Cita con las urnas el 28-M

Los 3 retos de Ernest Maragall en las elecciones municipales de Barcelona

¿Quién ganará la 'batalla de Barcelona'? Estas son las predicciones más allá de las encuestas

Las 5 claves del programa electoral de Ernest Maragall para Barcelona

Ernest maragall

Ernest maragall / Ricard Cugat

Xabi Barrena

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Nunca como en estas elecciones se ha demostrado el tópico de que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Bueno, llegar, es decir, vencer en la ciudad de Barcelona, le costó a ERC 40 años. El objetivo republicano de repetir victoria parece mucho más disputado que el triunfo de hace cuatro años. Para lograrlo, Ernest Maragall deberá superar hasta tres retos.

Rentabilizar el Govern republicano

Primeras elecciones en que el candidato de ERC a la alcaldía acude a las urnas arropado por un Govern de su partido, y además, monocolor. Un destacado líder municipal de Esquerra señalaba, hace años, que el 90% del éxito o el fracaso de los republicanos en las municipales barcelonesas pasaba por cómo estaba la marca del partido. Si en trayectoria ascendente o descendente. Y hasta que llegó Oriol Junqueras nunca hubo estabilidad, se subía o se bajaba.

Maragall tendrá que poner en valor que las propuestas de ERC ya no son simples planteamientos que luego hay que negociar y rebajar con la Generalitat de turno, sino que cuentan con el beneplácito de quien lleva el timón. El ejemplo cercano de Gabriel Rufián, la residencia para gente de la tercera y el 'conseller' Campuzano es paradigmático. Tras la polvareda de la polémica queda la sensación de que, si gana el republicano, la residencia se va a hacer. Si gana la actual alcaldesa, Núria Parlon, seguro que también. Pero los candidatos del partido ya no lanzan ideas, sino futuras obras.

No es lo mismo prometer, sin más, un sistema de 'park & ride' donde dejar el vehículo cuando se accede al centro de Barcelona, que hacerla del brazo de la Conselleria de Territori.

Remontar las encuestas

Maragall marchaba bastante bien en las encuestas hasta que reapareció Xavier Trias y dijo que se presentaba como alcaldable. Parte del éxito de Maragall en 2019 se basó en la captación de voto posconvergente que votaron al candidato independentista con más opciones de doblegar a Ada Colau. Si a esto se suma algunos errores republicanos en la precampaña se obtiene una caída en las encuestas que caló en el electorado. Pero en las últimas semanas, excepto Colau, tanto Trias como Jaume Collboni han cometido errores.

El 'efecto Trias', dicen en ERC desde hace semanas, se va apagando algo que, siempre los expertos del partido, se acentuará en campaña donde el "conocimiento que otorga media vida al frente del ayuntamiento", con su hermano Pasqual, y sobre todo "cuatro años recorriendo la ciudad, harán que sea bien visible la diferencia de calado entre Trias y Maragall.

Tomando en cuenta que, entre los cuatro partidos que se disputan las elecciones (ERC, Comuns, PSc y Junts) hay, entre ellos, en mayor o menor medida, vasos comunicantes y trasvase de electores, otro factor importante para que Maragall pueda remontar, o bien quedarse en el camino, es el mordisco al electorado del PSC.

Eso sí, reconocen que la inmensa mayoría de votantes socialistas que podían ser captados por ERC después de que el PSC abandonara la defensa del derecho a decidir ya han mudado. "Hemos tocado ya hueso", asegura un experto demoscópico. Sin embargo, hay una capa de votantes de edad media y alta, para quien ERC sigue siendo un partido inestable, que siguen apegados al PSC, a pesar de que, en verdad, son puramente 'maragallistas' (de Pasqual). A estos apela el alcaldable de ERC. ¿Y los jóvenes que votan PSC? "Estos están mucho más cerca de Ciudadanos que de nosotros, nada que hacer", sentencia esta voz.

La intensidad justa en el ataque a Colau

Un gran conocedor republicano de la ciudad de Barcelona identifica en Ada Colau esa pulsión 'maragallista' de transformar socialmente la ciudad a partir de la transformación urbanística. Lejos quedan los tiempos de, por ejemplo, Jordi Hereu que se deshizo en la creación de servicios sociales que, luego, a la hora de votar, pocos identificaban con el ayuntamiento que dirigía. A esa pulsión 'maragallista' hay que sumar una excusa teórica, la del cambio climático, que todo partido de izquierdas abraza. Pero la gran diferencia entre Colau y los Maragall, ponderan en ERC, no es el fondo, sino las formas. "Hay que atacar a Colau por el flanco de la intransigencia, la poca empatía y el haberse encerrado en los 100 kilómetros cuadrados del municipio de Barcelona, en lugar de pensar en términos de área y región metropolitana", apunta este conocedor republicano. Y el dato que gusta repetir a Maragall: En los últimos 20 años han salido de Barcelona 500.000 personas. Muchas de ellas aun trabajan en la ciudad. No se puede negligirlos.

Por tanto, Maragall se distancia de Trias y de Collboni en la crítica a la base de la polémica, las 'superilles', por ejemplo. Además, en este caso concreto, les 'superilles' son un invento de ERC que puso en marcha Ricard Martínez en Gràcia, hace casi 15 años. Es más, durante cuatro años, en lugar de dejarse llevar por los demonios de la 'vendetta' por el pacto Valls-Colau, el alcaldable republicano ha llevado a cabo una impecable labor de oposición constructiva.

Pero donde quiere centrar los ataques a Colau es en el nulo diálogo con que lleva a cabo sus políticas. Y sobre todo, Maragall está muy al tanto de cada vez que Colau, cuando se la enfrenta a su gestión en sus dos grandes pilares que le llevaron a la plaza de Sant Jaume, carestía de la vivienda y exceso de turismo, trata de echar balones fuera y culpar a otras administraciones. En concreto, a la Generalitat.

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