13-J, la primera vuelta

El PSOE andaluz elige "autonomía" o "cambio" en unas primarias decisivas

45.374 militantes deben optar este domingo entre Díaz y Espadas en una contienda que podría debilitar a Sánchez si quien vence es la expresidenta

La duda sobre la participación o el peso de la candidatura de Hierro influirán en una pugna que se prevé apretada, aunque el alcalde partiría con ventaja

Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro, el pasado 11 de junio de 2021 en el único debate entre los tres candidatos de las primarias del PSOE-A a la Junta.

Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro, el pasado 11 de junio de 2021 en el único debate entre los tres candidatos de las primarias del PSOE-A a la Junta. / EFE / JOSÉ MANUEL VIDAL

Juanma Romero

Juanma Romero

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El PSOE de Andalucía, el corazón del partido, su federación fetiche, su granero principal de votos y la que más poder ha atesorado, se asoma a la incertidumbre. Como nunca en su historia. Afronta este domingo, 13 de junio, las primeras primarias con urnas de su historia, a las que están llamados 45.374 militantes de las ocho provincias. Aunque en teoría el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el candidato bendecido por Ferraz, partiría con ventaja, realmente nada está claro, porque Susana Díaz, la secretaria general y expresidenta de la Junta, podría dar la sorpresa, y ni siquiera está garantizado que baste con una sola vuelta, dado que todo dependerá de la participación de los afiliados y también de la fuerza del tercer aspirante en liza, el profesor universitario Luis Ángel Hierro. Nadie se atreve a aventurar un resultado rotundo tras la experiencia de 2017, en las que las bases desoyeron la fuerza de los aparatos y de los notables del PSOE, y la única certeza, la observación que arrojan los dos bandos principales, es que quien venza lo hará por poco. Por un margen muy ajustado. Ni Espadas ni Díaz arrasarán, lo que dejará una foto complicada de recomponer, la de un PSOE-A fracturado prácticamente en dos mitades. Y en el ambiente pesa si Pedro Sánchez recibirá un correctivo de la militancia, mensaje inequívoco si se impone la secretaria general.

En una larga campaña, que se ha extendido durante mes y medio -desde el lanzamiento de las primarias, convocadas al calor del desastre del partido en las elecciones madrileñas del 4-M-, el debate ha basculado en torno a dos ejes básicos. La "autonomía" respecto a Ferraz que reivindica Díaz frente al proyecto de "cambio" y "renovación" que pretende encarnar el alcalde de Sevilla. "Para ser leal y no sumisa, Andalucía tiene que ser dueña de su destino y necesita también que se le respete", sostuvo la exjefa de la Junta en el único debate de este proceso, celebrado el pasado martes en la sede del PSOE-A, en Sevilla. "No permitiremos nunca que esta tierra sea sucursal de nadie, cualquier duda al respecto es faltarle el respeto a la historia", le replicó un Espadas que se ha visto obligado a intentar desprenderse de la etiqueta de candidato de Ferraz y de su "tutelaje" por la cúpula de Sánchez.

Mientras que la baronesa regional ha buscado convertir esta competición en una discusión sobre el modelo de partido, el regidor ha comparecido ante la militancia como el "revulsivo" que el PSOE-A necesita para "volver a gobernar". Porque lo que se ventila es, realmente, eso, quién encabeza la candidatura a la Junta en unas autonómicas que el presidente, el popular Juanma Moreno, ha dicho no tener intención de convocar en breve. Los socialistas, que encadenaron 37 años en el poder, se vieron abruptamente desalojados por una coalición de PP y Cs apoyada en Vox y no tienen fácil regresar al palacio de San Telmo, según coinciden las encuestas.

Díaz ganaría en Almería y Córdoba, y también Málaga, y Espadas en Jaén, Cádiz y tal vez Granada. Huelva y Sevilla, en disputa

Los ejércitos de Díaz y Espadas llegan muy igualados a este 13-J. Hay consenso en que la secretaria general se impondrá en Córdoba y Almería, y su rival, en Jaén y Cádiz. Granada se decantaría más hacia el alcalde hispalense, y Málaga, hacia la expresidenta andaluza. En Huelva la pugna está equilibrada, como lo está en Sevilla, la principal agrupación provincial, que aporta, ella sola, más de 9.500 militantes. Las Juventudes están mayoritariamente con Díaz. La gran duda es la participación. Susanistas y espadistas aseguran que les favorece una alta movilización, pero lo que parece claro es que no será tan alta como la que se registró en mayo de 2017, en la contienda que enfrentó a Díaz con Sánchez y Patxi López (79,83% en toda España). Ahora podría rondar, calculan algunos dirigentes, el 65-70%, bastante elevada. La exjefa de la Junta concentrará más voto rural -su campaña se ha vertebrado, sobre todo, en muchos y pequeños actos en el interior de las provincias- y el regidor hispalense, el sufragio más urbano.

"Energía positiva"

Ambos bandos se atribuyen la victoria, siempre por estrecho margen. En el equipo de Espadas y en Ferraz apuntan que se impondrá por un 55% de los votos. Los de Díaz son "moderadamente optimistas" y, como sus adversarios, creen que no hará falta una segunda vuelta. Esta última ronda sería necesaria en caso de que ninguno de los candidatos alcanzase este domingo el 50% de las papeletas, y se celebraría en una semana, el 20 de junio. En una segunda votación, Espadas podría tenerlo más complicado, pues Hierro, el aspirante que se alimenta del sanchismo primigenio y más destilado, podría volcar sus apoyos -que podrían rondar un 5%- hacia la baronesa autonómica, por paradójico que resulte. De hecho, en el debate del pasado martes, dirigió sus pullas contra el alcalde de Sevilla, y no contra ella.

Díaz ha sabido rehacerse pese a que muchos la daban por muerta. Que ganara ella, avisa Ferraz, sería "un suicidio" para el PSOE-A

Estas primarias han probado que Díaz, a quien en el partido daban por amortizada tras perder la Junta y haber sufrido el desgaste del desalojo del poder y de numerosas deserciones en su equipo y entre los mandos del partido, no estaba muerta. Ni mucho menos. Ha sabido rehacerse, gracias a su habilidad en el manejo del aparato, que sus adversarios siempre le han reconocido. Empezó a recorrer la comunidad semanas antes de la convocatoria de las primarias, luego se enfundó camisetas con eslóganes impresos de "energía positiva" y buen rollo, se bajó de los tacones y se calzó unas Converse. Importó en parte el discurso de Sánchez en las primarias de 2017 e incidió en que no es la "candidata de Madrid", sino la de las bases, obviando que ella dirige el PSOE-A desde 2013 y que ambicionó dirigir Ferraz, aparcando Andalucía.

Espadas partía desde bastante más atrás. Él integraba, como tantos otros, el susanismo, pero tras la pérdida de la Junta se reorientó. Impulsado por la agrupación de Jaén, la pilotada por Paco Reyes, aceptó el reto de ser la alternativa a Díaz, bendecido por Ferraz. Él cuenta además con el respaldo de los presidentes de las diputaciones de Cádiz, Granada, Jaén y Huelva -con Díaz están los de Sevilla y Córdoba-, de Izquierda Socialista, de las dos alas principales del sanchismo andaluz -la de Quico Toscano, alcalde de Dos Hermanas, y la de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente primero del Congreso-, y la de numerosos cargos del PSOE-A que antes estuvieron con Díaz. A él le apoya el expresidente Rafael Escuredo, a ella su sucesor José Rodríguez de la Borbolla, mientras que Manuel Chaves y José Antonio Griñán continúan fuera de juego tras su baja de militancia por el caso ERE. El aspirante ha insinuado que la expresidenta es la candidata favorita de la derecha. En su equipo lo dicen a las claras -y apuntan a la contundencia de todas las encuestas-, y advierten, como cree Ferraz, que el PSOE-A lo tendrá muy difícil para batir a Moreno en las siguientes autonómicas. Con él, aseguran, habrá alguna opción. Con ella, sería "imposible".

"Si gana Susana, sería directamente un suicidio", rubrican en la dirección federal. Pronostican que el partido entraría en depresión y ella se hallaría aislada, sin apoyo de cuatro de los seis presidentes de Diputación y de los cargos institucionales y orgánicos. Y sin tener a Sánchez a su lado. Porque esa es la otra derivada clave: el impacto de este 13-J en la dinámica nacional. Para el presidente, un triunfo de su principal enemiga interna sería entendido como un enorme varapalo de las bases de la principal federación, que sucedería al gatillazo de la moción en Murcia y a la victoria arrolladora de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

La "lógica de poder"

Tres golpes durísimos en tres meses. Los de Díaz, en cambio, sostienen que su candidatura ha hecho "mucho hincapié en el carácter andaluz de las primarias". "Somos leales al Gobierno y si gana Susana no tendría por qué tener más consecuencias", apuntan. No lo creen así sus contrarios, que temen que si la expresidenta se apunte el tanto la imagen de Sánchez se agriete aún más, subraye el "cambio de ciclo" que preconiza el PP y quede más expuesto a los ataques de la derecha. Sánchez está a punto de asumir una decisión de alto coste político: la concesión de los indultos a los condenados del 'procés', y el respaldo del PSOE se vería comprometido si Díaz se impone en las urnas. La cúpula federal y los defensores de Espadas entienden que justo por eso su aspirante vencerá, por "sentido común" y la "lógica de poder" con la que siempre ha operado el PSOE-A.

Espadas cuenta con apoyo de sanchistas y de exsusanistas. Los suyos creen que Díaz es la candidata favorita de la derecha

La campaña, en la que por cierto no se ha colado la discusión sobre la medida de gracia, ha discurrido con cierta normalidad, con algunos picos de tensión, pero lejos de la polarización extrema de 2017. La competición no se ha convertido en un barrizal, y la prueba la dio el único debate. La baronesa ha explotado su condición de víctima de Ferraz, se ha hartado de pedir el voto "en libertad" de las bases, ha insistido en que se ha reinventado tras perder el poder y en que ha escuchado, ha remarcado que no quiere a "palmeros" a su lado, ni dirigentes buscando "carguitos", ha reiterado que no quiere un PSOE-A dirigido con "mando a distancia" desde Madrid.

Y patinó, según sus rivales, cuando aseguró que hay compañeros "a los que sí se les ha permitido seguir", "pese a haber perdido las elecciones", cuando ella sí ganó las del 2 de diciembre de 2018. "¿Por qué a mí no? ¿Porque soy una mujer?". Aquella acusación de machismo a su partido enfadó a muchos, mientras los espadistas blandían (y hacían circular) el listado de 14 cargos institucionales y orgánicos que ella ha ocupado desde 1997. Los susanistas cuentan que, con su estrategia y un "esfuerzo brutal" -ha encadenado algunos días hasta ocho actos-, ha "sumado apoyos" y ha podido percibir la "alegría e ilusión" de las bases.

El alcalde de Sevilla y candidato en las primarias del PSOE-A, Juan Espadas, este 12 de junio en el cierre de su campaña en Marmolejo (Jaén). 

El alcalde de Sevilla y candidato en las primarias del PSOE-A, Juan Espadas, este 12 de junio en el cierre de su campaña en Marmolejo (Jaén).  / CANDIDATURA JUAN ESPADAS

Gestora o bicefalia

Está en juego un PSOE "autónomo o tutelado", dicen los susanistas. "Los muertos hay que rematarlos", esgrimen los espadistas

Los partidarios del alcalde, sin embargo, perciben "movimientos" a su favor en los últimos días -"la gente se sube a caballo ganador"- y advierten de que sus oponentes reproducen la táctica de "guerra psicológica" para inflar expectativas al final de la carrera. Los dos equipos se cruzan acusaciones de "amenazas" de los aparatos si no votan a su favorito. A fin de cuentas, la guerra Díaz-Espadas es una lucha entre dos aparatos, el regional y el federal. Todos se dicen algo perdidos, porque ya no existe la primera criba de avales -tras 2017 se impuso un listón mínimo (2%) y máximo (4%) muy bajo, por lo que es imposible testar la temperatura interna- y porque si algo demostró la pugna entre Sánchez, Díaz y López de hace cuatro años es que los militantes no responden ya tanto a las consignas de sus jefes.

Las urnas pueden deparar un panorama difícil de gestionar. La secretaria general no ha desvelado si se irá en caso de derrota, aunque en el partido recuerdan que, dada su capacidad de resistencia -"yoísmo", lo llamó Toscano-, no sería extraño que quisiera mantenerse al frente del PSOE-A si pierde por poca diferencia. En ese caso, Ferraz podría imponer una gestora para descabalgarla. Otra opción sería la bicefalia hasta el congreso regional, previsto para antes de fin de año. Díaz ha probado ser una dirigente rocosa: tras verse arrollada por Sánchez en 2017, se replegó en Andalucía y no ha aceptado ninguna oferta llegada desde Madrid: ni la Presidencia del Senado, ni un ministerio, ni un puesto de salida en la lista al Parlamento Europeo. Firmó una débil tregua con Sánchez tras la guerra de las listas de las generales del 28-A de 2019, tiempo que aprovechó para coger fuerzas, con la esperanza de convertirse en la candidata inevitable. Pero Sánchez dijo no.

La secretaria general del PSOE-A y candidata a las primarias, Susana Díaz, en el acto de cierre de su campaña en el sevillano barrio de Triana, este 12 de junio. 

La secretaria general del PSOE-A y candidata a las primarias, Susana Díaz, en el acto de cierre de su campaña en el sevillano barrio de Triana, este 12 de junio.  / EFE / JULIO MUÑOZ

"Lo que está en juego es un PSOE-A autónomo, aunque leal, o bien otro tutelado desde Ferraz", resumen los susanistas, que glosan la resurrección de su jefa, impensable hace meses. "En política, los muertos hay que rematarlos", sentencian en el equipo de Espadas. La guerra desborda Andalucía y se proyecta sobre todo el PSOE. Porque las urnas se abren sobre un océano de incertidumbres.

45.374 militantes y 643 mesas electorales

Este 13-J están llamados a las urnas 45.374 militantes del PSOE-A, según el número definitivo trasladado por Ferraz, dueña del censo. El reparto por provincias es este:

Almería, 4.494

Cádiz, 4.839

Córdoba, 3.716

Granada, 6.156

Huelva, 4.080

Jaén, 6.312

Málaga, 6.235

Sevilla, 9.542

Habrá un total de 643 mesas repartidas por todos los centros de votación, y participarán 1.940 interventores y apoderados. Los militantes podrán emitir su papeleta entre las 10.00 y las 20.00 (aunque las agrupaciones de menos de 100 afiliados pueden solicitar jornada reducida de no menos de cuatro horas ininterrumpidas). El escrutinio se prevé que esté finalizado al 100% sobre las 21.30. Si ningún aspirante recaba el 50% de los apoyos, habrá segunda vuelta el domingo próximo, 20 de junio.

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