Repercusiones del terremoto político

El PSOE sale trasquilado de las mociones de censura

Los socialistas pinchan en los territorios y afrontan una campaña madrileña con malas expectativas

Anticipan que si no echan a Ayuso el PP se acercará aún más a Vox, perdiendo opciones en España

Imagen de la Asamblea Regional de Murcia

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Juan Ruiz Sierra

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Parecía una buena idea. La moción de censura del PSOE y Cs en Murcia estaba destinada a prosperar. La de Madrid, presentada para frustrar el inesperado adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso, tenía alguna posibilidad si los socialistas ganaban la batalla en los tribunales y lograban atraer a los naranjas, que habían sido expulsados del Gobierno autonómico por la presidenta. Y por el camino quizá incluso la de Castilla y León podía salir adelante. En el partido de Pedro Sánchez estaban exultantes. A última hora de la tarde del pasado 10 de marzo, tras todos estos súbitos movimientos en las tres comunidades, la dirección del PSOE difundió este mensaje poco ortodoxo: “Queremos decirlo así en mayúsculas: EL PP HA UNIDO SU DESTINO A LA ULTRADERECHA”.

Dos semanas más tarde, nada ha salido como esperaba el PSOE. La moción en Murcia ha fracasado, después de que tres diputados de Cs votaran en contra, convirtiéndose en tránsfugas. La de Castilla y León también. Y la de Madrid ni se llegó a debatir, al dar los jueces la razón a Ayuso y concluir que prevalecía su anticipo. Los socialistas contaban con arrebatar una autonomía al PP, quizá dos y con muchísima suerte tres, pero el resultado final es cero. “Le ha salido el tiro por la culata”, le dijo el miércoles Pablo Casado a Sánchez.

Algunos ministros temen que la coalición con Podemos sea más inestable, al no estar Iglesias constreñido por su puesto de vicepresidente

Ahora lo único en el horizonte son las elecciones madrileñas del 4 de mayo, una cita en la que el PSOE concurre con un candidato de transición, Ángel Gabilondo, sin muchas posibilidades de ser investido. Los comicios han provocado también la salida de Pablo Iglesias del Gobierno para ser el candidato de Podemos. El PSOE teme que la marcha del hasta ahora vicepresidente segundo pueda desestabilizar aún más la coalición en la Moncloa.

Sin embargo, la tesis de aquel mensaje en mayúsculas se mantiene. “El PP ha unido su destino a la ultraderecha”, insisten los socialistas. Dan la reelección de Ayuso como muy probable, pero creen tener alguna opción con la campaña “sosa, seria y formal” de Gabilondo, centrada en la gestión, y al mismo tiempo se consuelan con lo que ocurrirá si pierden dentro de algo más de un mes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, según las encuestas, tendrá que apoyarse en Vox para mantenerse en el poder, y quizá incluso hacer un hueco en su Ejecutivo al partido de ultraderecha, que se quedará como único respaldo del PP, al darse como muy probable que Cs no consiga un solo diputado. Ese entendimiento, concluyen, echará por tierra el intento de Casado de girar al centro, lastrando sus posibilidades en el resto de España. Se trata, en todo caso, del mal menor.

Los comicios del 4 de mayo paralizan las conversaciones con Casado para renovar las principales instituciones del país

Críticas internas

El PSOE, en el fondo, pinta poco. Ni las mociones de censura, ni la campaña madrileña, ni siquiera las listas electorales en la comunidad han sido diseñadas por su dirección, sino por la Moncloa. En especial, por el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo. Las críticas a la operación territorial para desalojar al PP se suceden entre los presidentes autonómicos del partido, que concluyen que solo ha añadido inestabilidad a un panorama ya muy inestable, y varios cargos socialistas se quejan del poder de Redondo, que no milita en el PSOE. Pero este es un malestar que se mantiene con sordina. Desde que ganó las primarias a Susana Díaz y llegó a la Moncloa, nadie discute en serio la autoridad de Sánchez y su mano derecha.

Mientras tanto, la agenda política que se había marcado el Ejecutivo para la primera mitad de este año es ahora papel mojado. Las conversaciones con el PP para renovar instituciones como el Consejo General del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo y el Tribunal Constitucional han vuelto a quedar en nada, y no se reactivarán hasta después de los comicios en Madrid. Tampoco se esperan iniciativas como la reforma de la sedición. Y ahora que Iglesias va a dejar el Gobierno para concentrarse en una campaña del 4-M en la que busca el choque con Ayuso, recuperando su tono más contundente, algunos ministros temen que la relación con Sánchez cambie, porque el líder de Podemos ya no se sentirá constreñido por su puesto de vicepresidente, tensando aún más el Gobierno central.

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