Las cuentas catalanas

Los pros y los contras del PSC y Junts para apoyar los presupuestos

Erigirse en partido útil en plena crisis y, al mismo tiempo, ejercer de ariete del Govern en pleno contexto preelectoral marca las estrategias de negociación

El líder del PSC, Salvador Illa, y Albert Batet, de Junts, en el Parlament.

El líder del PSC, Salvador Illa, y Albert Batet, de Junts, en el Parlament. / SARA ESCALERA / ACN

Sara González

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Tras sellar una alianza para los presupuestos con los 'comuns', el Govern tiene aún por delante un difícil encaje de bolillos para atar un acuerdo con el PSC, con Junts o, como desearía el 'president' Pere Aragonès pero más improbable, con ambos. Y todo, desafiando al dicho que advierte de que, a menudo, tapar la cabeza supone destapar los pies. Aunque son los socialistas los más interesados en formar parte del pacto, también los posconvergentes calibran los pros y los contras -la balanza se decanta por barrios dentro del partido- de aprobarlos.

Lograr el 'sí' de los 68 diputados necesarios para que las cuentas prosperen no será fácil. Menos aún en el calendario ideado inicialmente por Aragonès y que está ya de pleno en días rojos para que acabe siendo inviable que lleguen al Parlament antes de final de año. Y es que aquí tanto ERC como todos sus potenciales socios no solo afilan sus estrategias en términos estrictamente económicos, sino con un ojo ya puesto en la batalla de las municipales que empezará tras el parón navideño. El objetivo de cada uno de ellos es hallar la cuadratura del círculo: erigirse en partido útil para la ciudadanía en tiempos difíciles y, al mismo tiempo, ser ariete del Govern.

Utilidad ante la situación económica difícil

En plena crisis inflacionista, con un incremento inaudito de la cesta de la compra y las facturas de luz y gas por las nubes, los ciudadanos esperan respuestas de la política para mitigar la situación. De ahí viene que, para compensar su minoría, Aragonès cerrara primero un pacto con patronales y sindicatos para <strong>ejercer presión </strong>en las negociaciones. Si una cosa repiten los partidos ante las cámaras es que quieren ser "útiles". Así lo reivindica con insistencia el líder del PSC, Salvador Illa, para justificar por qué tras la salida de Junts del Govern ha <strong>tendido la mano</strong> al Executiu en lugar de pedir <strong>elecciones</strong> y por qué defiende ahora que no se puede andar con "prisas" si se busca un buen acuerdo presupuestario. A nadie se le escapa que, además, los votos de ERC eran clave para las cuentas y la estabilidad de Pedro Sánchez y que, ahora, el PSC no quiere soltar las riendas del calendario.

También Junts tras la ruptura con ERC, y especialmente por boca del secretario general, Jordi Turull, ha reivindicado que no quiere ejercer de <strong>"pitufo gruñón" </strong>en la oposición porque la vocación es ser "partido de gobierno". Aunque han optado por un rol duro contra los republicanos, no han renunciado a participar en las negociaciones a pesar de que dijeron que no lo harían si Aragonès no se sometía a una cuestión de confianza.

Dar oxígeno al Govern de Aragonès

El riesgo de no participar del acuerdo de presupuestos es el de quedar fuera de la fotografía de la herramienta que, por lo menos sobre el papel, debe dar respuesta a los ciudadanos. Pero formar parte de la entente acaba siendo, a la práctica, insuflar oxígeno al Govern capitaneado por Aragonès, que cuenta con tan solo 33 diputados en el Parlament. Para Illa, que encabeza en estos momentos todas las encuestas y que se juega un cuerpo a cuerpo con ERC en las municipales, no es sencillo defender que el ejecutivo catalán está, bajo su punto de vista, agotado y, al mismo tiempo, ser la garantía de su continuidad. Junts, que presume de que aunque haya perdido poder institucional ahora puede actuar "sin hipotecas", no tiene ningún interés en ejercer de salvavidas de los republicanos. Al contrario. Pero tampoco está preparado en estos momentos -por la división interna y porque escoger candidato no será sencillo- para ir a las urnas.

Marcar perfil de cara a las elecciones

Los partidos están engrasando ya la maquinaria de las municipales del 28 de mayo, que se presentan como un cuerpo a cuerpo entre el PSC y ERC. Aún así, fuera del área metropolitana, la pugna será entre los republicanos y Junts, que tras la decidida pérdida del atalaya de la Generalitat necesita no perder más musculatura. Si una cosa señalarán los posconvergentes si los presupuestos prosperan con el 'sí' de ERC, el PSC y los 'comuns' es que la reedición del tripartito se abre paso en Catalunya y que, ante esa alianza, ellos son la alternativa. Pero, al mismo tiempo, si una cosa gusta a los alcaldes en una campaña es poder presumir de lo que ha logrado arrancar su partido al Govern. Los socialistas tienen menos complejo que ERC con la evocación del tripartito, pero tampoco quieren quedar encasillados como la "muleta" del Govern republicano, unas críticas que tendrán más decibelios fuera de Catalunya que dentro. En todo caso, a Illa le interesa vender que con él al frente del PSC y con Sánchez en la Moncloa, en Catalunya hay estabilidad y presupuestos y el independentismo está más dividido.

Liderar la oposición

Aunque ganó las elecciones del 14 de febrero del 2021, Illa no pudo gobernar y, desde el día siguiente, empezó a erigir la <strong>alternativa al Govern</strong> en el rol de jefe de la oposición pero sin caer en el papel estéril que considera que tuvo Ciutadans en la pasada legislatura. Colocarse en la centralidad en el Parlament a costa de las grietas abiertas entre ERC y Junts ha sido la estrategia con la que ha logrado aventajar las encuestas. Con su salida del Govern, el partido de Laura Borràs y Jordi Turull también batalla por destacar en la oposición como alternativa. De hecho, en la negociación de los presupuestos con, por ejemplo, la rebaja del IRPF que reclaman, buscan apuntalar aspectos ideológicos que consideran que habían quedado difuminados en el espacio. Pero en otras carpetas, como en la defensa de proyectos como el complejo Hard Rock, la ampliación del aeropuerto del Prat y el cuarto cinturón coinciden con los socialistas. Quedar dentro o fuera del pacto para las cuentas también puede mover contrapesos en la oposición.

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