'La soledad aburre pero no traiciona'

Beny Jr o cómo triunfar en la música sin hacer nada de lo que debes

El artista de L'Hospitalet BenyJr, en una imagen promocional

El artista de L'Hospitalet BenyJr, en una imagen promocional / Polar Nights / Cedida

Ignasi Fortuny

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Hace tiempo que, vestido normalmente de negro de arriba abajo, tan solo muestra sus ojos y algo de su frente, tapando su rostro con un pasamontañas o una braga y con la capucha de su chaqueta siempre puesta, aunque de ella a veces escapa algún mechón de un cabello oscuro. Beny Jr es la oveja que se va del rebaño y que nadie logra reconducir, ni pastores, ni perros, porque decidió que prefiere divagar a su aire por el monte que pastar entre verjas. No hace nada de lo que se supone que debe hacer un artista -urbano, en su caso- de 25 años, pero le da igual. 

No conoce autoridad, no conoce fórmulas, y aun así es el quinto artista catalán con más oyentes en Spotify -si es que eso es un indicador de éxito incuestionable- tras Rosalía (27 millones), Bad Gyal (14), su colega Morad (13) y Aitana (11,5). Ya ven, todos ellos con inmensa parte o la totalidad de su catálogo en castellano. Con el lanzamiento el pasado 30 de diciembre de su último trabajo, ‘La soledad aburre pero no traiciona’, ha empezado el año rozando los seis millones de oyentes en la plataforma (5,7 actualmente). ¿Quién puede discutirle nada entonces? 

Es, por lo tanto, vencedor en la engorrosa guerra de los números este catalán de 25 años, de ascendencia magrebí, de actitud despreocupada, criado en el barrio de La Florida de L’Hospitalet (también vivió un tiempo en Londres). La figura de Beny Jr no se entiende sin la de Morad. Y la de Morad tampoco sin Beny Jr, pues es quien le empujó a cantar. Pero sería ridículo reducir el éxito de uno a la presencia del otro (más allá de numerosas canciones juntos y un exitoso EP llamado ‘Capítulo 1’).

Sin sello, como artista independiente (a pocos le cae mejor esta etiqueta que a él), el rapero no se expone en redes sociales –lo hace mínimamente cuando tiene un lanzamiento-, no concede entrevistas, se relaciona con poco más que su reducido entorno artístico y publica música cuando –hablando claro- le apetece y con quien le apetece. Lo mismo con los conciertos, pues cierra su agenda cuando seguramente más tendría que mostrarse, y la abre cuando tiene menos trabajo fresco para enseñar. Y muchas veces cerca de él sobrevuela la pregunta: ¿Dónde está Beny Jr? Así ha sido al menos hasta la fecha.

En ‘La soledad aburre pero no traiciona’, álbum sin colaboraciones, ha trabajado con productores cercanos como SHB o Steve Lean, principalmente. En sus 14 canciones reivindica precisamente su posición frente a la industria musical, mencionando a discográficas y recordándoles que no pierdan en tiempo en llamar a su mánager. La industria le persigue, le reclama para mostrarle el camino, y él se escabulle sin prestar atención ni dar explicaciones. "No hablo con la industria, lavando [dinero, entiéndase] con la industria", dice en 'ASCK'.

En el que es ya su sexto trabajo largo muestra de nuevo su talento como uno de los mejores cronistas callejeros de la actualidad, donde la lealtad tiene un valor incalculable, y abundan las letras sobre un mundo oscuro, un pasado con fuertes turbulencias -"Cuando era pequeño me querían quitar casa; y ahora me piden que elija con o sin la terraza", canta en 'Vinicius Jr'- y un presente con alguna que otra bronca, algo frecuente en ese género en el que tan bien fluye como es el drill. "Beny es puro estilo, le sale natural, sin forzar. Es un artista súper versátil y especial", analizaba años atrás El Guincho, el genial productor canario con el que lanzó el que seguramente es su álbum más completo hasta hoy, 'Samurai'.