Pendientes del traspaso

Rodalies y Ferrocarrils de la Generalitat, dos mundos ferroviarios con poco que ver

¿Cómo será el traspaso de Rodalies a Catalunya?

Los sindicatos de Renfe y Adif convocan 5 días de huelga ante el traspaso de Rodalies a Catalunya

EDITORIAL | Rodalies, la clave está en la financiación

Un tren de Rodalies

Un tren de Rodalies / MANU MITRU

Cristina Buesa

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Una de las pocas cosas que tienen en común es que los dos servicios ferroviarios nacieron en 1979. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) como empresa pública adscrita al Departament de Territori (entonces de Política Territorial i Obres Públiques) y Cercanías, creada por Renfe. En 2010, con el 'traspaso' de titularidad al Govern, cambió de nombre por el de Rodalies. Ahora se ha pactado nuevamente el traspaso porque, 13 años después, se ha demostrado insuficiente. La Generalitat tiene experiencia en la gestión de FGC, pero las dimensiones de la red, del volumen de estaciones y trenes o los pasajeros que mueven son completamente distintos.

La infraestructura

La longitud de las dos redes es seguramente el dato que mejor demuestra la disparidad entre Rodalies y FGC. En el primer caso son 1.119 kilómetros de vías mientras que, en el segundo, alcanzan los 276 kilómetros. Ferrocarrils tiene principalmente dos trazados metropolitanos (Barcelona-Vallès y Llobregat-Anoia) que suman 16 líneas, además de la de Lleida-La Pobla; dos líneas de cremallera o dos de mercancías, entre otras unidades de negocio vinculadas al esquí y la montaña. En la infraestructura de Renfe hay seis líneas (dos má si se considera la R2 partida entre norte y sur), pero la particularidad del 'ocho' que forman la R4 (Sant Vicenç de Calders-Manresa) y la R2 (Sant Vicenç de Calders-Granollers-Maçanet de la Selva) carga de complejidad la gestión ya que cuentan con 160 y 170 kilómetros cada una, casi como todo FGC. En cuanto a las estaciones, los ferrocarriles catalanes suman 81 estaciones mientras que Rodalies tiene 200, 94 gestionadas por Adif y el resto por Renfe.

Los trenes

A la disparidad en la extensión de los kilómetros de línea se suma igualmente el volumen de material rodante. Renfe posee 271 trenes para ofrecer el servicio de Rodalies mientras que FGC solo tiene 103. Esta divergencia se explica sobre todo por el tipo de prestación que dan: mucho más urbana y con trayectos más cortos en el segundo caso mientras que la ferroviaria española opera viajes más largos. Otra variable a tener en cuenta es que los trenes de Renfe comparten la infraestructura con otros servicios de larga distancia o de mercancías. Ferrocarrils también se reparte el uso de las vías con algún servicio de carga, pero es testimonial. En cuanto a la edad de las máquinas, FGC trabaja con unidades de 27 años atrás (como los UT 112 que datan de 1996) pero también con los flamantes UT 115 que se estrenaron el año pasado en el Vallès. La media de antigüedad del material rodante de Rodalies es de 20,2 años, y la de Ferrocarrils es de 18,7 años.

Los viajeros y la plantilla

Con estas vías y estaciones, estos trenes y este tipo de servicio... ¿qué poder de convocatoria tiene Rodalies y Ferrocarrils? Los últimos datos de volumen de pasajeros del 2022 dan al primero 108,5 millones de viajeros mientras que las personas que usaron la red ferroviaria de la Generalitat el año pasado fueron 79,02 millones. Para prestar el servicio, FGC tiene una plantilla de 2.125 personas aunque hay que tener en cuenta que aquí está también todo el personal vinculado a turismo y montaña. Por su parte, Renfe tiene 2.500 empleados, entre directos e indirectos. A pesar de que en 2010 se traspasó (en parte) la gestión de Rodalies a la Generalitat, los recursos humanos siempre han seguido dependiendo de la empresa estatal, lo que ahora provoca intranquilidad entre sus trabajadores, cuyos sindicatos han anunciado cinco días de huelga a partir del día 24.

Las incidencias

Pero si hay un aspecto en el que el imaginario colectivo siempre compara es en el volumen de incidencias que se producen en uno y otro servicio ferroviario. Los problemas en Rodalies son un dolor de cabeza diario entre los pasajeros recurrentes y las obras que se han llevado a cabo en los últimos meses para actualizar una infraestructura abandonada durante décadas tampoco han ayudado. A esto se suma la habitual utilización de los datos de averías y prestación del servicio que Renfe y el Govern se disparan a conveniencia, en función del momento político. Los datos de la Generalitat hablan de 831 incidencias graves en Rodalies en 2022 mientras la operadora ferroviaria defiende que el 92,7% de sus trenes son puntuales, teniendo en cuenta que se considera impuntual a partir de 3 minutos. En el otro lado, Ferrocarrils (que sí coincide en los 3 minutos para valorarlos), cuenta la calidad del servicio a partir de un índice de calidad propio, que pondera la afectación. Según sus datos, sumando las dos líneas metropolitanas y la de Lleida-La Pobla, en 2022 hubo 87 incidencias.

El modelo de gestión

Y llegado a este punto, con todos los datos y características de una y otra empresa, el debate está en saber si Ferrocarrils de la Generalitat tiene el músculo suficiente para asumir Rodalies, algo cuya respuesta depende del interlocutor. Desde el Govern hace tiempo que se defiende que sí, mientras que (antes del pacto alcanzado) la ministra de Transportes Raquel Sánchez ponía en duda. Ferrocarrils firma un contrato programa plurienal con la Generalitat en el que se establecen los planes en la infraestructura, los trenes o el personal. El actual es vigente hasta el 2026. Esta claridad permite velar por las inversiones, algo mucho más difícil con Rodalies, donde la multiplicidad de interlocutores lastra la transparencia. Para empezar, no existe un contrato programa vigente entre Renfe y Territori, pese a que en los últimos años han estado a punto de firmarlo varias veces. Esto provoca que las inyecciones presupuestarias que proceden del ministerio, de Adif o de la propia empresa sean difíciles de evaluar. A esto, además, se suma la discusión sobre el pago de la ampliación de servicios que pide la Generalitat a Renfe, que no siempre se han abonado.

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