Coalición de gobierno inédita

Bennett y Lapid aúnan esfuerzos para destronar a Netanyahu en Israel

Líder de los colonos, Naftali Bennett es un multimillonario hecho a sí mismo que aboga por la anexión de la Cisjordania ocupada

Yair Lapid hace uso de su nombre sinónimo de consenso para crear un Ejecutivo multicolor que acabe con los 15 años de 'Bibi' en el poder

Naftali Bennett y Yair Lapid

Naftali Bennett y Yair Lapid

Andrea López-Tomàs

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Ambos integraron gobiernos de Binyamin Netanyahu. Y ahora buscan crear el suyo propio sin él. Son Naftali Bennett y Yair Lapid, aliados que destronarán al rey Bibi. Después de 15 años en el poder, su final está más cerca que nunca. El centrista Yesh Atid, liderado por Lapid, encargado de formar gobierno, da un paso al lado para que sea el ultraderechista Yamina, con Bennett al frente, quien gobierne durante los dos primeros años del mandato. Gracias a un Ejecutivo multicolor, Israel parece estar a las puertas de un momento histórico: el fin del reinado de Netanyahu. 

"Un gobierno de personas de derecha, izquierda y centro que le dicen al público israelí: sabemos cómo trabajar juntos y no nos odiamos unos a otros". Así es como Lapid ha vendido el "acuerdo del cambio" con Bennett, con quien hasta este miércoles seguirán ultimando los detalles. "Nuestra primera prueba es ver si podemos encontrar compromisos inteligentes en los próximos días para lograr el objetivo mayor", ha añadido el líder de Yesh Atid.

Hermanados ante este objetivo mayor de desbancar a Netanyahu, Bennett y Lapid buscan salvar a Israel de un ciclo electoral sin fin. Ambos conocen de cerca a 'Bibi'. Tanto el jefe de Yesh Atid como el líder de Yamina formaron parte de uno de sus efímeros gobiernos. Años después, desde posiciones ideológicas dispares, estos dos personajes de la política israelí se encuentran con una meta superior. Pero, ¿quiénes son? ¿Qué tan alejados están? ¿De dónde vienen?

NAFTALI BENNETT, líder de los colonos

"Nuestra estrategia contra la escalada de violencia se asienta en dos pilares fundamentales: primero, matar a los atacantes palestinos y, segundo, destruir sus viviendas". Con estas palabras de 2015, Naftali Bennett, entonces ministro de Educación, ahondaba en el odio hacia los palestinos que lleva décadas profesando. El posible futuro primer ministro de Israel es un convencido defensor de la necesidad de anexionar la Cisjordania ocupada. Líder de los colonos, su mano de hierro ha permeado todos sus discursos. 

Millonario hecho a sí mismo, Bennett es hijo de inmigrantes estadounidenses de San Francisco. Hace 49 años, nació en Haifa aunque pasó gran parte de su infancia en Estados Unidos. Su acento delata sus días en Nueva York trabajando en el sector de la alta tecnología. Allí vendió su empresa de software antifraude, Cyota, por 145 millones de dólares en 2005. Eso explica su defensa a ultranza del liberalismo económico y su apoyo a la reducción de los impuestos y la burocracia. 

Bennett se identifica con el movimiento colono tras presidir el Consejo Yesha que protege a los radicales judíos que viven en la Cisjordania ocupada. Insiste en que los territorios palestinos no están bajo ocupación porque "nunca hubo un estado palestino aquí". Si accede al cargo, el líder de Yamina se convertirá en el primer ministro de la historia de Israel que viste kipá, la pequeña gorra que cubre parcialmente la cabeza. También aboga por una línea dura contra Irán, como su antiguo jefe. 

Hace tres lustros, entre 2006 y 2008, el abanderado de la derecha religiosa de Israel fue el jefe de personal de Binyamin Netanyahu. Participó en tres de sus gobiernos como ministro de Servicios Religiosos, de Educación y de Defensa. Este último cargo lo abandonó hace apenas un año. Antiguo comando de las fuerzas especiales, Bennett nombró a su hijo mayor en honor al hermano de Netanyahu, Yoni, caído en combate en Uganda en 1976. Yoni es uno de los cuatro hijos que comparte con su esposa Gilaf, una chef repostera, en el suburbio de Raanana de Tel-Aviv. 

Al entrar en política, Bennett fue el jefe de personal de Netanyahu y luego participó en tres de sus gobiernos como ministro de Servicios Religiosos, de Educación y de Defensa

Camaleónico como pocos, Bennett aparca su religiosidad para respetar discretamente los derechos de los homosexuales y mostrarse liberal en su planteamiento de la relación entre religión y estado en un país secuestrado por los ultraortodoxos. El domingo, al anunciar su acuerdo con Lapid, insistió en que tanto la derecha como la izquierda tendrían que comprometerse en asuntos ideológicos. El ultraderechista sigue convencido del proyecto de anexión de los territorios ocupados. Si este gobierno variopinto se convierte en una realidad, Bennett tendrá que aparcar su sueño otra legislatura más. 

YAIR LAPID, sello de moderación

Lapid, en Israel, es sinónimo de secular. Y de supervivencia. Para explicar a Yair, hay que pasar por Yosef, su padre. Sobrevivió al Holocausto en la extinta Yugoslavia para emigrar a Israel en 1948, cuando se creó el estado. Allí, fundó el partido liberal y laico Shinui, Cambio en hebreo, en 1999. Antes, era un escritor y periodista de renombre. Su firme oposición al poder de los ultraortodoxos en la política israelí le convirtió en protagonista de acalorados debates en televisión. 

Apenas 12 años después, Lapid hijo seguiría sus pasos. No le bastaba con ser hijo del ateo más famoso de Israel y de la aclamada escritora Shulamit Lapid. Ni tampoco con ser la cara bonita de la televisión israelí. Hace nueve años, Yair Lapid, la estrella del periodismo israelí, dio el salto a la política con su partido Yesh Atid, Hay Futuro. A sus 57 años, Lapid encarna el laicismo y la apertura de la capital que le vio nacer, Tel-Aviv. 

Su estreno en las urnas fue un éxito. En 2013, obtuvo 19 diputados en la Knéset, el Parlamento israelí, dos menos de los que tiene ahora. Así, siguiendo la estela de su padre –su laicismo no le impidió pactar con los derechistas de su época–, Yair se unió al gobierno de Netanyahu. Durante año y medio, fue ministro de Finanzas hasta que el omnipresente 'Bibi' le despidió. No tuvo tiempo para apuntalar su proyecto de facilitar la compra de viviendas a las parejas jóvenes tras la resaca del 15-M israelí en 2011. 

También siguió los pasos de su progenitor en el amor al casarse con la escritora Lihi Lapid, con quién tiene dos hijos. Él mismo es autor de varias novelas. Su trabajo esporádico como guionista le llevó hasta el mismísimo Hollywood, tras divorciarse de su primera esposa con quien tuvo su primogénito. Durante décadas, su icónica mandíbula era un sello de entrevistas incisivas en directo en la televisión y columnas mordaces en periódicos rivales desde su juventud. 

En el 2013, Lapid se unió al gobierno de Netanyahu como ministro de Finanzas pero tras año y medio, el omnipresente Bibi le despidió

El centrista apoya una solución de dos estados para el conflicto israelí-palestino aunque venera la indivisibilidad de Jerusalén como capital del Estado hebreo. Su programa reformista pone el foco en la lucha contra la corrupción y los privilegios de la comunidad ultraortodoxa, que supone apenas un 12% de población en un país de mayoría secular. 

Armado de consenso y moderación, Lapid se persona como la figura que puede conseguir los apoyos de formaciones políticas alejadas ideológicamente con tal de derrocar a Netanyahu. Con solo nueve años en política, el líder de la oposición es capaz de sacrificar su liderazgo en el gobierno a favor de Bennett con el objetivo de que se una a su proyecto. Y, por ahora, sus esfuerzos funcionan.

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