ERC teme que JxCat use el 10-N como palanca para avanzar elecciones

Quim Torra vota en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona

Quim Torra vota en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona / periodico

Xabi Barrena / Fidel Masreal

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El conflicto catalán es ya en estos momentos como un árbol de múltiples ramas. Y a veces cada una de estas extensiones arbóreas crece en el mismo sentido, abriendo nuevos escenarios poco imaginables semanas antes. Pongamos por caso a JxCat y su deambular por las encuestas, siempre a la baja. Una demoscopia que hacía poner los pelos de punta a cualquier posconvergente al que se le insinuara un eventual adelanto electoral. Pero en los últimos días la rama electoral del 10-N10-N e, incluso, la judicial-europea (no confundir con la judicial-española) han dibujado un nuevo escenario que bien podría propiciar ese adelanto electoral. En la sopa de siglas posconvergente, de momento, lo niegan, aunque admiten la "lógica" del razonamiento.

Quim Torra atiende este lunes al juicio que se le ha abierto por desobediencia en el TSJC, dentro de lo que sería la rama judicial-española. El ‘president’ ha reconocido, e incluso alardeado, de tal desobediencia, por lo que nadie no espera otra cosa que no sea una sentencia condenatoria. Inhabilitación.

La condena será firme en cuanto el Tribunal Supremo resuelva el esperable recurso de la defensa. Dicho de otro modo, Torra dejará de ser ‘president’ a finales de enero, principios de febrero, según los cálculos de las fuentes consultadas. A su inhabilitación seguirá la investidura de un nuevo candidato de JxCat que resultará infructuosa porque depende de la CUPCUP, que quiere nuevas elecciones. Si falla la investidura, habrá convocatoria automática de elecciones a celebrar dos meses después. 54 días en que el ‘president’ en funciones sería el actual vicepresidente, Pere Aragonès. De ERC.

La tendencia electoral

Hasta aquí el contexto sabido y que dibujaba una gran espada de Damocles sobre JxCat y un camino de rosas para ERC. Pero los resultados del domingo revelaron varias cosas. Primero, que la posconvergencia -que aumentó su número absoluto de votos pese a que la participación descendió cuatro puntos e incluso ganó un escaño- no está tan vencida como indican las encuestas y que hay un repunte de voto, sobre todo de resistentes seguidores del 'expresident' Carles Puigdemont. Es decir, que el discurso de la confrontación con el Estado y de no avalar a los partidos del 155 ha dado ciertos frutos. 

Segundo. ERC perdió 160.000 votos y dos escaños. Y lo hizo en el ‘rere-país’ donde en las ciudades medias, como Berga y Vic, se dejaron 10 y 7 puntos, respectivamente. Los fieles a Puigdemont lo resumen así: en abril, la diferencia entre pactistas y duros era de 15 (ERC) a 7 (JxCat) y en tan solo siete meses se ha pasado a un 13 (ERC) a 10 (JxCat y la CUP).

La primera consecuencia de los resultados de esta rama electoral-catalana ya se han dejado sentir en la de la gobernabilidad española. ERC ha endurecido su discurso hacia Pedro Sánchez. Algo que va a persistir, quién sabe si hasta el ‘no’ definitivo, por cuanto se convoque o no se convoquen elecciones, la situación judicial de Torra determina la entrada ya en el escenario electoral.

Otro dato que ayuda a componer esta ventana de oportunidad posconvergente es el escrito del Abogado general de la UE al Tribunal de Justicia de la misma UE, el TJUE. Irónicamente, en un dictamen sobre la inmunidad de Oriol Junqueras, como eurodiputado, se abre la posibilidad de que sea Carles Puigdemont el gran beneficiado. 

Puigdemont ¿candidato y en Catalunya?

A falta del fallo del TJUE, empieza a verse como verosímil que Puigdemont pueda regresar a Catalunya. Incluso como candidato a la presidencia de la Generalitat, aunque no podría tomar posesión del cargo porque entonces perdería el acta de eurodiputado y su inmunidad. Pero si 15 días de Puigdemont en campaña por 'Skype' permitieron doblegar a ERC en el 2017, el efecto que podría tener tenerlo en carne y hueso es impredecible, pero siempre a favor de JxCat. "La situación no es la ideal para JxCat, pero seguramente es la mejor que pueden tener en las próximas semanas para ir a unas elecciones”, temen fuentes de Esquerra. Motivo por el que apuntan que, al final, se convocarán los comicios para enero.

La versión oficial en JxCat es que si ERC salva los presupuestos del 2020, avanzar elecciones no estaría justificado. La posconvergencia necesita tiempo para reorganizarse y buscar un candidato. Salvo que el candidato vuelva a ser Puigdemont y la reorganización se convierta de nuevo en obediencia al líder de Waterloo. Entonces el botón electoral dependerá del interés del 'expresident'.