La catalana se ha convertido en un icono al que sigue toda una generación gracias a canciones que invitan al empoderamiento

Un reportaje de Ignasi Fortuny
Con diseño de Andrea Hermida-Carro

Cuando Alba Blasi, parte del equipo actual de ‘management’ de Bad Gyal, escribió en 2016 al e-mail badgyalbooking@gmail.com para intentar que una, en ese momento, precoz y prometedora artista actuara en las ya extintas fiestas que ella organizaba en Barcelona bajo el nombre de Club Marabú, tuvo un primer impacto. Esa joven de 19 años con solo un par de canciones publicadas (‘Pai’ e ‘Indapanden’) ya tenía mánager.

Arreglaron el concierto para julio de 2016. Y desde esa fecha, los impactos no han cesado. "Fue un enamoramiento total", confiesa Blasi. Ese concierto en la sala Upload era su segunda actuación después de hacer un directo de debut en el Maresme, de donde es Alba Farelo (nombre real de la de Vilassar de Mar, 1997).

Pidió prueba de sonido –"¡nadie pedía prueba de sonido en el Marabú!"-, acudió con un dj propio –"normalmente a los artistas que traíamos les tirábamos las pistas y ya"-, con una maquilladora y con una chica que le hizo las uñas… "Flipé", reconoce Blasi, que poco después empezó a trabajar con Bad Gyal y con ella sigue, ahora desde la agencia Doble Cuerpo (con Borja Rosal) y mano a mano con Entrelíneas Entertainment (Martin Boragno, aquel primer mánager).

Aquella primera puesta de largo de Bad Gyal ya evidenció su personalidad, su ambición, su tenacidad. Esa noche la capturó con su cámara Alba Rupérez, la fotógrafa ubicua que ha retratado la efervescencia y la consolidación de la escena urbana en España.  

"Fueron las primeras fotos que le hice, ella todavía no tenía tanta producción a su alrededor y la sensación era la misma: sabe lo que quiere, sabe gustar y, aunque es una tía bastante relajada, en el momento de trabajar no pierde el tiempo", rememora Rupérez, que la ha apuntado con el objetivo en numerosas ocasiones. "Notas su profesionalidad, te va guiando con la mirada y con sus movimientos, sabe cómo llevarte a ver lo que ella quiere enseñarte", apunta.

El hito del Sant Jordi

Bad Gyal hizo el sábado 11 de febrero de 2023 su primer Palau Sant Jordi (lleno, 17.000 asistentes) con su música de baile inspirada en sonoridades caribeñas. "Sobre todo le gusta hacer música para bailar y transmitir buenas energías", apunta Blasi. El Sant Jordi es un hito para una artista con una gran capacidad de trabajo que –según quienes la conocen bien- "siempre ha tenido las cosas muy claras". "Ha tenido una vida dedicada a su carrera, enfocada en este proceso de crecimiento artístico", explica su equipo de ‘management’. "El motor siempre ha sido ella", añaden.

En 2017 ya hizo su primer Sónar en un escenario que se quedó pequeño. También se desbordó el metro de Barcelona en la tradicional actuación de presentación del festival con un concierto gratuito en una estación de una figura emergente (ese año fue ella). "Sónar es una plataforma de lo que se está cociendo en el presente y en el futuro, y Bad Gyal estaba en esta línea en el 2017", recuerda Enric Palau, cofundador y codirector del Sónar. La catalana, deslumbrante estrella global, volvió también en 2023 al festival como uno de sus grandes reclamos.

"Es y era una artista muy currante, en el sentido de que se estaba creando un sonido propio, en el sentido insistente de querer desplegar un discurso. Había una ola alrededor del trap, en la que ella nunca entró, y cogió un camino propio", destaca Palau.

El punto de partida de todo, señalan, es su talento musical. "Es una compositora muy heavy. Es como un espíritu rapero al que le salen canciones sin parar, y hace unas barras brutales", opina Blasi, que también señala que siempre tiene en alerta un radar para controlar todo lo nuevo que sale, ya sea en la música o en la moda, otra de sus pasiones. Incluso llegó a desfilar para Andrés Sardá en la Fashion Week de Madrid. Hace poco confesaba que tenía que escoger entre 25 ‘looks’ diferentes para el concierto de Barcelona.

La propia Bad Gyal explicaba años atrás que con el tiempo ha ido perfeccionando y sofisticando sus letras (que empezaron en un catalán que hace tiempo que no utiliza), algunas de las cuales ya son icónicas para una generación, la suya, que la ha tomado como un referente indiscutible por su carácter y la manera en cómo sus canciones rebosan amor propio e invitan a empoderarse.

Todo eso la ha hecho conectar de una manera magnética con el público LGTBIQ+, convirtiéndose en un icono. "Creo que es por la fuerza que transmite. Es un discurso que no es impostado, ella es así y sus fans lo ven. ‘Haz lo que quieras, sé cómo quieras, disfruta…’. Y eso, sumado a la música y a la estética… ‘Ponte lo que quieras, siéntete bien con tu cuerpo…’. Todo eso hace que sea una referente", analiza Blasi. Por la calle se ven grafitis que riman así: ‘Bad Gyal, referente cultural’.

Sin mirar a los lados

Impactó en sus inicios, se sobrepuso a unas críticas que siempre acompañaron a la escena urbana y que se recrudecieron -¡sorpresa!- sobre las mujeres, y su crecimiento ha sido tremendo. "Supo tirar para adelante sin mirar a los lados, siempre adelante", recuerda Blasi. Era descarada, poderosa, explícitamente sexual en sus canciones y le gustaba bailar.

Y rápido contactó con Magalí Jou, bailarina y coreógrafa, para perfeccionar su estilo e incorporar un cuerpo de bailarines a sus conciertos, que son una buena metáfora de su inconformismo y su capacidad de trabajo. Jou recuerda los comentarios denigrantes que recibieron por su manera de bailar, con el centro de todo en la cadera. "Nos gustaba bailar así, era lo que nos había influenciado [el dancehall jamaicano] y nos daba un poco igual. Teníamos la esperanza de que la sociedad avanzase, abriese la mente".

En sus inicios, el chascarrillo era que era hija del actor Eduard Farelo y que en casa costó que su música se entendiera (su madre, "la madre de la Pantoja", como la bautizó ella en una entrevista, es otra valiosa mano derecha de la cantante).

El propio Farelo explicó en el diario ‘Ara’ lo qué pasó realmente y diagnosticó brillantemente un choque generacional: "Me hizo sufrir al inicio, porque no entendía el discurso. […] Mi generación es incapaz de entender cómo los jóvenes se plantean la sexualidad y las relaciones de pareja. Pero es que a nosotros no nos toca dibujar la sociedad de los próximos treinta años. […] Ahora veo que esta necesidad de sobreexponer la sexualidad es una manera de saltarse una prohibición. Si hubiera sido otra, se lo habría saltado igual. Los jóvenes se rebelan. ¿Qué tiene de malo ver que una chica mueva el culo sobre el escenario? Pues aquí lo tenéis, dos tazas".

Una artista 'Internationally'

En estos años se ha pateado el mundo, llenado salas pequeñas, medianas, grandes y ha impuesto su fiesta en escenarios de macrofestivales. Desde muy pronto despertó el interés de los promotores de aquí y de allá (incluso hizo una gira por rincones de Asia ya en 2018). Quizá por esa autoafirmación que cantaba en su canción ‘Internationally’ (2018): "Yo grabo en mi casa; sueno ‘internationally’". En algo más de seis años de carrera ha hecho más de 300 conciertos. "Con el directo es increíble la exigencia que tiene, entrena muchísimo. Tiene mucha capacidad de aguante, se deja la piel en los ‘shows’", explica Alba Blasi. En su primera gira por Estados Unidos en 2018 eran tres personas de equipo: Bad Gyal, el dj y productor Fakeguido y Blasi.

En 2023, ya una estrella (también) internacional, contaba una cuarentena de profesionales en el tour. "Lo de ahora no es gratuito, si Bad Gyal no hubiese tenido la insistencia, la perseverancia y la creatividad para ir haciendo crecer su discurso y la manera de acercarse a su público eso no hubiese pasado", valora Enric Palau, codirector del Sónar. Con dos ‘mixtapes’ (‘Slow wine’ y ‘Worldwide angel’) y un EP (‘Warm up), publicado cuando firmó con el sello Interesscope, este 2024 ha sacado su primer álbum, del que presentó buena parte de él en su pasada gira, y que ahora veremos en 'La Joia' tour 2024.

La carrera de la artista, en una 'playlist' de 10 canciones

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Ignasi Fortuny
Diseño y animaciones:
Andrea Hermida-Carro
Coordinación:
Rafa Julve y Ricard Gràcia