Parálisis política

El presidente de Israel encarga al principal rival de Netanyahu formar gobierno

El centrista Yair Lapid tiene ahora 28 días de plazo para intentar formar un nuevo Ejecutivo, y de momento cuenta con el apoyo del ultraderechista Yamina

El líder del partido Yesh Atid busca un gabinete de unidad nacional con varias formaciones que acabe con el primer ministro más longevo de la historia del país

Israel Yesh Atid

Israel Yesh Atid

Andrea López-Tomàs

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El fin de Netanyahu parece más cerca que nunca. Después de cuatro semanas de negociaciones, el primer ministro de Israel ha sido incapaz de formar gobierno. Por ello, el presidente Reuven Rivlin ha encargado la tarea a Yair Lapid, líder del centrista Yesh Atid, tras recibir el apoyo de 56 diputados. Lapid ya ha ofrecido al ultraderechista Naftali Bennett, de Yamina, el proyecto de un gobierno de unidad y ha aceptado. Siete u ocho formaciones de distintos colores se unirían con un único objetivo: acabar con la era Bibi. 

Pero el primer ministro más longevo de la historia de Israel no se rendirá fácilmente. Aunque se encuentra en su momento más bajo desde que asumió el cargo en 2009, Netanyahu sacará toda su artillería para evitar que Lapid forme gobierno. Achacó a Bennet la imposibilidad de conseguir una coalición, aunque los siete escaños del partido ultraderechista no le habrían servido para tener la mayoría de 61 diputados.

“Cerró la puerta de golpe” a una coalición de derechas, ha declarado Bennett este miércoles. Hacedor de reyes por excelencia, el líder de Yamina ofreció a Lapid su colaboración para lograr un gobierno de unidad que le permitiría a él ser primer ministro. “No será fácil para nadie y no será necesariamente un gobierno natural”, ha dicho al hacer un llamamiento a todos los partidos de derecha para unirse a un “gobierno amplio de emergencia” que evite unas quintas elecciones en dos años. 

¿Quintas elecciones?

Si son incapaces de formar gobierno, el país se vería forzado a celebrar unos quintos comicios. Esta nueva cita electoral sería el peor escenario posible para la oposición, ya que la población no perdonaría a los culpables que han ahondado la crisis política. La alternativa sería, de nuevo, Bibi. El 70% de los israelís consideran que a pesar de las negociaciones en curso, el país se dirige a nuevos comicios en otoño, según un estudio del Instituto de la Democracia de Israel. 

Por el momento, un gobierno de Lapid solo tendría el apoyo de 58 miembros de la Knesset. Los partidos árabes probablemente se abstendrán, aunque de ellos depende en gran parte el futuro de la coalición. Netanyahu lleva semanas ejerciendo una intensa presión sobre los miembros de Yamina para disuadirlos de unirse al bloque de centro-izquierda. La campaña empieza a dar frutos ya que uno de los diputados ya ha anunciado que está en contra de compartir el poder con Lapid.  

Ahora Lapid –y Bennett– tiene por delante 28 días para convencer a las formaciones que este Ejecutivo es lo menos malo dentro de lo peor. El 2 de junio termina su plazo. Si fracasa, como ha hecho Netanyahu tres veces en los últimos dos años, se abre un período de 21 días en que cualquier miembro de la Kneset que pueda obtener las firmas de 61 diputados recibirá el mandato. Si nadie lo logra, los electores volverá a ser llamados a las urnas por quinta vez consecutiva. 

Hijo de ministro

“Necesitamos un gobierno que refleje el hecho de que no nos odiamos unos a otros”, ha celebrado Lapid tras el anuncio en televisión de Rivlin. “Un gobierno en el que la izquierda, la derecha y el centro trabajen juntos para abordar los desafíos económicos y de seguridad que enfrentamos”, ha añadido el líder de Yesh Atid.“Un gobierno que demuestre que nuestras diferencias son una fuente de fortaleza, no de debilidad”. Este periodista e hijo de ministro está el 2015 en la oposición.

A sus 57 años, lleva ocho en el Parlamento israelí tras sus éxitos como columnista y presentador de televisión. Su nuevo partido le llevó a conseguir el poderoso puesto de ministro de Finanzas en una efímera coalición que logró con Netanyahu. Desde el centro-izquierda, Yesh Atid ha criticado los vínculos del primer ministro con los partidos ultraortodoxos y ha exigido su dimisión por su juicio por corrupción. La maquinaría política de Netanyahu ya está trabajando para acabar con la carrera política de Lapid, y de todos aquellos que se interpongan entre la inmunidad y Bibi.