Vox o Ciudadanos. Pero aspiran por lo menos a una diferencia de 10 representantes respecto al PP, que viene de obtener solo dos representantes en las últimas generales de 2019. El mejor resultado de los populares en Catalunya se registró en el año 2000, con 12 diputados -los mismos que obtuvo el PSC en 2019- que remaron a favor de la mayoría absoluta de José María Aznar.

Suscríbete para seguir leyendo