El camino hacia la votación del 13-J

La batalla final en el PSOE andaluz: susanistas contra exsusanistas

El pulso en la federación socialista más importante no solo se libra entre los partidarios de Díaz y los sanchistas de primera hora: la expresidenta se enfrenta a dirigentes de peso que militaron en sus filas

Los 46.535 militantes andaluces deberán elegir entre la continuidad de una Díaz que "ha aprendido" en la oposición y que ha asumido el discurso de Sánchez de 2017 o un Espadas que se ve como el "cambio" necesario para volver a la Junta

La secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, mantiene un encuentro con militantes en Córdoba, el pasado 8 de mayo de 2021.

La secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, mantiene un encuentro con militantes en Córdoba, el pasado 8 de mayo de 2021. / EFE / RAFA ALCAIDE

Juanma Romero

Juanma Romero

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El PSOE mira hacia el 13 de junio. En un partido con la vida orgánica bastante anestesiada desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno y en el que su autoridad no se discute ni se cuestiona, se nota que la tempestad viene del sur. De las primarias para elegir al candidato a la Junta de Andalucía. Todo el partido está pendiente de lo que ocurra allí, de la batalla entre la secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Ellos dos rivalizarán en las urnas de dentro de un mes, pero la contienda tiene carácter nacional: es el pulso definitivo, sí -por manida que parezca la expresión-, entre Díaz y Sánchez. Cuatro años después de que ella fuera arrollada por el hoy presidente del Gobierno en otras primarias, las federales, mucho más sangrientas, en las que el PSOE se partió en dos.

Ella ya no es la todopoderosa presidenta de la Junta a la que bendecían los patriarcas y notables del partido, tampoco es la que dominaba casi por completo la federación de más peso del partido, la que ejercía influencia sobre el resto de barones. Ni él es el secretario general tumbado por los capitanes en una violenta y dramática jornada del 1 de octubre de 2016, el hombre que había dicho 'no' a Mariano Rajoy y que dejó entre lágrimas su escaño en el Congreso para no validar su investidura con una abstención. Pero, sin embargo, en estas primarias andaluzas hay elementos que recuerdan a la guerra fratricida del 21 de mayo de 2017. Y otros que explican el reacomodo de la dirigencia. Porque Díaz está asumiendo el discurso que le valió la victoria a Sánchez hace cuatro años y porque muchos de los que eran sus fieles ahora le dan la espalda. No es esta, sin embargo, una lucha de bases contra cuadros, porque la competición se libra entre dos aparatos: el andaluz, en manos de Díaz desde 2013, desde que ella misma sucedió a José Antonio Griñán, y el federal, el que protege a Espadas.

Las primarias del 13-J, aunque no se vivan como una guerra a vida o muerte, sí tienen mucha profundidad dentro del PSOE. Es la primera vez que la federación más poderosa del partido, dueña de la Junta durante casi 37 años, transita por un proceso así. La convulsión de 2017 fue además de tal envergadura que aventurar resultados resulta complicado, y de hecho ningún bando se da por ganador, porque nadie sabe muy bien cuál es el peso real de los aparatos. La dirección federal está confiada con la victoria, "por más de un 50%", de Espadas, dicen en el aparato, porque lo contrario sería un golpe a Sánchez de su partido. Allí ha molestado el desafío de Díaz "no a Ferraz, sino al propio presidente".

La palabra la tienen los más de 46.000 militantes -46.535, según el censo provisional- llamados a las urnas, y en esta ocasión no habrá un primer chequeo de las fuerzas de cada contendiente porque la recogida de avales se ha convertido en un mero trámite, ya que solo han de recoger las firmas de entre un 2% (931) y un 4% (1.861) del censo. Un umbral tan bajo de apoyos puede incorporar a la carrera final a los dos aspirantes que han presentado su precandidatura y que, no obstante, no tienen ninguna opción de ganar: el exdiputado socialista y profesor de Economía Luis Ángel Hierro y el médico granadino Manuel Pérez García. Ambos ya concurrieron a procesos orgánicos previos, aunque nunca llegaron a superar la fase de avales, cuando el mínimo exigido era mucho más alto.

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en el acto de presentación de su candidatura a las primarias del PSOE andaluz, el pasado 9 de mayo en Granada. 

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en el acto de presentación de su candidatura a las primarias del PSOE andaluz, el pasado 9 de mayo en Granada.  / EUROPA PRESS / ÁLEX CÁMARA

¿Activo o lastre electoral?

Díaz se presentó desde el primer día, cuando pidió a Ferraz la convocatoria anticipada de primarias -sabía de sobra que de lo contrario la cúpula federal las impondría-, como la candidata "de la militancia". Igual que hizo Sánchez en 2017. Luego dijo de sí misma que es la aspirante de la "izquierda" del partido. Como Sánchez en 2017. La persona que quiere la "autonomía" del PSOE y que se presenta sin cargas ni ambiciones propias, que no ha aceptado las salidas que le ofrecía la dirección -presidenta del Senado, eurodiputada...- porque su sitio está en Andalucía. El mismo patrón que Sánchez en 2017. Ella pide "libertad" -bandera que enarboló Isabel Díaz Ayuso el 4-M y que por eso ahora chirría en el PSOE- y se presenta libre de cargas y cargos para repartir, "sin el BOE ni el BOJA [el 'Boletín Oficial de la Junta de Andalucía']".

Si sus contrarios ven travestismo político, los fieles de Díaz explican que no se contradice, sino que "ha aprendido" en estos más de dos años de travesía del desierto en la oposición, algo que no era fácil para un partido que nunca se había bajado de la peana del poder desde que Andalucía ganó su autonomía de primera división. "Ha crecido y se ha enriquecido -argumenta un veterano dirigente siempre a su vera-. No hay nadie que conozca la comunidad, cada rincón, como ella. Ha escuchado a la gente, ha evolucionado, como le pasó a Guillermo Fernández Vara", el presidente extremeño que perdió la Junta en 2011 por la alianza del PP con IU y que recuperó el mando en 2015, y cuyo ejemplo invoca Diaz desde 2018.

"¿La militancia no va a recordar que era la candidata del Ibex 35? ¿Se va a olvidar de la foto que se hizo con la plana mayor del socialismo histórico?", contraargumenta uno de los dirigentes de mayor rango del círculo del regidor sevillano, que como otros sostiene que Díaz "tuvo su etapa, y en algunos momentos fue brillante, pero acabó". Los críticos insisten en que la expresidenta es un "lastre electoral", y recuerdan que el reto es recuperar el medio millón de votos que se fue por el desagüe en las autonómicas del 2 de diciembre de 2018 y que sin embargo sí cosechó el PSOE en las generales de abril y noviembre de 2019. Ellos hablan de "actualizar", "modernizar", "renovar" el PSOE-A. Sincronizarlo con Ferraz.

Los defensores de Díaz esgrimen que ella "ha evolucionado", como Vara, y tiene derecho a un segundo intento; sus contrarios creen que toca "abrir nueva etapa"

"Pasamos de un millón a 1,5 millones de papeletas en unos meses. No querer leerlo es empecinarse en error. Toca abrir una nueva etapa. Si queremos gobernar, hay que cambiar, de lo contrario es imposible. A quienes planteábamos el cambio nos echó de su lado, a ella se le ha planteado salir por la puerta grande, y lo ha rechazado. Pero no le vale más que el control orgánico", reflexiona otro de los mandos que antes estuvo a su lado.

Precisamente esa es otra clave de estas primarias. Díaz compite (en parte) contra sí misma. Ella consiguió en toda España, en las primarias de 2017, el 39,90% de los sufragios. Solo ganó en su federación, Andalucía, donde recabó el 63,1% de los votos de las bases, por el 31,66% de Sánchez y el 5% de Patxi López. Pero el apoyo de los suyos en el PSOE-A ni mucho menos es tan granítico.

Si Espadas tiene opciones de vencer el 13 de junio es porque cuenta con el respaldo de exsusanistas de todas las provincias, además de los sanchistas de primera hora. Él mismo militaba en las filas de la exjefa de la Junta hasta que le dio la espalda. Como sucedió con otros miembros del último Gobierno de Díaz -el extitular de Cultura y exportavoz del Ejecutivo Miguel Ángel Vázquez y la exconsejera Lina Gálvez-, o con cuadros de mucho relieve político, como el exportavoz parlamentario Mario Jiménez, a quien ella aupó como portavoz de la gestora federal encargado de asfaltarle el camino para su anhelada entrada triunfal en Ferraz en aquel 2017. Con Díaz se alistaban antes los ocho secretarios provinciales. Ahora, permanecen a su lado los de Sevilla, Verónica Pérez; Córdoba, Antonio Ruiz; Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y Almería, José Luis Sánchez Teruel. Pero tiene en su contra a los líderes provinciales de Granada, Pepe Entrena; Cádiz, Irene García; Jaén, Paco Reyes, y Huelva, administrada desde el otoño por una gestora impuesta por Ferraz, presidida por la madrileña Isaura Leal y coordinada por la diputada nacional onubense Luisa Faneca.

La actitud de los afiliados

El poder real de los aparatos, la figura de Díaz o la aprobación hacia quienes la han "traicionado" operan en unas primarias reñidas y a las que concurren cuatro precandidatos

Para los que apoyan a la expresidenta, esa desbandada no es sinónimo de derrota por anticipado, porque las primarias federales demostró, argumentan, el poder limitado de los aparatos y lo contraproducente que puede llegar a ser la "exhibición" de apoyo de cargos importantes. A ella no le funcionó, "y si antes no valió, ¿por qué ahora sí?". "¿Y por qué no pensamos que muchos compañeros pueden pensar que todos esos que hasta hace un cuarto de hora estaban con ella o se sientan en la ejecutiva regional son unos traidores?", se preguntan en el círculo de Díaz.

La baronesa lleva insistiendo en estas semanas en que está encontrando mucho talento nuevo en las agrupaciones locales que está pateando, en los terceros y cuartos niveles. Busca etiquetar como "lo viejo" a los que ahora rodean a Espadas, de quien recuerdan que fue consejero con Manuel Chaves y Pepe Griñán hasta que la propia Díaz apostó por él para la alcaldía de Sevilla, que no consiguió en 2011 pero sí en 2015. Los susanistas esgrimen que los críticos son una "amalgama ideológica" a los que une solo "su afán de echar a Susana". Pero son igual de responsables, dicen, de que el PSOE fuera desalojado de la Junta porque integraban el equipo de la candidata "o dirigían su campaña". Y rememoran el papel activo de uno de los barones provinciales más fuertes, el jiennense Paco Reyes, en aquel trágico comité federal del 1 de octubre de 2016: él comenzó a organizar la moción de censura que estoquearía finalmente a Sánchez. O resaltan, como ejemplo de deserción insólita la de fieles susanistas como el senador malagueño (y antes diputado nacional) Miguel Ángel Heredia.

En el entorno de Espadas, apuntan que la militancia no vota en clave de "traición sí o no". "El afiliado piensa en quién puede ganar, aun con dificultad, al presidente Juanma Moreno [PP] y quién no le ganará en absoluto. Y piensa en cómo es cada candidato. Un militante de Lanjarón, por ejemplo, no vota pensando si Paco Reyes se ha dado la vuelta. La gente es más responsable y el PSOE-A es un partido con hambre de victoria y afán de vencer a la derecha", explica un cargo relevante que apoya al regidor hispalense. En Ferraz señalan esa clave, la condición del PSOE-A como una federación muy apegada y alineada al poder, como un ingrediente para una victoria de Espadas, pues las bases sintonizarán, creen, con quien representa el mando. El alcalde como un trasunto del aparato federal y del propio Sánchez. Los defensores del primer edil reiteran que el movimiento a su favor "viene de abajo", de los que creen necesario "el cambio", y tras ponerse de acuerdo en torno a él -porque había otras alternativas, como el diputado por Jaén Felipe Sicilia o la siempre mentada María Jesús Montero, la ministra de la que el presidente no quiso desprenderse-, "Ferraz ha conocido lo que se había resuelto en Andalucía".

Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la campaña de las últimas generales, el 31 de octubre de 2019 en Sevilla. 

Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la campaña de las últimas generales, el 31 de octubre de 2019 en Sevilla.  / EFE / JULIO MUÑOZ

Díaz ha recalcado que no es "la candidata de Madrid". Pero Espadas se ha visto obligado a tomar distancia con Ferraz. En parte, explican en su círculo, "para romper una construcción que quería instalar Susana", y también porque quieren que "el debate se centre en Andalucía". "Queremos recuperar la mejor tradición del PSOE-A: un partido fuerte, con autonomía, que vela por los intereses de Andalucía, pero que a la vez es leal con la ejecutiva federal y con el presidente", indica un dirigente. Se trata, abunda otro, de recuperar para el PSOE-A "el papel de centralidad que siempre tuvo en el PSOE".

Los números por provincias

Los susanistas, en cambio, remarcan que no quieren que la federación se convierta, en palabras de una integrante de la cúpula autonómica, en "una sucursal o franquicia de Ferraz, como lo es el PSOE madrileño". Y advierten de que como Sánchez se juega tanto en estas primarias, "las presiones para que no gane Susana van a ser brutales". De hecho, siguen, se están produciendo hacia alcaldes y cargos públicos. Los críticos, por su parte, relatan que las presiones vienen del entorno de Díaz, "como siempre ha sucedido". Porque a ella la acusan de "aplicar el ordeno y mando" en el PSOE-A, de "echar" de su lado a quien le chista y de "hacer irrespirable la vida orgánica". "A mí personalmente me ha decepcionado -ilustra una parlamentaria nacional-. Sin ponerme en su contra en ningún momento, me despreció e ignoró. No ha sido fácil en lo personal, pero no me quedaba otra".

Los partidarios de Díaz defienden que ella sigue siendo un activo electoral, justo por su "entereza", y dudan de que Sánchez sea visto "como un plus por la militancia". "¿Acaso el camino que llevamos es el correcto? ¿El que abre todos los días la casa del pueblo no puede estar harto de los pactos con ERC o Bildu?", señala uno de los notables de su equipo. Los próximos a Espadas denuncian esa actitud, que ella "espera que el tiempo juegue en contra de Pedro, para así poder aguantar". "Pedro es el presidente del Gobierno y si nosotros no defendemos y consolidamos los gobiernos no somos nadie. Y ahora lo importante es afianzar el Gobierno de España y los ejecutivos municipales", rubrican.

Los dos sectores creen que pueden ganar. Las cuentas que se hacen los seguidores del alcalde sevillano son simples: si Sánchez y López sumaron en torno a un 37% en 2017, ahora sería fácil alcanzar un 60-70%, porque Jaén, provincia muy compacta en torno a Reyes -cuyo giro ha sido el más destacado y trascendente- apoya ahora a Espadas. Y hay una importante masa crítica en Huelva -ahí el cambio obedece al relevo impuesto por Ferraz en la cúpula y en la Diputación, presidida ahora por una de las suyas, Maru Limón-, Cádiz, Málaga y Granada. Sevilla, la agrupación más grande y feudo clásico de Díaz, ya está más agrietada, y Espadas ha avanzado en la capital y en ciudades con peso de militantes, como Utrera, Alcalá de Guadaíra, La Rinconada y Mairena del Aljarafe, además de Dos Hermanas, municipio ya sanchista en 2017 porque su alcalde, Quico Toscano, abrió las puertas de Andalucía al madrileño. Córdoba y Almería son los dos territorios más hostiles hacia Espadas, según reconocen las dos partes.

Los dos sectores creen que pueden ganar. Espadas, por la aportación de Jaén y de la masa crítica en las provincias; Díaz, por su mayor peso en Sevilla, Córdoba y Almería

El regidor logró una foto valiosa esta semana en Osuna (Sevilla): con los alcaldes de Jaén, Julio Millán, y Huelva, Gabriel Cruz, y los portavoces municipales de las cinco capitales en las que el PSOE no gobierna (Córdoba, Cádiz, Málaga, Almería y Granada). De todos ellos, la posición del onubense Cruz es la más dudosa. Los críticos también copan los grupos parlamentarios en el Congreso (23 de 25 diputados andaluces) y en el Senado (20 de 25), aunque la proporción también obedece a que Ferraz impuso la composición de las listas en cuatro provincias y coló a fieles en las restantes. Entre los que han cambiado de filas, la presidenta del PSOE-A, la senadora jiennense Micaela Navarro, muy fiel a su líder provincial, Paco Reyes.

Los rostros del futuro

"Sin hacer pretemporada como ella, que lleva semanas recorriendo las agrupaciones, hemos empezado la Liga con buenas sensaciones", cuentan en el equipo de Espadas, "sin confianza ni triunfalismos". "La de Juan es la campaña de la hormiga, de la constancia, sin entrar en el barro. Es la campaña de la unidad, de la ilusión, del reencuentro interno para luego reencontrarnos con la sociedad andaluza", añaden.

Y aunque los susanistas dibujan al alcalde como el "candidato de la moderación" -ha sacado presupuestos municipales con Cs y Adelante Sevilla, la marca de Podemos en la ciudad-, este remarca su capacidad para enterrar la división interna, de ahí que llame a superar el trauma del 1 de octubre de 2016 y del 2 de diciembre de 2018.

Hasta el 25 de mayo, seguirá la fase de avales. Luego los candidatos serán proclamados y estarán obligados a un debate

En el círculo de Díaz rebaten las proyecciones de sus críticos y sostienen que "hay partido". Porque ven la mayor parte de las provincias divididas al 50%, y decantarían por tanto la balanza a su favor Sevilla, Córdoba y Almería. "Y estamos viendo a gente que apoyó a Pedro o a Patxi en 2017 y que ahora la avalan a ella. Susana tiene un compromiso con los militantes y los votantes. Si hubiera perdido las elecciones en 2018, se habría ido, pero no es el caso", aduce una responsable. Y otro recuerda que Sánchez hundió al PSOE hasta su peor marca en 2015 y 2016, y luego volvió a presentarse en 2019, pero para entonces ya había ganado las primarias y la moción de censura.

La carrera parece presentarse apretada, y en todo caso la experiencia de 2017, cuando Díaz era la gran favorita, aconseja no hacer pronósticos. Los candidatos están todavía en la fase de avales, hasta el 25 de mayo. Los que pasen el corte serán proclamados, deberán anunciar sus equipos, que tendrán a mujeres en primera línea -la malagueña Beatriz Rubiño como portavoz de Díaz; la jiennense Ángeles Férriz, por Espadas-, y habrá de organizarse el debate a que obliga el artículo 189 del reglamento estatutario. Queda aún más de un mes por delante, y a la guerra final entre la expresidenta y Sánchez le quedan varias batallas por resolver. El 13 de junio (o el 20, si hay que ir a una segunda vuelta), es indudable, marcará el devenir orgánico del PSOE, condicionará los siguientes pasos del presidente y pesará en el congreso federal de octubre.

El censo provisional de las primarias del 13-J

El censo provisional comunicado por Ferraz -dueña del estadillo de militantes- al PSOE-A es de 46.535 electores con derecho a voto. De ellos, militantes del partido son 42.339; miembros de Juventudes Socialistas de Andalucía, 2.886, y afiliados directos (sin estar adscritos a ninguna agrupación local), 1.310.

El desglose de militantes del PSOE-A por provincias, de mayor a menor, es el siguiente:

Sevilla: 8.885.

Málaga: 5.934

Jaén: 5.880

Granada: 5.818

Cádiz: 4.620

Almería: 4.242

Córdoba: 3.496

Huelva: 3.464

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