Foro de negociación Estado-Generalitat

Aragonès se planta y deja a Junts fuera de la mesa de diálogo

El 'president' veta la alineación de JxCat por no respetar el principio de que debían ser 'consellers'

Jordi Sánchez esquiva una salida del Govern atribuyendo a la Moncloa, y no a ERC, el veto a su propuesta

Pere Aragonès, en su comparecencia en la Generalitat.

Pere Aragonès, en su comparecencia en la Generalitat. / FERRAN NADEU

Xabi Barrena
Júlia Regué
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Puñetazo de Pere Aragonès en la mesa del Consell Executiu, a cuenta de la otra mesa, la de diálogo y negociación con el Gobierno. Sin duda, la niña de los ojos de los republicanos. El ‘president’ vetó de manera tajante los nombres que Junts per Catalunya había dado como integrantes en su nombre de la delegación catalana. Y puso a los posconvergentes contra las cuerdas: o proponían a ‘consellers’ o la delegación sería exclusivamente republicana. Junts no cedió y, de momento, a la espera de que ERC alargue la comitiva, la delegación la compondrán Aragonès, Laura Vilagrà y Roger Torrent.  "Estamos ante una ocasión histórica. El Estado ha reconocido por primera vez que hay un conflicto y se aviene a dialogar y negociar. Y esto es algo que no voy a desaprovecharlo", aseveró el 'president', usando la primera persona, en la Galería Gòtica del Palau de la Generalitat.

El goteo de informaciones que rodea un cónclave como el de este miércoles quedó embalsada tras el gran dique que suponía no saber si Pedro Sánchez acudiría o no a la cita. Cuando el lunes, el presidente del Gobierno anticipó que el foro tendría lugar, tan solo, 41 horas después (y con su presencia), el dique se rompió y el agua amenazó con arrasarlo todo en el Govern.

Junts había dicho mil veces que no iba a dar sus nombres hasta saber qué hacía Sánchez. Así que, en la mañana del martes, poco antes de que diera inicio el Consell Executiu, dio a conocer, mediante un comunicado, que su alineación la formaban el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, el vicepresidente de Junts, Jordi Turull, el secretario general, Jordi Sánchez (estos dos últimos, expresos por el 1-O), y la líder de la fuerza en el Congreso, Míriam Nogueras.

Las formas (el comunicado) y el fondo (tres personas que no son ‘consellers’) enfurecieron a Aragonès. “No esperábamos menos de Junts”, ironizó una voz del partido que aseveró que los posconvergentes tratan de dinamitar la mesa. “El enésimo volantazo de Junts en esta cuestión”, comentó otra voz, esta del Govern, con aire resignado. 

El acuerdo de investidura sanciona que los nombres debían ser consensuados, es decir, que estos nombres tendrían que haberse puesto sobre la mesa del Consell Executiu antes de hacerse público. Y fuentes presidenciales indican que “desde julio”, Aragonès ha comunicado tanto a Jordi Puigneró como a Jordi Sànchez, que su intención era acudir a la mesa solo con representantes del Govern. “Porque son los que tienen la representatividad de todo el pueblo de Catalunya”, explicó el propio Aragonès.

Así fuentes republicanas hablan de “pacto verbal” que, incluso, hizo suyo el propio Sánchez en declaraciones a los medios. Jordi Sànchez, negó que hubiera acuerdo verbal alguno. Y se reafirmó en que su elección está avalada por el acuerdo de gobierno, al que afirma haber sido "leal" alegando que así lo demuestra la composición de la cita del 26 de febrero del 2020 (con Quim Torra, donde hubo representantes de los partidos, no solo 'consellers'). "No dejamos sillas vacías, en todo caso no se nos ha dejado entrar", remachó.

""Estamos ante una ocasión histórica y no voy a desaprovecharla: El Estado reconoce que hay un conflicto y se aviene a dialogar y negociar"

— Pere Aragonès, 'president'

El orden del día del Consell Executiu se abordó con 40 minutos de retraso. Antes, Aragonès reclamó explicaciones. En la reunión solo se escucharon las voces de Aragonès y Puigneró. El resto, callaron. También los ‘consellers’ de Junts, perceptiblemente molestos al ver que no eran acreedores de la confianza de su propia fuerza. Puigneró llegó a solicitar un aplazamiento de la cuestión, mediante la celebración de un consejo de Govern extraordinario, por la tarde o en la mañana del miércoles. Y Aragonès se plantó y defendió que la alineación oficial, en forma de decreto, debía sustanciarse en ese Consell Executiu. Llegado a este punto, el cónclave se detuvo y los integrantes se tomaron un receso. No hubo, después, vuelta atrás por parte de Aragonès, que le ofreció a Puigneró forma parte de la delegación en espera de que Junts sugiriera otros dos ‘consellers’. El vicepresidente declinó.

Ante el órdago de Aragonès, Junts podía hacer dos cosas. Rectificar o salir del Govern. Eligió la vía del medio, que no es otra que no enmendar su alineación y culpar a Pedro Sánchez del veto de Aragonès. “No nos gusta que se haya terminado imponiendo el veto de la Moncloa y que Aragonès no nos haya ratificado, pero esto no abre ninguna crisis en el Ejecutivo catalán [...] Aragonès continúa teniendo nuestra confianza”, dijo por la tarde Jordi Sànchez. Fuentes de la presidencia de la Generalitat negaron ninguna intervención de la Moncloa en el afer. “La representación catalana la decide únicamente la Generalitat”, aseveraron.

Tampoco la delegación por parte del Gobierno central acabó con la alineación que se conocía por la mañana. Pasadas las nueve de la noche, la Moncloa informó de que, finalmente, por su parte no acudirá la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ni el ministro de Universidades, Manuel Castells. Fuentes oficiales señalaron que la decisión se tomó para "equilibrar" el número de los asistentes de uno y otro Ejecutivo, informa Pilar Santos. La salida de la ministra Sánchez es destacable ya que su presencia suponía tratar la suspensión de la ampliación de El Prat, un asunto que la Generalitat quería dejar fuera de esa mesa. Tras el intento de boicot de Junts, el Gobierno central ha preferido evitar ese otro choque. Sí que viajarán a Barcelona la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; y los ministros de Presidencia, Félix Bolaños; de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y de Cultura, Miquel Iceta.

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