Las cuentas catalanas

El 'sí' de los 'comuns' a los presupuestos traspasa toda la presión al PSC

Los socialistas insisten en que quieren negociar a fondo con el Govern antes de dar su plácet

El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, y Jéssica Albiach, este miércoles en el Parlament

El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, y Jéssica Albiach, este miércoles en el Parlament / ACN

Sara González
Xabi Barrena
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El partido que con más antelación, y más reiteradamente, ofreció su "mano tendida" al Govern para aprobar los presupuestos de 2023, ante la complicada situación económica en que la guerra de Ucrania ha sumido a Europa vía una hiperinflación, es el único gran agente político, social y económico (partidos sindicatos, patronales y entidades sociales) con posibilidades de que el Executiu logre una mayoría que aprieta por seguir negociando a fondo. Sin plazos, sin prisas. En realidad, junto con Junts, aunque hay pocas expectativas sobre su voluntad de llegar a un acuerdo.

La gestión del calendario que impuso el primer secretario del PSC, Salvador Illa, una vez que el Govern se abrió a negociar restringe ahora el terreno de juego de los socialistas en lo que les queda de conversaciones por los presupuestos. Una táctica, la de Illa, a medio camino de la venganza por haber estado largos meses con la mano suspendida en el aire y de la voluntad de dejar claro que, ante la debilidad del Executiu de los 33 diputados en el Parlament, su partido actúa de salvavidas de Catalunya. Y Aragonès trata ahora de maximizar la presión sobre Illa, dando toda la pompa posible (firma en salón noble incluida) al acuerdo con los 'comuns', como si fuera 2021 y el Govern, con Junts dentro, tuviera 65 escaños de apoyo y el voto de los ocho diputados de En Comú Podem bastara para aprobar las cuentas.

Un viejo adagio político, aplicado a situaciones como esta, en que varios partidos compiten por alcanzar un pacto con el gobierno de turno, invita a los actores a ser los primeros en pactar. Las razones son obvias, como pudo comprobar Junts per Catalunya, que tuvo que tragar, con motivo del pacto de investidura, con lo que previamente habían acordado ERC y los 'comuns'. Y ahora volverá a suceder lo mismo. Y en algún caso, en los mismos capítulos, como el incremento de la presión fiscal, en concreto el ajuste de la parte alta del impuesto de patrimonio y el aumento de un 33% del de los pisos vacíos, si bien no en el IRPF, algo de lo que este PSC rehúye.

Y es que el contenido del acuerdo se graba sobre piedra, tal y como garantizó el propio Aragonès a Jéssica Albiach. Una líder parlamentaria de los 'comuns' que, por cierto, mandó, tras la firma del acuerdo con el 'president', un sibilino, y muy 'realpolitik', dardo a socialistas y convergentes: "En política eres lo que consigues, no lo que dices".

Apoyo de 41 diputados

El PSC ya no negocia con un proyecto solo del Govern, sino que tratará de buscar un encaje en un proyecto que suma 41 apoyos en el Parlament, por los 8 de los 'comuns', a pesar de que Illa ha insistido en todo momento que negocia de tú a tú. Se antoja difícil que ahora puedan exigir garantías y salvaguardas para proyectos como el de la ampliación del aeropuerto de El Prat o el Hard Rock Café del Camp de Tarragona, cuestiones, ambas, que generan dudas en ERC y 'comuns'. Y es que el 'país de trenes' que clamó Albiach que sería Catalunya casa poco o nada con la culminación, por ejemplo, de la B-40, la tercera gran reivindicación, tanto del PSC como de Junts.

Cierto es, asimismo, que más allá de las vibraciones que emita este pacto entre ERC y 'comuns', estructuralmente nada ha cambiado. El Govern precisa del apoyo de otro gran grupo del Parlament, es decir, PSC (33 escaños) o Junts (32). Está en la mano de los posconvergentes, aún dolidos por su voluntaria salida del Executiu, competir con los socialistas por ser la fuerza clave. El que de los dos se quede atrás corre el riesgo de quedar en el córner de la política catalana.

Pero, a fecha de hoy, parece que esta competencia no es tal. Fuentes del Govern no se cansan en aseverar que el pacto con el PSC está hecho y que estos solo se dedican a perder el tiempo para prolongar el desgaste de Aragonès. El líder del PSC, tras conocerse el pacto Aragonès-Albiach, subrayó que no piensa andar con prisa. Su diagnóstico de la situación es que el acuerdo "aún está verde". Entre bambalinas, los socialistas descartan que sea posible una entente antes de finales de año y sitúan hacia el mes de enero la llegada de las cuentas al Parlament.

Sesión reveladora

Todo ello, también el descontento y desazón republicano, ha sido notorio en la sesión de control al 'president' en el Parlament de este miércoles. El objetivo del presidente republicano era redoblar la presión sobre el PSC para que dé el 'sí' a los presupuestos de la Generalitat. El 'president' recordó las circunstancias extraordinarias de la actual coyuntura económica y le recordó a Illa que es mejor tener un" presupuesto vigente 11 meses y medio que no apenas nueve". La Consellera de Presidència, Laura Vilagrà, hizo lo mismo, ya con el pacto con los 'comuns' en el zurrón. Pidió a Junts y PSC que "estuvieran a la altura de las circunstancias". "No hay ninguna razón para que no se pueda cerrar el acuerdo con ambos en los próximos días", zanjó.

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