La batalla del 28-M
El todo o nada de los candidatos de Barcelona: o la alcaldía o el adiós a la política municipal
Todo lo que está pasando en esta campaña de elecciones municipales, en directo
¿Quién ganará las elecciones?
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Diagnósticos y recetas para Barcelona
Sara González
Periodista
Periodista especializada en Política. Autora de 'Per raó d'Estat' (Ara Llibres), 'Cas Mercuri. La galàxia Bustos' (Saldonar) y 'El part dels comuns. Relat del naixement de Catalunya en Comú' (Saldonar)
Cuatro aspirantes con posibilidades y un solo destino: la alcaldía de Barcelona. Hay sitio para uno. Los demás, deberán escoger entre el frío de la oposición o el adiós a la política municipal, aunque siempre queda el paso intermedio de ser el hermano pequeño en el gobierno. Pero esta vez es el desenlace de la salida -más o menos rápida- el que se impone para quienes no logren la vara de mando. Las elecciones municipales del 28 de mayo son prácticamente un todo o nada para Ada Colau (Comuns), Xavier Trias (Junts), Jaume Collboni (PSC) y Ernest Maragall (ERC). Ninguno de ellos es un principiante en esta campaña y acarrea años de historial a sus espaldas, por lo que saben que están ante su última oportunidad.
Xavier Trias: o alcalde o la jubilación
El candidato de Junts, Xavier Trias, que se presenta como "la única" opción para echar a Colau, ha sido hasta ahora el más claro: "Tengo 76 años y no tiene sentido que me quede aquí un montón de años aguantando una silla para ser concejal. Me presento para ser alcalde y si no lo soy, me iré a casa a jubilarme". Por lo tanto, en caso de no ganar ni tener posibilidades de estar al mando de la ciudad, quien ya fue alcalde de la capital catalana entre 2011 y 2015 -además de concejal desde 2003 hasta 2019- dice que se retirará de la política, casilla en la que ya estaba antes de que Junts recurriera a él para intentar remontar su representación y, a partir de ello, refundar el corpus ideológico de su proyecto. Su primer cargo político, más allá de dirigir el Institut Català de la Salut (ICS), fue como 'conseller' de Salut del Govern de Jordi Pujol en 1988, por lo que tiene una dilatada trayectoria. Aún así, busca un 'bonus track'. Sin pelos en la lengua, dice en esta campaña que va a obtener la victoria "con 13 diputados" y presume de tener "libertad absoluta" para pactar con quien le plazca porque si las bases de la formación votan en una consulta "no será vinculante".
Ada Colau: el riesgo del hiperliderazgo
Nadie en los Comuns se plantea ningún otro escenario que no sea el de Ada Colau alcaldesa. No es solo una cuestión de optimismo, es también la dependencia de un proyecto que orbita alrededor de su hiperliderazgo, forjado durante sus años de activismo por el derecho a la vivienda y su implicación en el 15-M hasta su irrupción en el Ayuntamiento en 2015. El abatimiento que demostró la noche de las elecciones de 2019, cuando creyó antes de tiempo que con la victoria de ERC se desplomaban sus opciones de continuar como alcaldesa, fue significativo. Pero es que cuatro años después el partido no ha afrontado la espinosa carpeta del relevo y de la era post-Colau. Tanto es así, que incluso para presentarse a un tercer mandato, "el último", según ha asegurado, Barcelona en Comú tuvo que realizar una votación porque su código ético fija un tope de ocho años, el tiempo que lleva la líder al mando de la ciudad. ¿Qué hará Colau si no es alcaldesa? Entre bambalinas, pocos dudan de que no se quedaría en la oposición y que, en todo caso, su futuro podría redirigirse al ámbito estatal con las generales en el horizonte y como puntal que es de la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
Jaume Collboni: su tercera y última vez
Nunca antes como ahora Jaume Collboni había visto tan cerca las posibilidades de ser alcalde. "Voy a ganar", repite día sí y otro también. No se trata de un clamo para insuflar moral a sus tropas. Esta vez, demoscopia en mano, su equipo cree que lo va a lograr. Aunque ese entusiasmo va de la mano de la convicción de que es "su última oportunidad". De hecho, si en estas elecciones ha repetido como cabeza de lista por tercera vez es porque Salvador Illa le blindó ante las tentaciones -y también intentos- de substituirlo por un candidato que fuera "más competitivo". De hecho, el nombre de Maria Eugènia Gay, exdelagada del Gobierno y ahora número dos de la lista, fue contemplado.
Pero la cuestión es que la marca PSC cotiza al alza de la mano del jefe de la oposición y de la agenda del Gobierno de Pedro Sánchez. Si pese a tener el viento a su favor no queda primero, Collboni ya ha dicho que no piensa investir ni a Colau ni a Trias y que si no gana se irá a la oposición. Y, en esa tesitura, los socialistas no cuentan con que haya un cuarto intento y sería cuestión de tiempo que se le encontrara un nuevo destino para quien, tras ser portavoz del PSC y diputado en el Parlament, se impuso en las polémicas primarias abiertas que el partido celebró en 2014, que fueron las primeras de este formato, y también las últimas tras el desgaste interno que supusieron.
Ernest Maragall: la espina clavada
Ernest Maragall tiene la espina clavada de no haber podido ser alcalde pese haber ganado las elecciones de 2019 por culpa del "pacto de la vergüenza" que atribuye a Colau y el PSC con los votos imprescindibles de Manuel Valls. Se frustró entonces el que pretendía que fuera el colofón de su trayectoria política, que a sus 80 años es muy larga y que pasa por haber sido desde concejal en el ayuntamiento barcelonés por primera vez en 1995 con su hermano Pasqual Maragall como alcalde, a 'conseller' tanto del tripartit como, durante unos meses, del Govern de Quim Torra. De hecho, dejó el mando de Acció Exterior tras tan solo seis meses para substituir a Alfred Bosch como candidato a la alcaldía de Barcelona pese a que este había sido ratificado por primarias. El trueque fue un acierto para ERC, pero no fue suficiente. Las encuestas le alejan por ahora las posibilidades de repetir la victoria y, aunque los republicanos están centrados en el sueño de una remontada, a nadie se le escapa que, si no es alcalde, habrá que abrir el melón y empezar a construir de nuevo una alternativa que cerrará la carpeta Maragall.
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