Aventura artística y social

'La gata perduda', un proyecto titánico entre Liceu y Raval

Marta Cervera

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"Visca el Raval i Visca el Liceu!", se escuchó desde un palco una de las espectadoras al acabar la sonora ovación con la que un público entregado despidió el estreno de ‘La gata perduda’, una ópera comunitaria -que quedó en musical- cocreada por gente del barrio del Raval. Quizás muchos no habían escuchado o visto ópera alguna antes de pisar el Liceu pero conocían de sobras el tema del que trataba pues el antiguamente llamado Barrio Chino era protagonista. 

La creación de 'La gata perduda', una obra singular con música del compositor Arnau Tordera y libreto de Victoria Szpunberg -inspirado en parte en 'Matar al Chino' (Virus Editorial), de Miquel Fernández González- ha acercado dos universos que hasta hace poco vivían de espaldas. Muchos se reconocieron en las historias que veían en el escenario. Todos los protagonistas principales eran cantantes profesionales Pau Armengol (Magnate), Joan Sáez (secretario), Rocío Martínez (arquitecta), Marta Infante (curadora), Albert Casals (detective), Óscar Peñarroya (el camello del Raval) y Dianne Ico (la gata). Pero el coro integrado por cerca de 300 vecinos, la voz del Raval, fue la verdadera estrella.

Sus integrantes, además, representaban a otros tantos vecinos aparecían representados visualmente en escena con enormes fotos de su cara impresas en el vestuario. El himno del Raval, como muchos comentaban al salir, les representaba. Mérito de ello es de Szpunberg que recorrió el barrio entrevistándose con gente de todo tipo. "Hay mucha conciencia política en el Raval, muchas culturas y mucho asociacionismo", dice la autora de la historia que mezcla una trama fantasiosa con otra de carácter social y político.

La caña de Maki Navaja

Frases literales que escuchó de los vecinos aparecen en la obra. Y algunos de los entrevistados como los veteranos rockeros del bar Maki Navaja situado cerca de Sant Pau del Camp hasta tuvieron un protagonismo especial. Sus apariciones en la ópera aportaron un toque ‘heavy’ y reivindicativo. En su primer aparición disimulados en una escenografía hecha con andamios cantaron: "Éramos lúgubres pero orgullosos, ahora todo es neoliberal. Había lucha y resistencia, ahora solo hay penitencia. Antes éramos catorce bares y ahora no comes ni un puto menú, los gatos se comen a las ratas, y nada más, y nada más!"

Lástima que el primer día problemas con el sonido hizo perder pistón a sus cañeras canciones. También hubo intervenciones de un grupo de rumba, representantes de esos gitanos del Carrer la Cera que llevan la música de Peret en las venas, y un conjunto de hip-hop que dejó claro que las nuevas generaciones son igual o más combativas y creativas que otras.

Valor social

Más allá de la calidad artística, el proyecto debe valorarse por su valor social, por la implicación de esas 1000 personas que de una manera u otra han hecho posible culminar esta inmensa aventura. Lo recuerda Szpunberg: "Esta no es una ópera al uso. Es un proyecto profundamente colectivo. Interviene la voz de tanta gente que es muy importante saber que tú, como creador, no estás en el centro". Unas 70 asociaciones e instituciones del Raval han formado parte del proyecto, con la estrecha colaboración de la Fundació Tot Raval y la complicidad del Distrito de Ciutat Vella.

"Esta no es una ópera al uso. Es un proyecto profundamente colectivo"

— Victoria Szpunberg, libretista

Ha sido una experiencia dura pero enriquecedora tanto para Tordera, que ha dedicado dos años y medio para componer la música, como Ricard Soler, director de escena y Alfons Reverté Mallol, director musical que capitaneó una orquesta de músicos del Conservatori del Liceu, insertada también en el barrio. Adrià Pinar se encargó de la escenografía y Montse Amenós del vestuario. El de los protagonistas destacaba del resto por sus tonos metálicos y brillantes. Fue co-creado en los talleres de Dona Kolors del carrer de l'Om. "Unas 25 personas participamos en el proyecto. La capa dorada del magnate [el malo de la película que vive en la cima de la ciudad y quiere hacer un pelotazo inmobiliario en el Raval] nos llevó mucho tiempo. Tiene muchas capas de boata, telas y bordados", destaca Nuria Corominas desde este taller de ropa surgido de una iniciativa de las monjas oblatas surgida en el Lloc de la dona en 2017, una ONG que ayuda a mujeres vulnerables.

"Ha sido interesante ver el mundo de la ópera por dentro, descubrir las entrañas del Liceu"

— Nuria Corominas, de Dona Kolors

La confección de los vistosos trajes fue difícil pero en julio los habían entregado, cumpliendo los plazos estipulados. "Estamos orgullosas del resultado". Las primeras reuniones para hablar del proyecto fueron en 2019. "Ha sido interesante ver el mundo de la ópera por dentro, descubrir las entrañas del Liceu". Y añade: "Esto nos ha dado más seguridad en nosotras mismas. Hemos visto que podemos diseñar otras cosas más allá de ropa de mujer. Nos gustaría hacer más cosas para el teatro o los musicales." El público -que asistió con precios populares a las dos únicas funciones del miércoles y el viernes- disfrutó a tope, destaca. "Aunque no fuera Wagner, para ir al Liceu por primera vez ya está bien lo que se hizo. Le sacó al Liceu algo de esa pátina de lujo y de burguesía que todavía tiene."

"Fue espectacular y dio visibilidad a una realidad invisible para muchos. Mostró la parte humana del Raval"

— Aziz Faye, de Top Manta

El vestuario del coro se llevó a cabo en Can Batlló. donde se trasladó de la firma Top Manta, creada por el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. "Nos desalojaron del local del taller y vinimos aquí", recuerda Aziz Faye. Aunque siguen manteniendo en el barrio la tienda de esta marca de ropa solidaria. Ver sus prendas en el escenario del Liceu le flipó. "Me gustó todo. Fue espectacular y dio visibilidad a una realidad invisible para muchos. Mostró la parte humana del Raval."

Para Blanca Fernández, jubilada pero superactiva en la defensa del barrio, habían aportado fotos antiguas y sus experiencias como vecina de la calle Hospital desde los años 70. "Me encantó cómo mezclaban todo, fotos antiguas con cosas modernas como hip-hop y música sinfónica y coral. Disfruté como una loca. Me emocionó más que 'Aida' o 'Nabucco'. ¡No me esperaba ese montaje!", señala tras el impacto del estreno. Mientras hablamos se escuchan en la calle peleas entre drogadictos. Eso no salía en la ópera, por cierto, y lo agradece. "Ya se ha atacado demasiado el barrio durante años. Solo faltaba que metiéramos en el Liceu metamos a toda esta chusma porque esto es cosa de la policía y de los jueces".

"Esta obra ha demostrado la potencia del trabajo en equipo. El compromiso de todos ha sido fundamental"

— Arnau Tordera, compistor

Otros como las diferentes corales integradas en una sola voz en la ópera han dedicado más de un año a ensayar no solo la parte vocal, también las coreografías para moverse por el escenario con naturalidad. La coordinación de todos los coros de Cristina Colomer, también ha sido clave. "El coro del Raval, formado por gente muy diversa, es el gran personaje de esta ópera tanto cuando canta como cuando está en de forma latente, siempre presente", reconoció Tordera, el músico de Obseses, satisfecho con esta increíble aventura. "Esta obra les ha demostrado la potencia del trabajo en equipo, del esfuerzo conjunto. El compromiso de todos ha sido fundamental", destaca. No era fácil tampoco acostumbrarse a trabajar en un escenario tan imponente como el Liceu. La mayoría de participantes ha descubierto el edificio por primera vez.

Tordera, pese a vive en Tona, conoce bien el Raval pues estudió en el Taller de Músics, que colaboró en el proyecto con siete alumnos. En su opinión el libreto refleja bien el barrio: "Contiene su espíritu reivindicativo y combativo, su resistencia. Son gente trabajadora que no se deja dominar por las instituciones y rechaza cualquier estigma". En la obra no se vieron yonquis ni prostitutas en la obra pero sí se habla de "barrio prohibido".

También aparecen temas como la especulación inmobiliaria, el turismo que invade sus calles para quedarse solo con lo superficial y hasta aparece un camello, tan fácil de reconocer por su aspecto -lleva un 'cap gros' de ese animal- como por su letanía: "Amic, eh! ¡Amigo, amigo! My friend!... Col·lega, col·lega, una birra, una birra? Pastis, marihuana, coca, speed? Caramels, o bé 'hachis' i xocolata i marihuana, amfetamines i 'pirules', quin menú! I 'papelas' i volcans o barbitúrics o bé kisa, unes rodes i 'jaimitos' tots per tu!"

"Hemos rebajado los muros entre el Liceu y el Raval. Hay que alimentar esta relación"

— Valentí Oviedo, director general del Liceu

Nuevos proyectos

'La gata perduda' recibió un empujón gracias al proyecto europeo TRACTION, Opera co-creation for social transformation. Del medio millón de euros del presupuesto de esta aventura iniciada hace cuatro años, el 70% ha sido cubierto por esta iniciativa europea de integración social liderado por la empresa Vicometch. Quién sabe si inspirará vocaciones entre los participantes en este inmenso proyecto. Lo que está claro es que la relación entre la gente del Raval y del Liceu ha cambiado. Valentí Oviedo, director general del Liceu, cuenta que las actividades para escolares del Petit Liceu a la que nunca acudían los centros del barrio donde se ubica el coliseo se han apuntado por primera vez a las mismas. La idea es mantener el contacto con el vecindario. "Hemos rebajado los muros entre el Liceu y el Raval. Hay que alimentar esta relación", admite. Afirma que seguirán invitando a cantantes de las corales del Raval a los ensayos generales del Liceu.

En en el futuro la idea es extender esta experiencia a otras zonas de Barcelona y del área metropolitana. "Cada tres años haremos un proyecto comunitario de estas características aplicando la misma metodología en barrios de Barcelona o del Área Metropolitana". Encontrar barrios con un tejido asociativo bien organizado con gente como Tot Raval no será fácil.

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