El Liceu ya no es lo que era: a favor y en contra de una puesta al día radical

Tras estrenar una ópera hecha con los vecinos del Raval, acoger la polémica 'Tosca', los montajes de Plensa y Abramovic y una pieza sobre la intersexualidad, varias voces opinan sobre la carrera que la veterana institución ha emprendido hacia la modernidad, que la mayoría ve con buenos ojos

El Liceu estrena 'Siete muertes de Maria Callas' de Marina Abramovic.

El Liceu estrena 'Siete muertes de Maria Callas' de Marina Abramovic. / JORDI COTRINA

Marta Cervera

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El giro del Liceu con más propuestas arriesgadas y atrevidas de lo habitual ha conquistado a la mayoría de seguidores del Gran Teatre. La apuesta por la compositora Raquel García-Tomás, que ha triunfado con 'Alexina B.', una ópera sobre una persona hermafrodita, así como la performática propuesta '7 deaths of Maria Callas' de Maria Abramovic y la hipnótica versión de 'Macbeth' realizada por el escultor Jaume Plensa han dado mucho que hablar. También han abierto el coliseo a otro tipo de público. Algunas propuestas han gustado más que otras pero, en general, la mayoría de aficionados consultados por El Periódico aplauden la audacia.

El encadenamiento de estos tres títulos, sumados a la polémica puesta en escena de 'Tosca', inciden en la línea que ha abierto en el Gran Teatre Víctor Garcia de Gomar, director artístico desde 2019. Ese 'Liceu de les arts' con el que soñaba cuando llegó al cargo ha eclosionado con fuerza esta temporada. Fruto de esa unión entre la plástica y la lírica y de sus ganas de ir más allá de las fronteras físicas del coliseo, acaba de desembarcar en la antigua cárcel Modelo otra propuesta soprendente: el 'Viaje de invierno' de Franz Schubert acompañadas de unas proyecciones animadas de obras del pintor y escultor Antonio López.

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liceu / JORDI OTIX

La mayoría de melómanos consultados aplauden la línea de programación del Liceu. Aunque algunos montajes han gustado más que otros, hay unanimidad total en cuanto a 'Alexina B.', una ópera redonda desde el punto de vista musical, escénico e interpretativo. Un éxito. "Un estreno mundial implica riesgos. Afortunadamente el resultado de 'Alexina B.' es excepcional. Era impensable que gustara tanto y a tanta gente diferente. Yo fui al estreno y repetí el último día. Me encantó", admite Jaume Graells, presidente de Amics del Liceu.

Graells también considera interesante haber dado la posibilidad a Plensa de asumir 'Macbeth' aunque su puesta en escena no convenciera a todos por igual. El homenaje a la mítica Maria Callas de Marina Abramovic fue un puntazo, en su opinión. "Es un espectáculo que se había visto en grandes teatros como los de Múnich, París y Ámsterdam". En el fondo, como en cualquier arte, la ópera necesita de miradas nuevas y diferentes. "Independientemente de si gustan o no, el Liceu debe conectar a distintos creadores actuales de ámbitos diversos porque la ópera es el arte total, la suma de música, teatro, danza y escenografía". No puede quedarse anclado en el pasado.

Aunque fue recibida con grandes aplausos, tras su estreno en el Liceu, algunos miembros del mundo del arte reconocían que esperaban más de Abarmovic. "Estuve a punto de gritar 'The artist is dead' en mitad de la representación", confesaba el filósofo Xavier Bassas. "Y las entradas eran muy caras", critica. Tampoco le convenció a Raquel Friera, artista visual actualmente enfrascada en el proyecto 'Feminizing art history' donde versiona performances míticas de la historia del arte. La propuesta de Abramovic le pareció demasiado simple. "Los vídeos tenían una estética kitsch, con colores saturados. Estaba lejos de lo que se está haciendo en el mundo del videoarte ahora mismo". Para comprobarlo, añade, basta con pasar por la exposición en la Virreina de Pedro Costa.

Riesgo y coherencia

"Está muy bien que el Liceu busque propuestas arriesgadas. Puestas en escena provocadoras y rompedoras ya ha habido antes", dice Víctor Estapé, compositor y Director académico del Conservatori Superior del Liceu. Lo que ocurre es que ahora se han encadenado varias cosas que salen de lo habitual. Respecto a la polémica provocada por el montaje de 'Tosca' de Rafael R.Villalobos señala: "tenía una puesta en escena muy consecuente, pero me pareció algo forzado el paralelismo con Pasolini".

"El 'Macbeth' de Plensa era visualmente muy interesante pero la dirección de actores anticuada, no aportaba nada". Y aunque aplaude 'Alexina B.', le pone una pega: "El lenguaje musical no es especialmente innovador. Musicalmente resultan más transgresoras otras óperas que se han visto en el Liceu de George Benjamin, Joan Guinjoan y Benet Casablancas". Pero le ha gustado cómo la obra se acerca a un tema tan complejo como el de las personas intersexuales. "Es muy respetuosa, nada morbosa y logra que el público se interese por el tema", señala. "Al utilizar un lenguaje más asequible, con mucha melodía, llega mucho, también por el gran trabajo de todo el equipo: cantantes, orquesta y dirección de escena". Le gustaría ver más ópera de hoy en el Liceu, "combinadas con ópera de gran repertorio con puestas de escena innovadoras pero coherentes con la dramaturgia musical".

Como compositor que es, Estapé anima a quien le haya gustado 'Alexina B.' a no perderse la próxima edición de 'Oh!pera', donde los nuevos creadores pueden experimentar con óperas de pequeño formato. "Es una manera de dar oportunidad a más gente sin asumir demasiado riesgo porque montar una ópera es caro". Pero le gustaría que el Liceu a estrenara una ópera de nueva creación en la sala principal "cada año o dos años máximo".

Fascinada con 'Alexina B.'

Magda Gassó, una veterana abonada al Liceu, salió "fascinada" con la ópera de García-Tomàs. "Es que incluso le gustó a la gente de gustos digamos conservadores más reticente a lo más moderno y contemporáneo", indica. "Todo cuadraba: las voces, la delicada puesta en escena, el libreto era fantástico y la música también". Ensalza el gran trabajo del equipo femenino que hay detrás y que se arriesgaran "con un tema complejo y poco amable" como el de la identidad de género, muy actual también. "El arte está para hacernos cuestionar cosas, desde otras miradas y lecturas". Más allá de su valor artístico, resalta: "Me encantó que el Liceu apostara por una compositora. Ya tocaba porque esta es la segunda que lo consigue en 49 años". La propuesta de Abramovic no la vio porque "aquello no era una ópera".

El 'Macbeth' de Plensa le dejó sensaciones ambivalentes. "Es un Verdi, aunque no una sus obras más conocidas", apunta. "Tuve la impresión de que cada uno iba por su lado. Aunque la escenografía era espectacular y la música sonó muy bien, no se produjo esa conjunción de todas las artes que es la ópera. Hubo momentos en los que tenía la sensación de estar viendo una exposición de Plensa en la que salían cantantes". Eso sí, tiene claro que quiere seguir viendo más apuestas, tanto en la línea de revisar clásicos desde un óptica atrevida como de dar cancha a nuevos creadores. Desde el elitista Círculo del Liceu, con fama de conservador, han preferido no opinar.

Sin duda todas las últimas obras del Liceu han despertado interés, generado mucho debate y atraído a nuevos públicos que nunca había pisado el coliseo. Y falta por ver todavía qué aportará a final de temporada el regreso de Calixto Bieito. El autor de polémicas puestas en escena de 'Un ballo in maschera', de Verdi y 'Don Giovanni', de Mozart presentará en julio su versión de 'L' incoronazione di Poppea', de Claudio Monteverdi, una de las primeras óperas de la historia.

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