Encuentro de casi dos horas

Sánchez y Aragonès ponen el reloj a cero para un diálogo "sin pausa ni plazos"

Ambos presidentes acuerdan que la mesa de diálogo celebrará reuniones “periódicas” y algunas “discretas” para avanzar en los objetivos fijados

Aceptan que las posiciones respectivas están "muy alejadas” y la dificultad de la negociación, pero destacan la propia existencia de las conversaciones

Pedro Sánchez y Pere Aragonès en el Palau de la Generalitat.

Xabi Barrena
Juanma Romero
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"Quizá a lo mejor ustedes están muy acostumbrados a que el presidente del Gobierno de España venga al Palau de la Generalitat. Pero creo que también las imágenes son importantes desde el punto de vista político", amonestó Pedro Sánchez a los periodistas que atendían su comparecencia, ávidos de novedades e insatisfechos ante la falta de avances evidentes. Y es que el metamensaje, el meollo de esta mesa de diálogo celebrada en el Palau de la Generalitat, en Barcelona, requiere perspectiva. Hace cuatro años, el Gobierno de Mariano Rajoy mandó a 12.000 efectivos policiales, hubo un millar de heridos por la actuación de los cuerpos de seguridad y, dos meses después, suspendió la autonomía catalana.

Este miércoles se sentaron en la mesa de negociación, Sánchez incluido —aunque su entorno se resistió lo indecible, según fuentes de la Generalitat— y, antes, él y el 'president', Pere Aragonès, se reunieron por espacio de casi dos horas, o 100 minutos. La reunión b, descompensada por la ausencia de Junts y con el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y los ministros Isabel Rodríguez (Política Territorial) y Miquel Iceta (Cultura y Deporte), de un lado y con Laura Vilagrà (Presidència) y Roger Torrent (empresa), del otro, fue también "muy larga", apuntan fuentes de Palau, de otras dos horas, dijeron en la Moncloa. Lo que se conoce como política de gestos.

Desde la celebración de la primera reunión, o reunión 'cero', en febrero de 2020 y en Madrid, muchas habían sido las voces que, en Catalunya, han dudado de la voluntad del Gobierno de Sánchez por sacar adelante esta negociación. El presidente del Gobierno señaló que quiere un diálogo con Catalunya y sobre Catalunya "sin pausa", pero "sin prisas y sin plazos". Es decir, sin un corsé temporal de dos años como el que ERC pactó con la CUP. Sánchez entiende que ahora que se retoma la interlocución con la Generalitat, aunque lastrada por la ausencia de Junts, no hay que marcarse umbrales, porque reconducir la situación llevará años, ya que se parte de posiciones "muy alejadas": la defensa del referéndum de autodeterminación y la amnistía, que el Gobierno ni acepta ni aceptará.

La desaparición de los plazos fue defendida también por Aragonès, que no la vio contradictoria con la moción de confianza acordada con la CUP para 2023, por cuanto, dijo, espera que para entonces el foro ya haya dado "concreciones". Y siempre en la defensa de que el avance del día era la propia celebración de la mesa, el 'president' recalcó que era "un día importante para Catalunya. Se inicia una nueva fase. Empezamos este proceso de negociación y esta vez debe de permitir avanzar hacia una resolución democrática" . Y luego añadió que la imagen de Palau significa que se ha conseguido lo que "la sociedad catalana pedía" cuando se manifestó tras la sentencia del 'procès', en 2019, el conocido 'Sit and talk', es decir, la exigencia al Estado a que sentara a negociar con el independentismo. "Esto ya se ha producido. Y lo de hoy no es un segundo encuentro, sino el reinicio" del diálogo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat en Barcelona, antes de la reunión de la mesa de diálogo sobre Catalunya.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat en Barcelona, antes de la reunión de la mesa de diálogo sobre Catalunya. / Ferran Nadeu

Blindar la negociación

Porque avances, o avistamiento de posibles acuerdos, pocos. Quien siguiera el acontecimiento por radio y escuchara a ambos líderes reconocer la abismal diferencia entre los postulados que defienden uno y otro pudo pensar que el fracaso era evidente. Lo que sí habrá, y eso sí se acordó, son reuniones "periódicas" y algunas también "discretas". Es decir, ambas partes entran en un túnel con el objetivo mismo de blindar la negociación, de protegerla. Ese punto fue resaltado en los respectivos comunicados que emitieron la Moncloa y el Govern tras la reunión, de otras dos horas, de la mesa, ya entre los ministros y los 'consellers' y sin los dos presidentes.

"No me pongan plazos, porque lo importante no es el tiempo, sino que lleguemos a buen puerto"

Pedro Sánchez

— Presidente del Gobierno

La Moncloa esgrime su agenda para el reencuentro, su documento de 44 puntos que recoge las principales demandas catalanas, frente a la amnistía y la autodeterminación que reclama el Govern

Las posiciones de las que parten ambos gobiernos, admitió Sánchez, están "muy alejadas", de manera que los problemas de Catalunya "no se van a resolver mañana", ya que el conflicto se ha venido larvando durante una década. La negociación será "difícil", siguió, pero el clima político "es mucho mejor hoy que hace un año" y la "firme voluntad" del Gobierno es que en un año sea mejor que el que existe hoy. El Ejecutivo se dice "empeñado en recobrar afectos" y subraya que la pandemia "ha recolocado las prioridades" de los ciudadanos y de los gobiernos.

Eso sí, en palabras de Aragonès, "hemos reiterado el reconocimiento institucional mutuo y que nos hallamos en un conflicto de naturaleza política que requiere de una solución democrática refrendada por la ciudadanía". El líder republicano, por cierto, compareció tras Sánchez ya sin la bandera española a su espalda. Solo tenía la 'senyera'.

El 'president' planteó a Sánchez las dos peticiones clásicas del independentismo, amnistía y referéndum. "Escuché atentamente, faltaría más", dijo, reiterando su rechazo a ambos planteamientos porque no caben en la Constitución, algo que el jefe del Executiu, minutos después, negó. Pero precisamente porque las posturas están "muy alejadas", recalcó Sánchez, será preciso que las dos partes se "escuchen" y hablen "mucho", que "todos" hagan un "esfuerzo por acercar posiciones" en los elementos en los que sea posible buscar una aproximación, y por todo ello la receta que extiende el Gobierno es "trabajar sin prisa", pero "sin pausa" y "sin ponernos plazos".

En la reunión a dos se habló brevemente de El Prat y fue para cerrar la carpeta, al menos a corto plazo

La oferta que el Ejecutivo esgrime es su agenda para el reencuentro, un documento de 44 puntos que Sánchez ya presentó a Quim Torra en su cita en el Palau el 6 de febrero de 2020. Pero la parte catalana es inflexible. En el foro de diálogo se busca una solución política que acabará, en esto están todos de acuerdo, con el refrendo popular, aunque se desconozca el instrumento. "Siempre se va a respetar la legalidad democrática, el orden constitucional", recalcó Sánchez, para quien es clave que la ciudadanía catalana se vuelva a "reencontrar" a través de un "acuerdo". Que vote, pues, un consenso, no la independencia, la ruptura.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès encabezan la reunión de la mesa de diálogo de este 15 de septiembre de 2021 en el Palau de la Generalitat. A la izquierda, Sánchez con la vicepresidenta Yolanda Díaz y los ministros Félix Bolaños, Miquel Iceta e Isabel Rodríguez. A la derecha, Aragonès con los 'consellers' de ERC Laura Vilagrà y Roger Torrent.

Pedro Sánchez y Pere Aragonès encabezan la reunión de la mesa de diálogo de este 15 de septiembre de 2021 en el Palau de la Generalitat. A la izquierda, Sánchez con la vicepresidenta Yolanda Díaz y los ministros Félix Bolaños, Miquel Iceta e Isabel Rodríguez. A la derecha, Aragonès con los 'consellers' de ERC Laura Vilagrà y Roger Torrent. / GENERALITAT DE CATALUNYA / JORDI BEDMAR

La mesa política está para abordar el conflicto y para otras cuestiones, insiste el Govern una y otra vez, están las comisiones bilaterales. En esta línea, Aragonès y Sánchez reconocieron haber hablado de El Prat, "brevemente, porque no era el lugar", apuntó el catalán, y fue para cerrar ya la carpeta hasta nueva orden. No habrá inversión a corto plazo. La posición del Govern no está "madura" por falta de consenso interno entre los socios, justificó el líder socialista.

"Hemos logrado lo que pedía la sociedad catalana en la calle: 'Sit and talk'"

Pere Aragonès

— 'President'

Teniendo en cuenta que la legislatura española finaliza en 2023, en otoño si no hay anticipo, se le preguntó al también dirigente de ERC si el sostén de este Gobierno, vía los Presupuestos Generales del Estado, formaba parte de esa "construcción de confianzas" entre bandos al que él mismo apeló varias veces. Aragonès retornó, una vez más, el discurso de la estanqueidad de cuestiones. Una cosa es la mesa de negociación y, la otra, los Presupuestos. Cabe recordar que en agosto, cuando arreciaban las dudas sobre la voluntad de Sánchez de implicarse en la mesa de diálogo, los republicanos vincularon un apoyo presupuestario a que hubiera toda la disposición del Ejecutivo en la mesa política.

El doble encuentro de este miércoles dejó buen sabor de boca a las dos comitivas. "Buenos mimbres" para avanzar, constató la Moncloa. Una reunión que "compete a todo el Govern", sentenciaban desde el entorno de Aragonès. Queda mucho, muchísimo, para obtener frutos (si se llega), pero por ahora las dos partes consiguen ganar tiempo, sacar el diálogo de los focos y trabajar para la restauración de esa "confianza" perdida.

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