Ágora

Aprender de los mejores para salvar el sistema educativo catalán

El recién creado comité de expertos debería analizar los centros que están muy por encima de la media para extender sus procedimientos y buenas prácticas al resto

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La OCDE aconseja voces internacionales en la comisión que debe revertir PISA en Catalunya

Un grupo de alumnos catalanes hacen un trabajo en equipo en clase.

Un grupo de alumnos catalanes hacen un trabajo en equipo en clase. / FERRAN NADEU

Carlos Camí

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Los resultados de las pruebas PISA siempre levantan una gran polémica, y debates agotadores, entre los sectores vinculados a la educación, pero sobre todo entre los políticos que tienen la responsabilidad última. Evidentemente, el hecho de que se haga pública la comparativa entre los diversos países participantes convierte las ‘notas’ en una evaluación de cada país y de cada partido en el Gobierno, más que del alumnado.

Cuando estos resultados son malos o, como ha sucedido en Catalunya, peores que en las anteriores pruebas, es un argumento recurrente atribuirlo al elevado número de alumnos recién llegados y a la segregación escolar. La preocupación es más que justificable, pero no son estas las razones de los malos resultados obtenidos.

Aunque tal y como ya se ha comentado en diversas ocasiones las pruebas PISA no son el evaluador perfecto del momento en que se encuentra un sistema educativo y sería necesario replantearlas, a día de hoy no existe mejor referencia para conocer el 'estado de la cuestión' en cada país. Y a la vista de los resultados obtenidos por la escuela catalana, con un desplome que la sitúa casi a la cola de Europa y de los otros países de la OCDE, el estado es preocupante.

Para quien no esté al corriente, los resultados de estas pruebas que se hacen públicos provienen de la nota media de una muestra de centros docentes elegidos según parámetros diversos. Se pretende que la variedad contemple la diversidad, pero siempre prescindiendo de los casos extremos, que distorsionarían el resultado final. 

Pero en la muestra seleccionada hay, naturalmente, centros que obtienen resultados por encima de la nota media, y otros que los obtienen por debajo. Lo que significa que tenemos un buen número de centros que están muy por encima de la media. Y aquí está el quid de la cuestión. La Administración educativa dispone de estos resultados y, aunque no se hagan públicos para no estigmatizar a los centros que han salido más mal parados, el recién creado comité de expertos debería analizarlos con detenimiento para averiguar qué hacen y cómo lo hacen, y poder extender sus procedimientos y buenas prácticas al resto. 

El hecho de que la escuela concertada supere a la pública en el equivalente a casi dos cursos en matemáticas, lectura y ciencias también tendría que ser un punto de reflexión y estudio. Y aquí el agravio comparativo sobre la escolarización de alumnos vulnerables en la escuela pública vs. la concertada ya no es válido. Hace mucho tiempo que la escuela concertada asumió el pacto contra la segregación escolar, lo que significa que acoge a la diversidad del alumnado igual que el sector público, aunque a menudo con menos recursos, todo sea dicho. 

Además de fijarnos en los colegios catalanes que mejores puntuaciones han obtenido, fijémonos, también, en la metodología que ha llevado al triángulo del norte, formado por Castilla y León, Asturias y Cantabria, a obtener puntuaciones superiores a la media española. Asimismo, no nos olvidemos del sistema educativo de Japón o en el notable éxito del modelo educativo finlandés… fijémonos en todos ellos y aprendamos, copiemos, sin sonrojarnos.

También merece ser tenido en cuenta, tal y como señalaba un reportaje reciente de este diario, el nivel del profesorado. La mejora del rendimiento académico del alumnado pasa, sin lugar a dudas, por reforzar la labor del docente. ¿Cómo? Fomentando que observe y aprenda de los mejores… que 'pise' centros educativos que cuentan con equipos profesionales estables, motivados e implicados, que está demostrado que proporcionan proyectos educativos mejor desarrollados. 

Nos encontramos ante un problema muy grave. Es crucial que el comité de expertos surgido de la cumbre de la educación aborde, cuanto antes, los desafíos estructurales y modos de organizarse del sistema educativo catalán, y que se tomen acciones mediante una línea política decidida y sostenida en el tiempo, si queremos intentar poner a flote el futuro de nuestros jóvenes.