Cata Menor

El 'ramen' no es el culpable de la crisis de la 'escudella', por Pau Arenós

El enemigo es el cambio climático y estos calores de febrero

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La 'escudella' de Jordi Vilà, con palillos y cuchara japonesa.

La 'escudella' de Jordi Vilà, con palillos y cuchara japonesa. / Pau Arenós

Pau Arenós

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Superado el fulgor periodístico de los cinco minutos, que es lo que dura una noticia, entro en Va de Cuina, la tienda de viandas del chef Jordi Vilà (Alkimia/Al Kostat) junto al Mercat de Sant Antoni en busca de su ‘escudella’ para llevar. Fue un ‘hit’ del mes de noviembre.

Jordi es un tío listo y aunque los medios de comunicación lo adoran, él siempre se ha considerado poco mediático.

La estrategia de la ‘escudella’, como alternativa al omnipresente ‘ramen’ (así lo han interpretado quienes escribieron sobre la revelación), es buena, aunque el apellido en inglés perjudica el propósito localista. ¿Escudella Street? Vaya, no creo que los turistas sean el objetivo, o tal vez sí.

La Escudella Street del Va de Cuina de Jordi Vilà.

La Escudella Street del Va de Cuina de Jordi Vilà. / Pau Arenós

Compré del vaso de cartón XL a 12,80 euros (más o menos el mismo precio que cuesta el bol en Ramen-ya Hiro, quien comenzó en Barcelona la ‘ramenización’), lo llevé a casa, cogí una cuchara japonesa o china y unos palillos en busca de la concordia y también del cachondeo.

Para mi gusto, un caldo demasiado claro, aunque correcto, así como apetecibles eran la ‘pilota’ y las verduras y las carnes debidamente cortadas para una degustación callejera. En desacuerdo con la sustitución de los ‘galets’ por codos. O no: ¿deja de ser una ‘escudella’ porque haya alteraciones?

En un recetario del 2013 lancé la propuesta de la ‘escudella ramen’, también pacificadora y escribí, hace casi una década, sobre el peligro de la 'ramenización'. Error. Si se secaran todas las ollas japo, la ‘escudella’ seguiría como el pantano de Sau. El enemigo es el cambio climático y estos calores de febrero.

La iniciativa de Jordi es estimulante, pero para que prospere los colegas tendrían que seguirla, abrir quioscos escudilleros al estilo de las castañeras para un acceso sencillo y que los restauradores se lanzaran a versionarla y rejuvenecerla porque, en realidad, no hay una receta inamovible puesto que es un plato calorífico y de subsistencia.

Imprescindibles, a mi parecer, el caldo, la pasta y la 'pilota'. Menos ceremonia y más pragmatismo.

Sí a la ‘escudella’, sí al ‘ramen’, sí al cocido, sí al minestrone, sí al 'phở', sí al ‘lamian’, sí a todas las sopas con pasta.

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