En nueve meses

Irán, Arabia Saudí y la democracia en Israel centran la primera reunión entre Biden y Netanyahu

Israel ya sufre el impacto económico y social de la reforma judicial

75 años del Estado de Israel: de la utopía socialista a una democracia en riesgo

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y el presidente de EEUU, Joe Biden, durante el encuentro que ambos han mantenido en Nueva York en el marco de la Asamblea General de la ONU.

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y el presidente de EEUU, Joe Biden, durante el encuentro que ambos han mantenido en Nueva York en el marco de la Asamblea General de la ONU. / KEVIN LAMARQUE / REUTERS

Andrea López-Tomàs

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Tras más de nueve meses de espera, el primer ministro israelí Binyamín Netanyahu lo ha conseguido. Por fin ha tenido su reunión con el presidente estadounidense Joe Biden. Aunque el lugar y las formas han sido otro indicativo de las pocas ganas que tenía el líder estadounidense de este encuentro. Biden ha encajado a su homólogo israelí entre sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas que se está celebrando esta semana en Nueva York.

En su primera reunión desde que Netanyahu regresó al poder en diciembre, los dos representantes han discutido su enemistad compartida con Irán, la normalización de relaciones con Arabia Saudí y también han hablado de la democracia en Israel, en peligro por la polémica reforma judicial del gobierno actual. 

Lejos de la Casa Blanca, a diferencia de las ocasiones anteriores en el Despacho Oval, se han encontrado dos políticos que se conocen “desde hace más de 40 años”, según Netanyahu, en un hotel cerca de las Naciones Unidas. El actual Ejecutivo de Israel, el más derechista de su historia, fue el primer punto de desacuerdo entre ambos aliados. Luego, la revisión del poder judicial que ha lanzado a media sociedad israelí a las calles ha hecho alejarse a la administración Biden de un gobierno que busca debilitar a su Corte Suprema. Por eso, las primeras palabras de Biden han sido claras: “Hoy vamos a discutir algunas de las cuestiones difíciles, como defender los valores democráticos que se encuentran en el corazón de nuestra asociación, incluidos los pesos y contrapesos en nuestros sistemas, y preservar el camino hacia una solución negociada de dos Estados”.

"Compromiso férreo"

Más allá de esta primera reprimenda pública, el líder de Estados Unidos ha consolado a su socio al “garantizar que Irán nunca, nunca adquirirá un arma nuclear”. Por su parte, también ha celebrado los avances en la normalización con Arabia Saudí, algo que, según Biden, sería impensable hace una década. Delante de la prensa, Netanyahu ha expresado la necesidad del apoyo estadounidense. “Creo que bajo su liderazgo, señor presidente, podemos forjar una paz histórica entre Israel y Arabia Saudita, y creo que esa paz sería de gran ayuda para avanzar hacia el fin del conflicto árabe-israelí, lograr la reconciliación entre el mundo islámico y el Estado judío y promover una paz genuina entre Israel y los palestinos”, ha añadido ante las cámaras. “Incluso cuando tenemos nuestras diferencias, mi compromiso con Israel es férreo”, ha respondido Biden.

Después, los dos mandatarios se han reunido durante una hora en privado. En este encuentro, el líder estadounidense habría expresado su preocupación por la expansión de los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada, así como por la reforma judicial de Netanyahu, que desató nueve meses de protestas masivas y atrajo críticas en el extranjero, también en Washington. En ocasiones anteriores, Biden describió el gobierno de su aliado como “uno de los más extremistas” en la historia de Israel. Aún así, ha defendido la importancia del Estado hebreo para que todos los judíos del mundo se sientan protegidos. “Si no existiera Israel, tendríamos que inventar uno”, ha repetido, señalando lo “esencial” que es este país.  

Protestas en EEUU

Tras este retrato de su apretón de manos, Netanyahu puede volver a casa con una pequeña victoria. Entre la debacle de su popularidad en las encuestas, Bibi, apodo del primer ministro israelí, se perfila a sí mismo como el estadista, amigo de grandes líderes mundiales que solía ser. El día antes, se reunió por primera vez en persona con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Este encuentro es un gran hito a medida que ambos países van mejorando sus tensas relaciones por ser Turquía un histórico aliado de los palestinos. Erdogan y Netanyahu acordaron visitarse pronto en los países del otro, según la oficina del israelí. También Biden le ha dicho que le espera en “Washington a finales de año”.

Netanyahu lleva toda la semana en EEUU, donde primero aterrizó en el estado de California. En Silicon Valley, se reunió con el CEO de X, Elon Musk, para hablar de inteligencia artificial y antisemitismo. Ni a miles de kilómetros de su país el primer ministro israelí se ha podido deshacer de su oposición. Centenares de personas le han seguido protestando contra la reforma judicial que consideran que pone en riesgo la democracia israelí. A su llegada, los manifestantes proyectaron un mensaje sobre las paredes de la famosa cárcel de Alcatraz en San Francisco. “Bienvenido, Bibi”, se leía, al lado de un Netanyahu ataviado con un uniforme naranja de preso.