Guerra con Hamás

La semana que cambió a Israel para siempre

Evacuados del sur de Israel: "Si no matábamos a los milicianos de Hamás, nos mataban a nosotros"

EL PERIÓDICO, en Sderot, la zona cero del horror de Hamás: "No tenemos tiempo para llorar a los muertos"

DIRECTO | Última hora tras los ataques de Hamás, muertos, reacciones y situación hoy en Palestina

Andrea López-Tomàs

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Cualquier israelí recordará dónde estaba el 7 de octubre de 2023. Esa madrugada Hamás irrumpió en Israel para “poner fin a todos los crímenes de la ocupación”, tal y como anunció el comandante militar de la milicia palestina, Mohammed Deif. Parapentes y cohetes tomaron el cielo. Lanchas cañoneras perfilaron el Mediterráneo. El supuesto “muro de hierro” entre Gaza e Israel fue arrasado por excavadoras en 30 brechas distintas. Miles de proyectiles volaron hacia las ciudades israelís. Bases militares costeras invadidas. Más de 1.500 hombres armados sembraron el caos 30 kilómetros al interior del territorio hebreo. Un festival de música empapado de sangre. 

Las imágenes de las masacres aún se reproducen sin descanso en los teléfonos israelís. Ese día murieron 1.300 personas en Israel. Murieron asesinadas en sus casas, en sus calles. Ese día cambió para siempre al Estado y al pueblo de Israel

“Nunca desde el Holocausto, ni siquiera entonces, asesinaron a tantos judíos en un sólo día”, repite Gabriel Trzewik, argentino-israelí del kibbutz Dvir. A más de 31 kilómetros de la Franja de Gaza, allí no llegó nada más que las cotidianas sirenas durante ese trágico shabat. Pero, en cualquier rincón de Israel, la sensación es la misma. La incursión sin precedentes de Hamás en su territorio y la violencia ejercida contra su población, con asesinatos y raptos hacia Gaza, han traído el trauma del genocidio judío a sus casas. Nadie en el Estado con el índice de militarización más elevado del mundo estaba preparado para protegerlo. 

“Redes de solidaridad”

El error de cálculo fue catastrófico. Aunque gran parte de la ciudadanía cree que aún no es momento de señalar culpables. Pero los detalles que se van conociendo (averías sin reparar en los globos de vigilancia, subestimación del enemigo, una advertencia egipcia desdeñada, y un nefasto etcétera) van enfadando a la población. Tras horas de combate que se alargaron hasta el anochecer, unos 1.500 combatientes de Hamás murieron en territorio israelí. En sus cuerpos, se descubrieron planos y mapas que demuestran que tenían información sobre el número de soldados que podrían encontrar, cuánto tardarían en llegar los refuerzos locales y de dónde. Sabían que tenían que matar y tomar rehenes “para negociar”. 

Mientras la población del sur de Israel sucumbía al caos, el silencio de sus líderes acabó de desesperarles. En pleno 'shabat', día sagrado del judaísmo, que coincidía con el final de las festividades del Sukkot, las autoridades tardaron al menos un par de horas en responder. “Todas las redes de protesta [en contra de la reforma judicial del gobierno del primer ministro, Binyamín Netanyahu] se transformaron en redes de solidaridad”, explica Trzewik. “El país oficial no estaba”, denuncia. Pero la respuesta, o venganza, según como se mire, no ha terminado hasta el día de hoy, aunque tampoco lo hará mañana. A medida que Israel ha ido enterrando a sus caídos después de descubrir los horrores perpetrados en estas localidades fronterizas, ha lanzado 6.000 bombardeos sobre Gaza

Acusaciones de limpieza étnica

Un par de días después de la sorpresa, sometió a la población palestina del enclave a un bloqueo total: sin electricidad, sin agua, sin gasolina, y sin alimentos. El lunes Hamás amenazó con ejecutar a un rehén por cada ataque a objetivos civiles sin aviso previo. Israel ignoró la amenaza y ha seguido bombardeando, matando al menos 2.215 palestinos en una semana. La Unión Europea y Estados Unidos se han volcado con las autoridades israelís, dándoles apoyo político e, incluso, militar. Un regalo inesperado para el impopular Netanyahu. Mientras, las calles de Occidente rugen en contra del “genocidio y la limpieza étnica en tiempo real” al que Israel está sometiendo a los palestinos de Gaza.

El ataque más mortífero jamás perpetrado en territorio israelí está provocando otra matanza mucho mayor en el bloqueado enclave. Las masacres cometidas en los kibbutzim del sur, lugares conocidos por su ideología izquierdista, han sacudido a una población que, hasta no hace mucho, participaba en iniciativas por la paz con sus vecinos gazatís. “No entra en mi imaginación ni en mi recuerdo que soldados israelís entren casa por casa en Gaza y maten a gente”, afirma Trzewik. La oenegé de su mujer Yael solía recoger en el punto fronterizo de Gaza a niños que necesitan asistencia médica y los trasladaba a hospitales israelís. “Pero yo no quiero dominar a otro pueblo si volvemos a entrar y los ocupamos; no se van a convertir al judaísmo por mucho que les bombardeemos”, ironiza.

Evacuación de Gaza

A modo de mecanismo de supervivencia, los israelís tratan de superar el trauma creando redes de solidaridad, hasta el punto de que Netanyahu ha formado un gobierno de unidad con el líder de la oposición, Benny Gantz. “Mientras protestábamos, nos llamaban anarquistas, pero estábamos ahí porque queremos a nuestro país, como hoy”, señala Trzewik desde el kibbutz. “Dios no nos va a salvar, nos vamos a salvar nosotros”, constata este socialista. Después del mayor fallo de seguridad de la historia de Israel, ni el país ni la sociedad ni su confianza en el Gobierno, el Ejército y sus servicios de inteligencia serán los mismos. Tampoco su posición en la región durante los últimos años, ni su relación con los palestinos.

Pero, sobretodo, la que no volverá a ser igual es la Franja de Gaza y ese es uno de los objetivos expresados por los líderes israelís durante esta semana. Los miles de bombardeos no se han detenido mientras el Ejército israelí exigía a el 1,1 millones de población del norte de Gaza que abandonara la zona antes de las 15.00 horas. Millares de familias han huido presas del pánico, temiendo la inminente invasión terrestre y sin saber si algún día podrán regresar. Los aviones israelís han bombardeado las carreteras seguras por las que les ha ordenado circular. También han anunciado el asesinato de algunos líderes del ataque del 7 de octubre. La ONU señala que sus refugios ya no son seguros, mientras Gaza y los gazatís desaparecen. Una semana después de aquel sábado que lo cambió todo, Netanyahu, por fin, ha visitado por primera vez a sus tropas en la Franja en una arenga en la que les ha preguntado: "¿Estáis listo para la siguiente fase?".

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