Conflicto en Oriente Próximo

Las familias de los rehenes israelíes aún por liberar se sumen en la incertidumbre y la agonía: "Es una guerra psicológica"

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Acto en Tel Aviv para reclamar la liberación del matrimonio Shiri y Yarden Bibas y sus hijos Kfir, de 10 meses, y Arie, de 4.

Acto en Tel Aviv para reclamar la liberación del matrimonio Shiri y Yarden Bibas y sus hijos Kfir, de 10 meses, y Arie, de 4. / ILIA YEFIMOVICH / DPA

Andrea López-Tomàs

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En otra vida, en la vida que había antes del 7 de octubre, la familia Avigdori discutía por nimiedades. Como cualquier otra familia. Noam, la más pequeña del núcleo familiar, insistía en ampliarla con un perro. Sus padres no estaban del todo convencidos. Ahora, después de pasar casi 50 días en cautiverio en la Franja de Gaza, tras ser secuestrada en el kibbutz Beeri junto a su madre, Sharon, la posibilidad de cumplir con ese capricho de la preadolescente se ha convertido en la mayor de las bendiciones para el padre de Noam. Hen Avigdori le prometió a su hija pequeña en televisión delante de todo el país que, cuando volviera a casa, irían en busca de un perro juntos. Sus "dos chicas", como las llama él, fueron liberadas el sábado y ya están de vuelta en Hod Hasharon, en el centro del Estado hebreo. Pronto llegará el perro más deseado de todo Israel.

"Al final, serán dos (perros) porque otra de las rehenes israelíes en Gaza, también liberada estos días, se comprometió a ayudarla a adoptar un perro", explica su tío, Zohar Avigdori. Aunque Zohar ha podido disfrutar del reencuentro más ansiado de sus dos vidas, la de antes y la de después del fatídico 7 de octubre, no se ha entregado a la felicidad. "Cuando la gente fuera del círculo de las familias de los rehenes y desaparecidos se muestra contenta y me da la enhorabuena, simplemente no puedo sentirlo, el trabajo no está terminado", confiesa, sincero. Aunque han salido una cincuentena de los cautivos que fueron secuestrados el 7 de octubre, quedan al menos 167 de ellos. Por ahora, Hamás sólo ha liberado a mujeres y niños israelíes, tal y como anunció que haría. Sólo un hombre con también nacionalidad rusa ha salido de Gaza. Los demás no se prevé que lo hagan durante esta tregua que termina el miércoles.

"Hoy tampoco están en la lista"

Zohar, como muchas otras familias, no se ha desvinculado del activismo de presión que han ejercido los seres queridos de los cautivos desde que fueron secuestrados. "Tenemos que actuar a una en esto", afirma. En los últimos días, son mayoría las familias que no han salido de la agonía y la incertidumbre, aunque han compartido la felicidad puntual por los reencuentros de sus nuevos amigos. Sin permitirse momento alguno de descanso, la familia Bibas sigue movilizada para traer a los suyos de vuelta a casa. Hace 53 días que Offri no sabe nada de su hermano Yarden, ni de su cuñada Shiri, ni de sus sobrinos Ariel, de 4 años, y Kfir, que ha cumplido 10 meses en cautiverio. "Hoy tampoco están en la lista", lamenta frente a la prensa internacional, a la que atiende en una videollamada desde su coche entre actos y manifestaciones.

"Quiero creer que es parte de una guerra psicológica contra nosotros, que les está funcionando perfectamente porque los últimos cuatro días han sido una pesadilla total", confiesa, agotada. Tanto Offri como su primo, Aylon Keshet, también volcado en recuperar a su familia, creen que Shiri y los niños fueron separados de su padre. Además, el lunes el Ejército israelí les informó que la familia Bibas fue transferida por Hamás a otro grupo armado palestino en Gaza. Así se abagaban, quien sabe si definitivamente sus esperanzas de que sean liberados durante este alto el fuego. Un día antes de que termine, han reunido a decenas de personas en la renombrada Plaza de los Cautivos de Tel Aviv para recordarlos lanzando globos naranjas, del mismo color que la melena de los cautivos más jóvenes aún presentes en Gaza.

Ataques a soldados

Los rehenes hasta ahora liberados no se han dirigido aún a la prensa. Sus familiares siguen siendo su voz mientras se sumen en el descanso y el duelo. "Noam y Sharon están abrumadas, porque se están dando cuenta de que ahora son celebridades" en Israel, explica Zohar Avigdori. "Además, en este tiempo, no han podido comprender del todo lo que pasó el 7 de octubre; al salir, en el día más feliz de sus vidas, han descubierto que han perdido a tres miembros de la familia y que comunidades enteras fueron borradas y quemadas en un sólo día", constata, también desde un coche en movimiento. Además, la mayoría de los detalles sobre su cautiverio no son públicos, ya que podrían ayudar al Ejército israelí a encontrar a aquellos que quedan cuando retomen su operación terrestre.

Durante este martes, la tregua ha vuelto a tambalearse tras las denuncias de las tropas israelíes de una violación del alto el fuego. Según el Ejército, tres artefactos explosivos habían sido detonados cerca de soldados en dos incidentes separados en el norte de Gaza, provocando que varios de ellos resultaran levemente heridos. A pesar de este incidente, se ha mantenido el penúltimo intercambio programado de 10 rehenes israelíes por 30 presos palestinos. Hamás también ha liberado a otros dos rehenes de otra nacionalidad. Mientras, los Bibas viven "a oscuras". "No sabemos nada sobre su bienestar ni su condición ni dónde están retenidos", reconoce Ayllon Keshet, primo de Yarden y Offri. "Este es un escenario de pesadilla, es muy dura esta incertidumbre y estamos terriblemente preocupados por ellos", confiesa, mientras con su mano sujeta un retrato del pequeño Kfir y viste una camiseta que reza 'Traerlos de vuelta a casa ahora'.

"Es una cuestión humanitaria desde el día uno", denuncia Offri Bibas. "Esto es un crimen de guerra y pedimos al Gobierno israelí y a los negociadores de Qatar y Egipto que hagan todo lo que puedan para devolver a las mujeres y los niños a casa, tal y como prometieron en el acuerdo de alto el fuego", subraya. Aquellas familias que ya tienen a sus seres queridos en casa echan la mirada más lejos. "Es importante que el objetivo de los rehenes pase por delante del de aniquilar a Hamás", aclara Zohar Avigdori. "Es lo mínimo, ya que el contrato de los ciudadanos de Israel con su Gobierno que se rompió el 7 de octubre tardará décadas en recuperarse", constata, entre anécdotas vividas los últimos días en el hogar familiar que se han convertido en tesoros.

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